Economía

El fantasma de la depresión acecha a EEUU entre la fatiga fiscal y un récord de infecciones

  • El Ejecutivo de Trump augura que lo peor ya ha pasado
  • Se espera otro paquete de recate fiscal en las próximas semanas
El presidente de los EEUU, Donald Trump. Reuters
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La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuenta con pocos argumentos a la hora de continuar con la defensa de su credo, que augura que la mayor economía del mundo ya ha pasado lo peor. El espejismo de la recuperación en V tras una recesión para la historia, tanto por su profundidad como su fugacidad, parece obviar una serie factores que todavía amenazan con desatar la tormenta perfecta.

A medida que las infecciones repuntan a un ritmo récord en algunos estados del país, como Florida, Texas o Arizona, la crisis sanitaria vuelve a cobrar protagonismo en un país donde el Remdesivir, uno de los tratamientos para el Covid-19 fabricado por Gilead Sciences, puede costarle 3.120 dólares a un paciente de a pie con seguro médico privado.

También en EEUU, con 2,55 millones de contagios, el uso de mascarillas se ha politizado, con un presidente que evita su uso en público y con el último sondeo del Pew Research Center indicando que los demócratas son más propensos a reconocer su uso que los republicanos. Joe Biden, el candidato presidencial demócrata, ha defendido que, si estuviera en la Casa Blanca, "haría todo lo posible para exigir que las personas tengan que usar protección en público". Su ventaja sobre Trump en los sondeos a nivel nacional supera ya los 9 puntos.

La intensificación de casos en gran parte del país es una amenaza creciente para la recuperación a medida que el inquilino de la Casa Blanca aboga por defender la contención del virus y el apoyo a la economía son factores mutuamente excluyentes. Sin embargo, una población sana es una condición necesaria para una economía fuerte.

Mientras el mercado y los inversores han optado por centrar su entusiasmo en el repunte de las ventas minoristas, que crecieron un 18% el pasado mes, cuando la economía sumó 2,5 millones de empleos, la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) ya avisaba hace unos meses que la mayor economía del mundo generará 8 billones de dólares menos en su actividad durante la próxima década. Es decir, una recuperación completa no llegará hasta más allá de 2030.

Todo ello en un momento en que casi el 40% de los trabajadores de menor salario perdieron sus empleos en marzo. De hecho, más de 40 millones de personas han llegado a estar desempleadas entre marzo, abril y mayo. Los economistas esperan que el 42% de las personas despedidas no volverán a sus empleos previos. "Para que la relación entre el empleo y la población vuelva a su punto máximo, necesitamos crear al menos 30 millones de empleos", señala Torsten Sløk, economista jefe de Deutsche Bank.

Fin del estímulo

Precisamente, otra de las amenazas más inminentes reside en lo que se conoce como el "acantilado fiscal", es decir, se acaban las medidas de estímulo en un momento clave para los consumidores. Si la Casa Blanca y los legisladores no apremian sus negociaciones, los fondos de 2,8 billones de dólares, el equivalente al 13% del PIB, aprobados en marzo quedarán agotados. En ellos se incluyó no solo el cheque directo de 1.200 dólares, que ignoró a las casi 15 millones de familias inmigrantes en empleos esenciales, también los 600 dólares extra a la semana como parte de los subsidios por desempleo.

"Se espera que los legisladores aprueben otro paquete de rescate fiscal en las próximas semanas, aún así su tamaño debería aumentar con las nuevas infecciones", avisa Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics, quien recuerda que si las negociaciones fracasan, "la economía seguramente se contraerá de nuevo este otoño".

Al fin y al cabo, sin más ayudas, muchos estadounidenses que entraron en la crisis viviendo mes a mes con sus salarios, incrementarán los impagos de préstamos e hipotecas. La CBO ya indica que cada trimestre hasta finales de 2021, los consumidores estadounidenses comprarán entre 300.000 y 370.000 millones de dólares menos de lo que hubieran gastado si la pandemia nunca hubiera hecho acto de presencia.

Esto tendrá un efecto dominó en las pequeñas y medianas empresas. Pese a que el Programa de Protección de Nóminas (PPP, por sus siglas en inglés) ha ofrecido préstamos a fondo perdido por valor de 670.000 millones de dólares y relajado sus requisitos, se estima que al menos 100.000 pequeños comercios cerrarán sus puertas para siempre.

Por último, no se debe pasar alto el agujero en los presupuestos de los gobiernos estatales y locales, cuya brecha puede ascender al billón de dólares y forzar el recorte masivo de servicios y empleos, que podrían traducirse en una destrucción adicional de 5,3 millones de puestos de trabajo.

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