El año pasado las compañías del S&P 500 emplearon 811.000 millones de dólares para recomprar títulos propios, es decir, estas operaciones representaron el 30% del gasto de efectivo realizado por las principales empresas patrias.
En los últimos seis años, la demanda de acciones propias por parte de las cotizadas estadounidenses ha llegado a duplicarse, convirtiéndose así en uno de los principales pilares sobre los que se asienta el mercado alcista. Sin embargo, la ingeniería financiera que avala la compra de acciones propias, que este año podrían superar los 700.000 millones de dólares, ha encontrado detractores en el Capitolio de Estados Unidos.
Los senadores demócratas Chuck Schumer y Bernie Sanders ya exigieron en un editorial publicado por el New York Times el pasado 3 de febrero orquestar un proyecto legislativo que impida que las compañías recompren sus propias acciones a no ser que primero paguen a sus empleados al menos 15 dólares a la hora además de ofrecer vacaciones pagadas y beneficios sanitarios.
El objetivo es alentar a las empresas a invertir en el futuro
Elizabeth Warren, senadora demócrata por Massachusetts y aspirante a la presidencia en 2020, lidera el proyecto de "Ley de Capitalismo Responsable" para limitar la práctica de recomprar acciones. Por su parte, el senador republicano, Marco Rubio, publicó esta semana un informe en el que recomendaba que se frenen las ventajas fiscales que disfrutan las recompras de acciones sobre los dividendos.
El objetivo es alentar a las empresas a invertir en el futuro en lugar de otorgarles incentivos fiscales para recompensar a sus accionistas. "El efectivo gastado en la recompra de acciones no es efectivo gastado en inversiones de capital", destacó Rubio en el documento presentado por el Comité de Pequeñas Empresas de la Cámara Alta que el mismo preside.
Eliminar las recompras obligaría a las empresas a cambiar las prioridades a la hora de gastar su efectivo
En este contexto político, los estrategas de Goldman Sachs, liderados por David Kostin, han elaborado un informe analizando las consecuencias que eliminar la posibilidad de recomprar acciones propias tendría para el mercado. Eliminar las recompras obligaría a las empresas a cambiar las prioridades a la hora de gastar su efectivo y tendría varias implicaciones potenciales para el mercado.
La primera consecuencia se dejaría notar en el crecimiento del beneficio por acción, que se ralentizaría dado que generalmente las recompras aumentan el beneficio por acción al reducir la cantidad de títulos en circulación. Durante los últimos 15 años, la brecha entre el beneficio por acción y el crecimiento agregado de los beneficios de una compañía del S&P 500 ha oscilado alrededor de 260 puntos de media.
En segundo lugar, los expertos de Goldman consideran que prohibir o limitar la recompra de acciones aumentará el gasto de efectivo por parte de las empresas en dividendos, fusiones y adquisiciones y reducción de deuda, pero no el gasto en capital. Al mismo tiempo, ampliará los rangos de negociación en el S&P 500 además de aumentar la dispersión y volatilidad en el rendimiento de las acciones.
Por último, frenar las recompras reducirá la demanda de acciones dado que las recompras superan con creces la demanda total de títulos en renta variable cuando se comparan con otras categorías, algo que a su vez también se traducirá en valoraciones más bajas para las compañías. De esta forma, en un mundo sin recompras, el crecimiento del beneficio por acción a futuro podría reducirse en 250 puntos básicos, según estiman desde Goldman.