Puede parecer un gesto meramente simbólico que la ciudadanía europea sienta vergüenza por conducir un Tesla, pero lo cierto es que este sentimiento tiene un impacto real, que golpea a Musk donde más le duele y, al mismo tiempo, lanza una señal clara a quienes ocupan puestos de liderazgo europeo para que no deleguen la sostenibilidad en unas pocas y grandes empresas privadas.

Investment Strategist en Triodos Investment Management