Redactor de Bolsa & Inversión

Japón, con una de las mayores cargas de deuda gubernamental de entre las economías desarrolladas, está al borde del colapso. El Gobierno o, mejor dicho, los Gobiernos -cuatro primeros ministros desde 2020- de Tokio están teniendo dificultades para gastar como antes. La inversión pública, a cargo de deuda facilitada por los bajos tipos de interés del banco central, ha sido el mecanismo de inercia que ha mantenido al país asiático con el pulso constante. Ahora, los subsidios a agricultores de zonas rurales desfavorecidas, los programas de ayuda a las familias para capear la inflación o el programa de inversión en defensa -necesario con una China que se rearma en silencio y amenaza en el frente marítimo- están en peligro.

Wall Street se reconoce en la imprevisibilidad de lo que puede venir. Revisar o reducir sus guías para los próximos trimestres es algo de lo que se habla en todos los despachos de dirección del medio millar de empresas que componen el índice rey del mercado de renta variable: el S&P 500. Y es que, a pesar de lo que las cuentas de resultados de los tres primeros meses de 2025 han demostrado la buena forma en la que se encuentran las corporaciones norteamericanas, la escalada arancelaria de Trump de principios de abril promete llevar al traste a cualquiera de las previsiones hechas hasta ahora.

Apenas le queda un recorrido al alza del 3% a la acción de Nvidia para acabar con las pérdidas que lleva acumuladas en el año. El fabricante estadounidense de semiconductores, una de las acciones reina de los mercados mundiales, lleva años entre las favoritas de las apuestas de los inversores, especialmente, desde su ascenso meteórico en 2022. Hoy, tras la caída de principios de año provocada por la irrupción de la inteligencia artificial generativa china de DeepSeek, la compañía se negocia en los niveles similares a finales del mes de febrero y se prepara para subir en un contexto en el que todos están pendientes del informe trimestral de resultados que dará a conocer este próximo miércoles a cierre del mercado.

¿Y si la bolsa europea es la sorpresa de 2025? Era la gran pregunta que se hacía en todos los mentideros del mercado allá por finales de 2024 cuando la euforia de que hubiera ganado Donald Trump las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos -con la consiguiente agenda de liberalización económica prometida en campaña- llevó a los mercados de renta variable de la otra orilla del charco a máximos nunca antes visto. Optimismo que continuó unos meses en el tiempo, pero que desapareció de un día para otro tras aquel Día de la Liberación de principios de abril en el que el republicano sacó a relucir su particular tabla de aranceles y llevó a los mercados a una suerte de vorágine autodestructiva de la que, a las puertas del mes de junio, algunos parqués del planeta todavía no se han recuperado.

Las bolsas europeas cotizaban con movimientos muy contenidos en la media sesión, pero una publicación de Trump en redes sociales ha cambiado el rumbo de la jornada y se ha cargado la semana bursátil. Las caídas en el Viejo Continente han llegado a acercarse al 3% después de que el presidente de Estados Unidos haya "recomendado" un arancel del 50% para Europa a partir del 1 de junio. A cierre, se han moderado las pérdidas y el selectivo español ha terminado con un retroceso del -1,18% y en los 14.104,1 puntos.

El ecuador de la década ha colocado a Europa frente a una de sus encrucijadas más complejas de enfrentar desde la pandemia: volver a ser una región autónoma. El Viejo Continente, desgastado por las guerras comerciales y las tensiones geopolíticas, baila ahora al compás de una partitura compleja de ejecutar. A pesar de contar con un crecimiento económico anémico -la Comisión Europea ha revisado a la baja sus proyecciones, hasta el 0,9% este año para la eurozona-, la bolsa no aqueja esta realidad que se acompasa con la batalla silenciosa que libra Bruselas para encontrar su hueco en el nuevo orden mundial.

El automóvil europeo está viviendo en el ecuador de esta década su transformación más radical desde la revolución industrial. Los beneficios estimados de los grandes fabricantes de coches del Viejo Continente han sufrido, en apenas cinco meses de 2025, un recorte cercano a los 25 puntos porcentuales con retrocesos especialmente severos para el lujo de Porsche o la accesibilidad de los vehículos de Stellantis. Una debacle proyectada de las cuentas cuyo espejo en el que mirarse está en la bolsa: el índice sectorial Stoxx 600 Automobiles & Parts, a pesar de mantenerse positivo en el año (2,2%), ha perdido más de un 16% de capitalización en los últimos doce meses y está muy lejos de los máximos recientes.

La transformación estratégica de China hacia un nuevo modelo de país abierto a las nuevas tecnologías, energías verdes y alianzas con el Sur Global, junto con la ambición de la India de convertirse en la nueva fábrica del mundo están redefiniendo el equilibrio económico de Asia.

El Ibex 35 ha tardado 17 años en recuperar el nivel simbólico para el mercado de los 14.000 puntos. Desde que el 2 de mayo de 2008 cerrara en los 14.060 puntos, el selectivo de la bolsa nacional no había conseguido volver a reunir esas cinco cifras sobre el parqué. El pasado viernes lo hizo en un movimiento que lo devuelve al punto de partida de hace algo más de una década y media. Periodo durante el cual, el Ibex 35 Total Return, es decir, el índice que incluye la reinversión de los dividendos que pagan las empresas que lo integran, se ha revalorizado más de un 123%, lo que lo ha llevado a escalar hasta niveles históricos, por encima de los 50.000 puntos.

El 2 de mayo de 2008 cerró en los 14.060 puntos después de haber clausurado la sesión el 14 de enero de aquel mismo año en los 14.431,9 enteros. En aquel momento tardó algo menos de cinco meses en recuperar este nivel simbólico para el mercado. Ahora, ha tardado 17 años. El Ibex 35 vuelve a coquetear con esas cinco cifras redondas olvidadas, hasta ahora, en los viejos boletines de negociaciones que descansan en el archivo de Bolsas y Mercados Españoles (BME) en el Palacio de la Bolsa de Madrid. El selectivo de la bolsa española, confirmando el desmarque iniciado hace meses del resto de bolsas mundiales y al calor también del alemán Dax -aunque hay que tener en cuenta que el germano es un índice en el que se incluyen dividendos-, cerró la sesión del pasado miércoles a poco más de un 1% de distancia de los 14.000 puntos.