Redactor de Bolsa & Inversión

El tabú de hablar de la fragmentación de Europa. Ahora que China y otros países emergentes están resurgiendo de las cenizas pasadas -quizás al calor del orden multipolar roto por Estados Unidos-, el poder y la presencia de un Viejo Continente, otrora cuna de la civilización occidental tal y como era entendida hasta hace no tanto, es cada vez más marginal y su voz, más débil. Aun con todo, no puede decirse que la Unión Europea sea un actor denostado o que carezca de poder e influencia a nivel planetario. Todavía hoy, según argumenta el autor José Ignacio Torreblanca en el libro La fragmentación del poder europeo, esta alianza de países es una de las mayores economías del mundo, el segundo bloque comercial, el mayor donante de ayuda al desarrollo y la segunda fuerza militar del planeta. Un poder que, en todo caso, se ejerce de forma fragmentada.

Ni el temor a una recesión inminente -al calor de la debilidad de los datos macroeconómicos de EEUU y China- ni el aumento de la oferta de crudo, que será un hecho a lo largo de este verano, tras el pacto en la OPEP+ para producir 441.000 barriles al día, parecen ser suficientes como para desfondar al petróleo, que recupera ya el pulso perdido en la última semana negociándose por encima de los 65 dólares por barril. Una mejoría que insufla valor entre los inversores y grandes casas de análisis, que vuelven a fijar su atención sobre la bolsa española y, concretamente, en Repsol.

El optimismo vuelve a inundar el sentimiento inversor en Europa que se recupera ya por completo del 'golpe' perpetrado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 2 de abril al iniciar su cruzada arancelaria contra el mundo durante el bautizado como Día de la Liberación. El Ibex 35 ha vuelto a renovar sus máximos anuales este viernes sobre los 13.554,1 puntos, esto es un 0,4% por encima de los niveles previos a la fuerte liquidación de mercado de principios del mes pasado y representa un 0,6% de ganancia en la última semana.

No es una sorpresa que el mercado recompensa la estabilidad sobre el temperamento. La Reserva Federal de Jerome Powell, imbatible a los continuos ataques del presidente de los EEUU, Donald Trump, lo ha vuelto a demostrar en las últimas horas y así lo valoran los inversores: el dólar se revaloriza frente a otras divisas de referencia como el euro. Mientras tanto, los rendimientos de los bonos estadounidenses muestran signos de estabilización tras un volátil mes de abril tensionado por el Día de la Liberación de Trump, con el que el republicano decidió iniciar una guerra comercial contra el resto del mundo que, al poco, tuvo que dejar en barbecho con una pausa de 90 días en la aplicación de los gravámenes. Tres meses para negociar que parecen estar dando ya sus frutos: EEUU ha llegado en las últimas horas a un pacto 'integral' con Reino Unido para reducir los aranceles.

China fijó el 5 de marzo de 2025 un objetivo de crecimiento de "alrededor del 5%" para 2025 y de ahí no piensa salirse Xi Jinping. Quizás porque no alcanzar esta cifra -en sintonía con la media de la última década- supondría admitir al mundo que el dragón dormido ya no puede dar más de sí y eso Pekín no se lo puede permitir -máxime ahora que los EEUU de Trump acechan de cerca- suceda lo que suceda. Puede ser que por esa razón, entre otras muchas, haya incrementando también recientemente el techo de déficit presupuestario hasta 4% del PIB -el nivel más alto en 15 años- y por lo que va a emitir 4,4 billones de yuanes en bonos especiales locales para financiar infraestructuras críticas y estabilizar el sector inmobiliario. China puede que esté en crisis, pero esa imagen no es la que se debe dar al mundo.

Las expectativas de crecimiento económico por las que comenzaron 2025 apostando todas las grandes gestoras de activos del mundo han resultado ser radicalmente diferentes a la realidad que los mercados han terminado mostrando. "Esperábamos un escenario muy distinto al que hemos tenido con el nuevo Gobierno", ha admitido la directora de estrategia de JP Morgan Asset Management, Lucía Gutiérrez-Mellado, en referencia al contexto político y económico fragmentado por las decisiones del republicano, Donald Trump, de imponer una batería de aranceles al mundo y sin avanzar en ninguna de las medidas anunciadas durante la campaña electoral en torno a la liberalización de la economía norteamericana.

Cambios constantes en los mercados globales en los que la rentabilidad se busca, aunque no a cualquier precio. La hoja de ruta, para algunos, está clara: seleccionar activos con convicción, apostar por la calidad sin renunciar a las valoraciones atractivas, y construir carteras baratas como única vía real de generar alfa sostenido. Así entienden la inversión Pablo Martínez Bernal, head of sales para Iberia y Borja Aguiar, sales director Iberia de Amiral Gestion.

Levantar expectativas tiene un precio y Palantir Technologies, hasta ahora la acción reina del S&P 500 en Estados Unidos, lo ha sufrido en sus propias carnes en las últimas horas. El gigante de los datos fundado por Peter Thiel presentó resultados con ingresos récord de 884 millones de dólares en el primer trimestre fiscal de 2025 (un 39% más que en 2024), pero decepcionó a los inversores con lo que espera de aquí en adelante. Y esto a pesar de que elevó su previsión anual de ingresos hasta los 3.902 millones de dólares con una cartera de pedidos de hasta 139 contratos y un flujo de caja libre ajustado que espera situar en la horquilla entre los 1.600 y 1.800 millones de dólares.

Auge sin precedentes para la defensa europea en 2025 y el índice sectorial Stoxx Europe 600 Total Market Aerospace & Defence así lo está recogiendo: ya está a menos de un 2% de los máximos históricos que tocó a finales de febrero cuando la fiebre por los tanques todavía era la protagonista en los titulares (antes de que llegara el cuadro de los aranceles de Donald Trump). Un resurgimiento que se produce con una tensión geopolítica en máximos -en la guerra de Ucrania y el conflicto en Oriente Medio siguen muriendo civiles día a día- que promete hacer mieles de las empresas de una industria a las que ahora les toca dar el callo.

Efecto arrastre en el petróleo. La caídas abruptas en menos de una semana (-8%) del crudo llevando de vuelta a la referencia europea de esta materia prima, el Brent, a niveles no vistos desde hace cuatro años, allá por 2021, entre los 58 y 60 dólares ya está teniendo réplica en el sector. La debilidad económica de EEUU y China y los enfrentamientos en el seno de la OPEP+ están detrás de esta crisis. Las estimaciones de beneficios de cara a cierre de 2025 para los titanes petroleros europeos (Repsol, Eni, BP, Shell, TotalEnergies, Galp y Equinor) ha caído más de un 17% en comparación con las cifras pronosticadas a principios de año, hace algo más de cuatro meses, hasta acercarse a los 126.700 millones de euros.