Redactor de Bolsa & Inversión

Fueron 104 horas. Exactamente, pasaron 6.240 minutos entre la noche del miércoles 2 de abril cuando en los jardines frente al Despacho Oval de la Casa Blanca el presidente de EEUU, Donald Trump, anunció unacruzada arancelaria contra el mundo y la tarde del pasado jueves 9 de abril en la que, a través de un mensaje en redes sociales, el mismo mandatario -que unas horas antes se jactaba de que tenía a más de 70 líderes mundiales "suplicando" negociar un acuerdo comercial- decretó una tregua parcial de 90 días, de la que dejó al margen a China, pero manteniendo unas tarifas a las importaciones del 10%. Algo menos de una semana tardó la deuda de EEUU en doblar el brazo al magnate materializando, precisamente, la imagen que él quiso evitar siempre a toda costa: la de un empresario-presidente supeditado al poder de los mercados.

Aprovechar las caídas para tomar posiciones. Es la postura, a grandes rasgos, que valoran desde algunos bancos de inversión desde hace unos días mientras observan la espiral de caídas en la que se ha instaurado Wall Street desde el anuncio del presidente de EEUU, Donald Trump, a las puertas de la Casa Blanca de emprender una guerra comercial contra el planeta. Para Chris Berkouwer, gestor del fondo Robeco Sustainable Global Stars Equities de la gestora neerladesa Robeco, una medida con muchas sombras y una fallida política de comunicación que están pagando los inversores.

El mercado de valores, esta vez sí, puede que sea un termómetro de cómo se encuentra el ánimo de los consumidores estadounidenses. La fuerte oleada de liquidaciones a la que han asistido los inversores desde el pasado jueves podría no solo reflejar el temor a una recesión, sino también contribuir a provocarla, ya que con la pérdida de valor de las carteras de inversión, el gasto de quien sale a la calle todos los días, es decir, el ciudadano de a pie, tiende a reducirse. También puede darse el efecto contrario de un plumazo, como lo ocurrido este miércoles con la pausa arancelaria de 90 días anunciada por Donald Trump. Por ahora, Trump parece que se pone del lado de las familias estadounidenses que poseen el 58% de las acciones de Wall Street.

¿Y si Trump habla en serio cuando dice que levantará una mejor -y más fuerte- economía tras el muro arancelario que lo aislará del resto del mundo? El plan del magnate mece sobre la cuna de la más antigua de las recetas desde la primera revolución industrial: levantar fábricas que lleven a EEUU a una nueva "edad de oro" entre las trabas comerciales más complejas que se recuerdan en la historia reciente y la imposibilidad (en la práctica) de encontrar trabajadores cualificados que las pongan en marcha en una economía con cifras cercanas al pleno empleo. ¿El problema? Las políticas de semblante autocrático y contradictorias rubricadas en los últimos días que amenazan con dar al traste con la liberación de un país en el que los cambios de rumbo tienden a desanimar a los ejecutivos de las empresas.

La sangría para los accionistas de la banca del Ibex 35 de la última semana ha inducido al sector en una especie de letargo pendiente de los próximos pasos de la Administración estadounidense en materia de aranceles después de haber escuchado a los bloques que, en otro momento, fueron lucrativos socios comerciales de EEUU: la Unión Europea, Corea del Sur o incluso Japón.

"Construye tus sueños". Aunque inicialmente BYD fue simplemente el nombre de una empresa que fabricaba baterías para teléfonos fundada en 1995 en China, con el tiempo adoptaron el significado de esa frase como su eslogan oficial y una forma de representar la filosofía de una marca que hoy es el tercer fabricante de vehículos del mundo por capitalización bursátil, con un valor superior a los 108.000 millones de dólares, casi un 400% más que en 2019.

Un escenario de estanflación en Estados Unidos es lo que más temen las gestoras y firmas de inversión ante el golpe al comercio global que ha provocado el anuncio de aranceles del 10% por parte del gobierno norteamericano, que se elevan al 20% en el caso de la Unión Europea y un 34% adicional en el caso de China. El efecto de un incremento de los precios en la primera potencia del mundo unido a un estancamiento del crecimiento se atisba en el horizonte a la espera de ver cómo se fraguan las negociaciones entre la Administración de Donald Trump y los países amenazados con la imposición tarifaria.

La consultoría de marketing digital Making Science ha cumplido recientemente los cinco años de vida en bolsa desde que dio el salto al BME Growth en plena crisis sanitaria del Covid-19. Bajo la dirección de José Antonio Martínez, entre los hitos destacados desde el nacimiento de esta firma competencia de titanes del sector como Havas y Publicis, la compañía va camino de alcanzar el beneficio neto a lo largo de los próximos meses con un horizonte claro sobre la mesa: 2027, año en el pondrán punto y final al primer plan estratégico de la empresa.

La gran banca española prepara una lluvia de dividendos en abril que podría alcanzar los 6.700 millones de euros reportando más de una alegría a los accionistas del mercado patrio durante el cuarto mes de un ejercicio en el que el Ibex entrará con el pulso cambiado por la liquidación de posiciones a la que se han enfrentado en las últimas semanas las bolsas de todo el mundo a raíz de las incertidumbres económicas provocadas por los vaivenes de la administración estadounidense de Donald Trump. Las compañías encargadas de repartir dividendos entre sus inversores serán Ebro Foods, Bankinter, Renta 4 Banco, BBVA, Línea Directa, CaixaBank, Unicaja Banco, Aena y Airbus.

El Banco Central Europeo (BCE) ha confirmado esta semana que acelerará en 2025 la reducción de la cartera de deuda pública del supervisor con el ánimo de acompasar el pulso del mercado con las subidas de los tipos de interés y la reducción de la presión inflacionista en la eurozona. En el caso concreto de España, el organismo que dirige Christine Lagarde menguará el valor en cartera de los bonos emitidos por las administraciones públicas nacionales en unos 51.000 millones de euros, casi un 42% más que los 35.971 millones de euros de los que se desprendió en el último año.