
Fueron 104 horas. Exactamente, pasaron 6.240 minutos entre la noche del miércoles 2 de abril cuando en los jardines frente al Despacho Oval de la Casa Blanca el presidente de EEUU, Donald Trump, anunció unacruzada arancelaria contra el mundo y la tarde del pasado jueves 9 de abril en la que, a través de un mensaje en redes sociales, el mismo mandatario -que unas horas antes se jactaba de que tenía a más de 70 líderes mundiales "suplicando" negociar un acuerdo comercial- decretó una tregua parcial de 90 días, de la que dejó al margen a China, pero manteniendo unas tarifas a las importaciones del 10%. Algo menos de una semana tardó la deuda de EEUU en doblar el brazo al magnate materializando, precisamente, la imagen que él quiso evitar siempre a toda costa: la de un empresario-presidente supeditado al poder de los mercados.
"He autorizado una PAUSA de 90 días y una reducción sustancial del arancel recíproco durante este período, del 10%, también con efecto inmediato", declaró Trump en Truth Social justificando una decisión que, aunque se afanaran sus acólitos en defender como un plan predeterminado, se entendió como una marcha atrás después de días de reacciones excesivas de los inversores. "Se estaban poniendo histéricos, ya sabes, estaban un poco histéricos. Estaban un poco asustados", comentó.
En algo menos de cuatro días, el S&P 500 retrocedió más de un 12% en un compás similar al minutado por el tecnológico Nasdaq 100. Con el anuncio del impasse arancelario rebotaron sobre el 8%, pero en la jornada posterior volvieron a retroceder un 2%. Mientras tanto, el Hang Seng chino y el japonés Nikkei 225 acumularon ventas equivalentes a una pérdida del 8% de capitalización. En Europa, el Dax alemán y el Ibex español cerraron la semana con un balance negativo desde el día de los aranceles: se dejaron un 9,1% y un 7,8%, respectivamente.
Un terremoto bursátil sobre el que hubo empresas que aguantaron el envite a pesar de que todos los sectores, sin excepción en Estados Unidos y Europa, firmaron un balance negativo de los cuatro días de miedo en el mercado. La gran ganadora -o, al menos, la perdedora menos afectada- fue la industria de las aseguradoras que, en un entorno claramente bajista firmó un avance de algo más del 4,%. Su perfil tradicionalmente defensivo, sumado a la menor exposición al comercio internacional, parece haberle permitido actuar como refugio para los inversores a pesar de las amenazas de Trump sobre la industria de imponer un arancel específico a las importaciones de medicamentos o componentes químicos.

Junto a este, el sector del consumo minorista logró minimizar las pérdidas a pesar de que firmó un contenido retroceso del 1,3%, quizás favorecido por su exposición a la demanda interna. Igual que ha aguantado en este golpe, el sector ahora podría encontrarse con otro muro frente a sí: las dudas generadas por los cambios de opinión de Trump y los aranceles que podría inducir a la economía nacional en una desaceleración que termine afectando a sus cuentas.
Esta misma semana, los economistas de Bank of America calculaban que las nuevas trabas comerciales mermarán en un 9% los beneficios por acción de las empresas del S&P 500 en un golpe a la economía norteamericana que podría llevarse por delante un 1,5% del PIB.
Otras industrias como infraestructuras (-3,6%), salud (-3,8%) y tabaco (-3,0%) también mostraron caídas moderadas en comparación con la media del mercado. Un comportamiento que sugiere una rotación defensiva de los inversores hacia segmentos con flujos de ingresos más estables y predecibles.
En Europa, el panorama fue algo más sombrío. Aquí, la alimentación reflejó un retroceso del 5,6%, con sectores como el ocio y los viajes o el cuidado personal y las farmacias cayendo un 5,5% y 7,3%, respectivamente. La mayor sensibilidad de la economía europea al comercio internacional y la menor cobertura frente a los efectos de los aranceles podrían explicar esta mayor debilidad.
Las opciones que mejor aguantaron
Más allá de los sectores, están los nombres propios. Por lo que pueda venir y para tratar de estar tranquilos durante estos tres próximos meses, en un principio, de tregua arancelaria, hay empresas que ha destacado en estos últimos días por las subidas que han tenido. En el consumo, el protagonista que ayudó a impulsar al segmento del mercado fue Dollar Tree, que logró un avance del 3,6%, beneficiada probablemente por su posicionamiento en el segmento de bajo coste, muy atractivo en contextos económicos como en el que se encuentra la economía mundial.
Además, sobresalieron UnitedHealth (+2,3%), Broadcom (+1,3%) y Deckers Outdoor (+0,9%), todas ellas con comportamiento positivo a pesar del entorno bajista general, cada una desde un ángulo distinto: la primera por su perfil defensivo y papel clave en la industria farmacéutica, la segunda gracias al control de la cadena de suministro del negocio de chips y la tercera al calor de un optimismo generalizado en torno a las compañías naturales de América del Norte en plena guerra arancelaria.
Incluso en Europa, donde la presión bajista fue más fuerte, compañías como JD Sports y Delivery Hero con avances de entre el 3% y 5% lograron mantenerse en terreno positivo gracias a su negocio digital y la capacidad de adaptación, según los expertos.
Un golpe a la hegemonía de EEUU
"Al dar este paso atrás, cuando el día anterior todavía afirmaba "¡No seáis paniaguados!", Trump está mostrando sus primeros defectos", exponen desde gestora francesa La Financière de l'Échiquier cuyos estrategas proyectan que, a partir de ahora, los mercado "se tomarán menos en serio" los próximos anuncios de la administración republicana "al creer que hay muchas probabilidades de que dé marcha atrás rápidamente después".
A corto plazo, esto debería reforzar los mercados, a pesar de que dada la naturaleza "excepcionalmente violenta" del rebote y pasados unos meses todo podría hacer presagiar una "mayor presión" sobre las acciones "ya que las valoraciones actuales son difícilmente compatibles con la hipótesis de una fuerte desaceleración económica".
Desde Generali, Paolo Zanghieri, economista sénior de la gestora italiana, dice que las "erráticas decisiones" en los términos de intercambio han mermado el papel del dólar estadounidense y de los bonos del Tesoro de EEUU como refugio seguro.
"Los bancos centrales, encabezados por China y otros países asiáticos, ya han empezado a diversificar su acceso al dólar, aumentando a menudo sus tenencias de oro", argumenta antes de añadir: "Es probable que el proceso se acelere, aunque a corto plazo sea casi imposible encontrar una alternativa a los bonos del Tesoro". Sin embargo, la menor demanda exterior amenaza con chocar en algún momento con la necesidad de la administración Trump de financiar un stock de deuda en rápido aumento.