A veces, más de lo que sería conveniente, sus protagonistas hacen de la política un espectáculo. Su objetivo es llamar la atención. El momento culminante de ese espectáculo son los periodos electorales. En ellos se trata de conseguir epatar a la ciudadanía para conseguir su voto. Después de conseguido ese voto la política debería dedicarse a la gestión de lo público. Es el momento de dejar de atraer votos para pensar en el bien de los ciudadanos en general. Un profesor de Harvard, además gerente de campañas electorales tanto con republicanos como demócratas, decía: "El objetivo del político es conseguir el poder a través de las elecciones para convertirse en gobernante; el objetivo del gobernante es gestionar para todos los ciudadanos, le hayan votado o no".