
El engendro del Gobierno Frankenstein inicia su andadura con algunos tornillos flojos, aunque la votación de sus decretos no haya sido tan adversa como se preveía. Su creador tendrá que ajustarlos para que pueda realizar sus funciones adecuadamente.
Si algo se aprende del comportamiento de los que se mantienen tiempo en el poder es que: "el éxito tras el éxito lleva a la arrogancia y la arrogancia al error". Esa arrogancia ha llevado al Gobierno a la precipitación y a la actual situación tan confusa.
Así que, cuando escribo este artículo ya se sabe que el decreto referente al cambio de las prestaciones por desempleo no va a salir adelante, por falta de apoyo de Podemos, y eso es significativo aunque se salven los otros dos. No hay peor cuña que la de la misma madera, dice el refrán. Yolanda Díaz recibe la segunda bofetada de sus compañeros de candidatura. La primera ha sido romper la lista conjunta a las elecciones gallegas, con lo que se dificulta que la marca Sumar saque escaños en esaa comunidad autónoma y se favorece que el PP consolide su mayoría. Es una venganza sofisticada. Montero y Belarra, junto con Iglesias desde las bambalinas se reirán si Sumar queda fuera del parlamento gallego; y más aún si el PP revalida la mayoría absoluta, ambas cosas probables.
La segunda bofetada ha sido la de no votar ese decreto. No porque no crean que la intención de mejorar el subsidio de desempleo sea mala. Su argumento es que es insuficiente. En un empeño de "y yo más".
Recordemos que en la figura de Frankenstein que vimos en el cine el monstruo tenía dos tornillos en la cabeza. Uno es el de Podemos, que ya se ha visto que Sánchez tendrá que ajustarlo. El otro es el de Junts.
Se juegan mucho. El muñeco camina tambaleándose. Pero creen que de momento camina, una vez que Junts decidió por sorpresa ausentarse de las votaciones. Pedro Sánchez quiere presidir el Consejo Europeo (para evitar que el húngaro Orbán lo haga). Para eso necesita seguir en Moncloa y, conociendo su trayectoria, se puede aventurar que hará lo que sea para conseguirlo si tiene chance.
Lo que sea, menos la locura de multar a las empresas que no vuelvan a Cataluña. Eso sería ir contra la constitución de una Europa unida basada en la libre circulación de mercancías, personas y empresas. En la defensa del mercado unido. ¡Hasta ahí se podría llegar!
Esa propuesta de Junts demuestra que no es un partido ni conservador, ni liberal, ni de derechas. Es un partido que tiende al totalitarismo porque en su universo no caben los que piensan distinto.
Con este segundo tornillo tambien ha querido hacer su monstruo Frankenstein. ¿Será capaz de ajustarlo para que funcione razonablemente? Si no lo hace es posible que en uno de esos bamboleos el Frankenstein derrape y caiga. Esperemos a más acontecimientos para afinar los pronósticos.