
Las vías marítimas planetarias de transporte son los canales a través de los cuales viajan las materias primas por el mundo, es como decir la economía universal.
Las cadenas de suministro globales son dependientes del transporte marítimo, ya que éste es utilizado por aquéllas hasta en un 90% de los desplazamientos.
Todos los bienes que son transportados desde el Oriente Lejano hasta Europa o los Estados Unidos (EE UU) utiliza esas rutas, que cuentan con "puntos de estrangulamiento" críticos a lo largo de sus trayectorias.
Los más importantes de éstos son los que se encuentran localizados en el Mar Arábigo, el Estrecho de Ormuz -para aquellos envíos que parten del Golfo Pérsico-, el Estrecho de Bab al-Mandeb -situado entre Yemen, Djibouti y Eritrea y que conecta el Mar Arábigo y el Golfo de Adén-, el Canal de Suez y el Estrecho de Gibraltar.
Estas rutas de transporte han sido amenazadas, durante años, por Irán y por la piratería -ésta última fue muy activa en el Estrecho de Bab al-Mandeb y en el Golfo de Adén- y, en consecuencia, los costes de los fletes y de los seguros tuvieron que aumentar para que sus operadores pudieran proteger sus márgenes, a través de la subida de los precios de sus servicios, frente a estas contingencias.
Para el caso específico de la piratería, 38 naciones crearon, en 2001, las llamadas Fuerzas Marítimas Combinadas -Combined Maritime Forces (CMF), en inglés- para combatir a los actores no estatales ilícitos en alta mar y para promover la seguridad, la estabilidad y la prosperidad en 3,2 millones de millas cuadradas de aguas internacionales, que abarcan algunas de las rutas marítimas más importantes del mundo.
Las CMF están bajo mando del comandante de la 5ª Flota de EE. UU., tienen su base en Bahréin y, durante los últimos quince años, han conseguido reducir la amenaza que la piratería representaba para la libertad de navegación a través de esas rutas marítimas tan críticas para la economía mundial.
A pesar del progreso conseguido frente a los piratas del mar alrededor del sur de la península arábiga, la presencia de los hutíes, rebeldes yemenitas, que cuentan con una base de operaciones en Yemen muy importante, sigue haciéndose notar en el Próximo Oriente.
Los hutíes forman parte del llamado eje de la resistencia que Irán financia en el Medio Oriente -junto a grupos como Hamas, como Hezbollah o como las milicias proiraníes de Irak- y es una organización terrorista muy importante, que se ha convertido en una fuerza militar seria, un ejército en sí mismo, y cuenta con un arsenal impresionante, como ocurre con el grupo terrorista de Hezbollah en el Líbano.
Los hutíes atacaron, en el pasado más reciente, los campos petrolíferos de Aramco -el monopolio del petróleo y del gas- en Arabia Saudí y, ahora, han demostrado su audacia al ser capaces de atacar a Israel, al lanzar misiles y vehículos aéreos no tripulados (VANT) o drones a 1.000 km de distancia, desde el sur de Yemen al sur de Israel.
Los hutíes cumplen con su misión como fuerza apoderada de Irán para extender el terror entre las rutas marítimas que circulan por el Próximo Oriente.
Ésto es así, especialmente, en el Mar Rojo, como se ha puesto de manifiesto, durante las semanas últimas, por la secuencia de asaltos o de intentos de asalto que los hutíes han realizado sobre buques, que ellos creían que eran propiedad de ciudadanos de Israel o que estaban conectados, directa o indirectamente, con este país.
Las fuerzas navales estadounidenses también se han visto amenazadas e, incluso, atacadas por los hutíes en el Mar Rojo en fechas recientes.
Estos incidentes no son los primeros de esta naturaleza que provocan los hutíes, quienes cuentan con un historial de disrupción de las rutas marítimas en el Mar Rojo, en la región del Golfo de Adén y en la cercanía de los puertos saudíes, bien disparando contra buques, bien lanzando drones suicidas o bien minando entradas y salidas de dichas rutas y de sus "puntos de estrangulamiento".
Por último, los hutíes desempeñan el rol de gestionar las cadenas de suministro de armamentos iraníes que llegan a grupos y organizaciones terroristas en el Mar Mediterráneo, de Yemen a Sudán y de Sudán al Mediterráneo Oriental, ya sea en las costas de Gaza o en las del Líbano.
Hasta ahora, los hutíes habían concretado sus ataques militares contra países árabes, especialmente, Egipto, para dañar las rutas marítimas que discurren a lo largo del Canal de Suez.
Los hutíes han dado un salto de calidad y han ampliado la selección de sus objetivos, aunque, como ocurre en el caso de Hezbollah, a lo largo de la frontera norte de Israel, no cruzarán la línea de provocar un conflicto regional contra Israel mientras dure la Operación Espadas de Acero de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra Hamas en Gaza.