Directivo y Consejero. Experto en relaciones con Gobiernos, riesgos políticos y reputación.

Ucrania atacó aeródromos militares dentro de la Federación de Rusia el 1 de junio de 2025, víspera de la segunda reunión del año entre las delegaciones rusa y ucraniana en Estambul. Los objetivos fueron aeropuertos rusos en las regiones de Múrmansk, en el norte, de Ivanovo y de Riazán, en el centro, y de Irkutsk, de Siberia y de Amur, en el este.

La rivalidad creciente entre Washington y Pekín es de carácter económico y está condicionada por las percepciones erróneas que tienen las élites que formulan la política exterior estadounidense sobre las realidades de China. El presidente de Estados Unidos (EE. UU.) Richard Nixon estableció relaciones directas con la República Popular China en 1972 tras veintiún años de distanciamiento.

El presidente Donald J. Trump (DJT) y el presidente Vladimir Putin hablaron por teléfono durante más de dos horas el 19 de mayo de 2025. Ese diálogo tuvo lugar tres días después del encuentro que delegaciones de Rusia y de Ucrania mantuvieron en Estambul a iniciativa de Putin, en el primer acercamiento entre ambos países tras el fracasado de 2022.

Las clases dirigentes británicas sufren de rusofobia desde hace casi 200 años. Esta enfermedad es de carácter epidémico y su etiología es un miedo irracional a la Federación de Rusia. Los gobiernos británicos atribuyen el origen de dicho mal a la propia Rusia por ser la nación de mayor extensión del mundo, por asociarla con el frío estepario oriental y por sus supuestas ambición expansionista y barbarismo asiático.

La frontera chino-india en la cordillera del Himalaya y el Océano Índico son los dos espacios más conflictivos en la rivalidad que China y la India mantienen desde hace décadas. La complejidad de esa relación tiene fundamentos destacados.

El Ártico fue una región remota del planeta que estuvo al margen de las disputas internacionales durante siglos y que volvió a estar aislada de la rivalidad geopolítica desde el final de la Guerra Fría.

Algunos líderes de Europa urgen a los países del continente que se remilitaricen frente a la amenaza de Rusia, cuando, en realidad, lo que buscan es mantenerse en el poder y conservar la relación transatlántica con Estados Unidos (EE. UU.) como fue desde 1945. Las políticas de la Unión Europea (UE) y de varias naciones europeas son desastrosas porque renuncian a fuentes de energía baratas como son el petróleo y el gas rusos y se arriesgan a un enfrentamiento con la primera potencia nuclear del mundo.

Los expertos en defensa de la campaña electoral de Donald J. Trump (DJT) elaboraron cuatro escenarios sobre cómo abordar los problemas que los países europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) le generan a Estados Unidos (EE. UU.). Ninguno de ellos sería incompatible con los otros.

El paradigma de las relaciones transatlánticas de los ochenta años últimos está cambiando. La política exterior de Estados Unidos (EE. UU.) desde el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ha estado dirigida por una decisión ideológica, impedir la integración de la Federación de Rusia al sistema de seguridad colectiva.

El presidente de la República Islámica de Irán, Masoud Pezeshkian, y el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, firmaron el 17 de enero de 2025 un Acuerdo Integral de Asociación Estratégica.