Directivo y Consejero. Experto en relaciones con Gobiernos, riesgos políticos y reputación.

Irán e Israel transitan por un cese del fuego tenue y de futuro incierto, que el presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald J. Trump (DJT), facilitó entre ambos el 24 de junio de 2025 para suspender sus enfrentamientos militares. Aquella pausa se acordó dos días después del ataque estadounidense contra el programa nuclear iraní, “Operación Martillo de Medianoche (OMM)”, y tras dos semanas desde el comienzo del ataque israelí contra esos mismos objetivos, “Operación León Rampante (OLR)”.

Estados Unidos (EEUU) ha sido la potencia regional dominante en América desde hace 200 años, cuando el presidente James Monroe acuñó la doctrina que pasó a la historia con su apellido tras el mensaje anual al Congreso de Representantes en diciembre de 1823. Monroe declaró que el continente americano estaba cerrado a que cualquier potencia europea emprendiera allí colonizaciones futuras, ya que serían consideradas como un acto hostil contra EEUU.

Estados Unidos (EE. UU.) e Irán sostuvieron cinco rondas de negociaciones a través de intermediarios en Mascate y en Roma desde abril de 2025 para encontrar una solución a los riesgos asociados a la continuación del programa nuclear iraní. El ataque de Israel contra instalaciones del proyecto nuclear, el sistema de defensa aérea y de misiles y responsables máximos de las Fuerzas Armadas de Irán y la respuesta de Teherán hicieron imposible la sexta reunión, que estaba programada para el 15 de junio de 2025.

Ucrania atacó aeródromos militares dentro de la Federación de Rusia el 1 de junio de 2025, víspera de la segunda reunión del año entre las delegaciones rusa y ucraniana en Estambul. Los objetivos fueron aeropuertos rusos en las regiones de Múrmansk, en el norte, de Ivanovo y de Riazán, en el centro, y de Irkutsk, de Siberia y de Amur, en el este.

La rivalidad creciente entre Washington y Pekín es de carácter económico y está condicionada por las percepciones erróneas que tienen las élites que formulan la política exterior estadounidense sobre las realidades de China. El presidente de Estados Unidos (EE. UU.) Richard Nixon estableció relaciones directas con la República Popular China en 1972 tras veintiún años de distanciamiento.

El presidente Donald J. Trump (DJT) y el presidente Vladimir Putin hablaron por teléfono durante más de dos horas el 19 de mayo de 2025. Ese diálogo tuvo lugar tres días después del encuentro que delegaciones de Rusia y de Ucrania mantuvieron en Estambul a iniciativa de Putin, en el primer acercamiento entre ambos países tras el fracasado de 2022.

Las clases dirigentes británicas sufren de rusofobia desde hace casi 200 años. Esta enfermedad es de carácter epidémico y su etiología es un miedo irracional a la Federación de Rusia. Los gobiernos británicos atribuyen el origen de dicho mal a la propia Rusia por ser la nación de mayor extensión del mundo, por asociarla con el frío estepario oriental y por sus supuestas ambición expansionista y barbarismo asiático.

La frontera chino-india en la cordillera del Himalaya y el Océano Índico son los dos espacios más conflictivos en la rivalidad que China y la India mantienen desde hace décadas. La complejidad de esa relación tiene fundamentos destacados.

El Ártico fue una región remota del planeta que estuvo al margen de las disputas internacionales durante siglos y que volvió a estar aislada de la rivalidad geopolítica desde el final de la Guerra Fría.