Opinión

"Ucrania es Rusia; toda", Putin

Kiev, Ucrania, tras un ataque con drones rusos

El presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, afirmó el 20 de junio de 2025 que "los ucranianos son un único pueblo junto a los rusos" y que "Ucrania es Rusia; toda Ucrania" durante la celebración del Fórum Económico Internacional de San Petersburgo.

Estas declaraciones no son sólo una tautología histórica, sino que podrían interpretarse como una vuelta de tuerca adicional a las posiciones del gobierno ruso durante la década pasada, especialmente, desde el golpe de Estado que se produjo en Kiev en febrero de 2014.

Los formuladores de la política exterior de Estados Unidos (EE. UU.) empujaron a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para que declarara la bienvenida a la incorporación de Ucrania a la misma durante su Cumbre de Bucarest en 2008. Aquella decisión fue el paso último de un proyecto que se inició en 1999 y que ambicionaba acorralar, tensionar, debilitar y despiezar a Rusia como nación, tras el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la conclusión de la Guerra Fría.

Una expansión irracional y sin sustento estratégico para EE. UU. dotó a la OTAN de una razón de existir nueva y evitó su desaparición. No obstante, ese propósito ideológico y burocrático amenazaba las dos prioridades de seguridad de Rusia a lo largo de la historia, es decir, proteger su frontera occidental y acceder a aguas cálidas a lo largo de todo el año a través del Mar Negro.

EE. UU. desplegó complementariamente un programa completo de cambio de régimen en la Ucrania que se independizó de Rusia en 1991, incluyendo una revolución de colores, naranja, en este caso, el Euromaidán y el mencionado golpe de Estado de 2014.

La mayoría de los ciudadanos de Crimea votaron separarse de Ucrania en marzo de 2014 y reunificarse con la Federación de Rusia, a la que la Zarina Catalina II, la Grande, ya la había incorporado en 1783. A pesar de ello, Ucrania, con el apoyo de EE. UU. y de los principales países europeos, siguió con el designio de acabar con cualquier rastro de cultura, de lengua, de historia o de religión rusas en el este del país.

Tras sucesivos pactos, acuerdos y tratados sobre una pacificación justa y equilibrada en el Este de Ucrania, que fueron incumplidos por los firmantes europeos, Rusia desencadenó una Operación Militar Especial (OME) en aquellas regiones en febrero de 2022. Al poco de su inicio, delegaciones de los gobiernos ruso y ucraniano se reunieron en Estambul hasta marzo y llegaron a un entendimiento que se plasmó en un texto al que ambas partes incorporaron sus iniciales. El documento incluía, entre otros muchos asuntos, la voluntad de Ucrania de reconocer la adhesión de Crimea a Rusia, de permanecer como un país neutral y de otorgar autonomía a las zonas orientales de las regiones del Dombás. EE. UU. y el Reino Unido instruyeron al gobierno ucraniano para que no firmara ese acuerdo.

El avance de la OME en Luhansk, en Donetsk, en Zaporiyia y en Jerson creó las condiciones para que en septiembre de 2022 se celebraran referéndums que apoyaron la anexión a la Federación de Rusia de estas cuatro regiones del este y del sur de Ucrania.

Un nuevo intento de llegar a un final pactado de la guerra en Ucrania se inició entre las partes en Estambul a partir de mayo de 2025, en el que los negociadores rusos entregaron sus condiciones a la delegación ucraniana. La neutralidad de Ucrania y la aceptación de esta y de la comunidad internacional del hecho de que Crimea y las cuatro regiones que lo votaron en 2022 son parte incuestionable de la Federación de Rusia forman el núcleo central de los términos presentados por Moscú.

Asimismo, miembros destacados del equipo de seguridad de Rusia expresaron entonces que, si Ucrania no aceptaba esas condiciones, su situación en el campo de batalla y en dichas conversaciones no haría más que empeorar. Así está ocurriendo, a pesar de que el gobierno de Ucrania aún confía en las promesas europeas de que la apoyarán hasta derrotar a Rusia.

Las palabras de Putin del pasado mes de junio en San Petersburgo adelantaron el endurecimiento de los términos de las aspiraciones de Rusia ante un fracaso del proceso de negociaciones que se puso en marcha en mayo de 2025. Putin utilizó el pretérito para referirse a la independencia de Ucrania y subrayó que cualquier territorio de Ucrania en el que un soldado ruso ponga su pie es Rusia, más allá, incluso, de aquellas cuatro regiones que se adhirieron a su Federación en 2022.

Los peores enemigos de Ucrania y de los ucranianos son su gobierno, los países europeos de la "coalición de los indispuestos" y EE. UU. hasta la llegada de DJT a la Casa Blanca.

Putin y Donald J. Trump (DJT) mantuvieron el 3 de julio su sexta conversación telefónica, en la que aquel habría adelantado la intensificación de la ofensiva rusa durante los siguientes sesenta días para capturar la totalidad de Donetsk, de Luhansk, de Zaporiyia y de Jerson. DJT avisó a Putin en público diez días después de aquella conversación de que contaba con cincuenta días para terminar las operaciones militares de Rusia en Ucrania, en lo que parece ser una finta coordinada de los calendarios mencionados por ambos dirigentes.

¿DJT le ha otorgado a Putin esos dos meses para que capture todos los territorios que Rusia reclama como suyos, antes de forzar a Ucrania a firmar su capitulación final y dar por alcanzados todos los objetivos de la OME?

Las amenazas de DJT de vender armas a Europa para ser utilizadas en Ucrania o de imponer aranceles a Rusia serían parte de la misma maniobra de DJT, acordada con Putin, para paralizar estas dos iniciativas y para parecer duro en EE. UU. sin arriesgar su relación con este.

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