
Los aranceles pueden provocar un golpe inesperado para muchos: un golpe mortal contra el renacimiento nuclear, al menos en EEUU. Con la demanda de energía de cara al futuro disparada, el país norteamericano se había embarcado a un proceso de expansión de todas sus fuentes energéticas y la nuclear tenía un rol capital. Los gigantes tecnológicos estaban tomando decisiones clave comprando directamente centrales abandonadas, como Three Mile Island (escenario de una de las mayores catástrofes nucleares de la historia). Tal era la euforia, que en plena fiebre IA, la firma nuclear Vistra fue el gran ganador bursátil de 2024 con alzas del 258%. Constellation Energy vio duplicarse el precio de sus títulos, ahora ambas recorren el camino opuesto.
Pese a que en EEUU no había grandes proyectos de levantar nuevas centrales desde cero, el renacimiento nuclear en la región estaba en los 'mini reactores' (SMR). El gobierno de Joe Biden anunció su voluntad de reemplazar cerca de 217 plantas de carbón por estas fuentes de energía. A esto hay que sumarle la acción directa de las empresas, desde la ya mencionada compra de Three Mile Island por Microsoft hasta Alphabet hablando en octubre de 2024 de que "estamos considerando inversiones en pequeños reactores nucleares" para abastecer sus centros de datos. Así lo expresó su CEO, Sudar Pichai, en un discurso en la Universidad de Carnegie Mellon.
Según la Agencia Internacional de Energía, los centros de datos y las redes de comunicaciones que los respaldan representan entre el 2 y el 3% del consumo energético mundial anual . Esa carga "podría triplicarse para 2030, porque la IA generativa requiere una enorme cantidad de potencia de procesamiento", predice Boston Consulting Group. La tecnología era el epicentro de una revolución en la que los reactores se situaban entre los grandes beneficiados.
Sin embargo, ahora todo esto está en entredicho por dos factores fundamentales: el uranio y la Fed. Empezando por lo primero, este material supone la sangre de la energía nuclear, la gasolina del sistema. El problema radica en que EEUU tiene una producción raquítica. Según la Administración de Información Energética de EEUU se utilizaron cerca de 14,7 millones de kilos de concentrado de uranio procedente del exterior y solo 0,025 millones de kilos de producción local. En resumen, más del 99% de la materia prima viene del extranjero.
La cadena de suministro global de EEUU es realmente vulnerable con el 27% del mismo llegando de Canadá, el 25% de Kazajistán, un 12% de Rusia y un 11% de Uzbekistán. Es por ello que el vibrante mercado de la materia prima se ha congelado por de forma muy sensible ante la guerra comercial. Al depender casi por completo del extranjero las empresas del sector han visto prácticamente impracticable ese 'renacimiento nuclear' y, en consecuencia, han paralizado sus pedidos. La materia prima ya cae un 40% en los últimos 12 meses y un 10% desde febrero. Actualmente cotiza en los 65,5 dólares.
Aún no hay pistas de qué implicaciones hay exactamente los aranceles para el uranio. De hecho, EEUU ha incluido la materia prima en la lista de 'exenciones' es decir, de productos que no se verán afectados por los gravámenes. Sin embargo, nadie quiere moverse ni realizar planes en el contexto actual en el que la guerra comercial no ofrece certezas sobre el suministro. Según datos de Bloomberg los pedidos de las firmas de EEUU se han desplomado un 50% debido a esto. Nadie quiere empantanarse en el gran gasto que supone levantar una central si no tiene claro el suministro, ni tampoco atarse a los largos y prolongados contratos de abastecimiento que suelen firmarse.
Esto se ha visto claramente reflejado en las dos principales empresas del sector que han visto este 'renacimiento nuclear' como una oportunidad histórica a la altura de la IA para las tecnológicas. Vistra pierde ya un 20% en lo que va de año mientras que Constellation Energy hace lo propio un 17%.
En cualquier caso la mayor proveedora de EEUU, Cameco, ha confirmado en la presentación de sus resultados el mes pasado que si los aranceles entran en escena buscarán mercados alternativos a los que diversificar su suministro. Sin embargo son las propias empresas de EEUU las que no quieren atarse a contratos y congelan las compras anticipando un periodo de 'parón' en la expansión nuclear de EEUU. Karen Radosevich , gerente de suministro de combustibles nucleares en Entergy, que opera cuatro reactores, comenta en una entrevista a Bloomberg que "estamos considerando todo lo que podemos hacer dentro de nuestra cartera de contratos. Pero no firmaremos nuevos contratos a largo plazo".
El golpe de la Fed
Por su parte los aranceles están teniendo otro efecto inesperado: el golpe de los tipos de interés. Los costes de financiación son un elemento esencial para la energía nuclear dada la elevada inversión que suponen que suele darse a través de deuda. La consultoría estratégica ICF considera que los costes de Capital con los tipos de interés actuales supondrán entre 246 y 863 dólares por kilovatio al año.
Esto se ve claramente con el Levelized Cost of Electricity (LCOE), es decir, la métrica que usa el sector para medir el coste promedio de unidad generada por energía incluyendo la deuda, inversión inicial y toda la vida útil de la planta. Este es el parámetro con el que se miden los proyectos. Desde la AIE explican que el 90% del coste total de una planta se paga antes del primer megavatio generado. Por lo tanto, según la MIT, 3 puntos en los tipos de interés elevan el precio de un proyecto en activo "un 50% o más" . La universidad explica en un reciente estudio que "el coste del capital es el principal impulsor del LCOE para la energía nuclear".
En consecuencia los aranceles están ejerciendo una gran presión. Actualmente la Fed mantiene los tipos de interés en un rango de entre del 4,25% a 4,50%. Según la World Nuclear Association el umbral de rentabilidad para el sector sería si los tipos bajasen por debajo del 3% y hasta el 5% arrojarían una rentabilidad "marginal".
En ese sentido los aranceles han desbaratado por completo las perspectivas de recortes por parte del banco central. El mercado de swaps ahora mismo ya descuenta solo tres bajadas de 25 puntos básicos en el precio del dinero para diciembre. Esto debido a que los mercados esperan que los aranceles traigan una potente reinflación. Dado que los productos importados suponen un 11% del PIB desde Capital Economics ven los precios escalando un 4% si se terminan aplicando los aranceles postergados y un 3% de media con el contexto actual. En ese sentido los potentes gravámenes dan al banco central un potente incentivo para mantener elevado el precio del dinero.
Las dudas dominan el sector
Estos dos factores, el uranio y los tipos de interés, ha llevado a que numerosas plantas y proyectos se replanteen su actividad. Uno de los casos más notorios se ha dado esta misma semana con el proyecto de una planta nuclear en Michigan. Chanho Ahn, director de la nueva división de energía en Hyundai Engineering, habló del tema en una entrevista para Bloomberg.
Ahn lidera el proyecto de construcción de dos plantas en Palisades para Holtec, que lidera el proyecto. Según el alto cargo, "estamos considerando opciones para evitar que el cliente tenga costes adicionales por los aranceles". En cualquier caso confirma el golpe: "los gravámenes influirán en el precio de la electricidad y en los proyectos".
La central de Palisades, cerrada en 2022, había vuelto a la vida gracias al préstamo de 1.520 millones de dólares del Departamento de Energía durante la era Biden. Los dos reactores que componen la central ya parecían listos para volver al mercado pero ahora puede encontrarse en serios problemas.
Trump de momento ha querido reforzar la capacidad de enriquecimiento de uranio y producción para permitir una industria nacional e independiente, pero es algo que requerirá mucho tiempo. "Es imperativo para nuestra seguridad nacional que Estados Unidos tome medidas inmediatas para facilitar la producción mineral nacional en la mayor medida posible", afirmaba Trump a finales de marzo en su ley de producción mineral.