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El Estado Democrático de Derecho es un arreglo institucional que pretende convertir la lucha cruenta por el poder en una competición incruenta y, como tal, sometida a reglas, cuya interpretación y aplicación corresponde a un tercero imparcial: el juez. Es frecuente, sin embargo, que cuando uno de los grupos en conflicto pierde, sus líderes tiendan a justificarse alegando que el juez ha sido sobornado por la otra parte o que ha decidido por razones ideológicas, violando las reglas que está obligado a aplicar. A este último caso, suele denominarse guerra judicial – lawfare-.

Cuando se pasa de una dictadura a una democracia es inevitable que haya personas encarceladas por haber realizado actos que fueron considerados delictivos en la dictadura, pero que en una democracia no solamente no lo son, sino que constituyen el ejercicio de derechos fundamentales, como la libertad de opinión, reunión o manifestación, derechos cuyo ejercicio los dictadores suelen percibir como una amenaza, por cuya razón convierten a esos derechos en delitos. Por ello, a estos delitos se les denomina “políticos” o de “opinión”.

El asunto de los indultos está produciendo una notable polarización en una opinión pública ya muy polarizada en torno a otros temas. La polarización oculta una realidad bastante más compleja y dificulta la argumentación racional en el espacio público, lo que debe ser subrayado y lamentado.

Creo que nadie duda de que catástrofes como la que estamos padeciendo requieren que todos contribuyamos a superarlas. El altruismo reciproco, uno de los mecanismos clave para la supervivencia, así lo exige. Sin restar importancia a las acciones individuales, el esfuerzo conjunto es la clave.

Nadie discute que estamos ante la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial e, incluso, desde la de 1929, la cual, junto con las consecuencias económicas y políticas del Tratado de París, que puso fin a la Gran Guerra, ya vaticinadas por Keynes, desembocó, precisamente, en la Segunda Guerra Mundial.

Tribuna

Recientemente se ha celebrado en Madrid la Cumbre del Clima que Chile no pudo celebrar debido a la intensa agitación social que embarga a ese país.

Tribuna

La coalición PSOE-PP –y, quizás, Cs- es la más deseada por la mayoría de los ciudadanos, los cuales, sin embargo, la consideran improbable si no imposible. Si es la más deseada, ¿por qué esa mayoría la considera altamente improbable? Dejando de lado que ya existe un preacuerdo con UP y que el PSOE está negociando con ERC, la respuesta se encuentra en aquella distracción verbal un tanto narcisista de J.-C. Juncker: "Los políticos sabemos lo que tenemos que hacer. El problema es que no sabemos cómo hacerlo sin perder las elecciones".

Tribuna

Los extremismos no son compatibles con la democracia porque esta exige el imperio de la ley mientras que los primeros admiten su vulneración como instrumento para alcanzar sus objetivos.

Fernando P. Méndez

Como colofón a esta serie de artículos sobre las propuestas en materia de arrendamientos de viviendas, me parece pertinente abordar una cuestión fundamental: ¿vivienda en propiedad o en alquiler? En realidad, debería referirme a otras formas de tenencia distintas de la propiedad -uso, habitación, propiedad superficiaria, enfitéutica, temporal, etc.-, pero, para simplificar, me referiré solo al alquiler.

Opinión

Es sabido que el fracaso forma parte del camino del éxito, si sabemos extraer sus enseñanzas. En tal caso, se convierte en una fuente de aprendizaje más fecunda que el propio éxito. ¿Estamos sabiendo extraer las enseñanzas del 1-O y de los acontecimientos que le siguieron? Esa secuencia de acontecimientos, desencadenada por unos lideres secesionistas arrogantes, populistas y autoritarios, fue la más grave crisis de nuestra democracia desde el 23-F. Nos va mucho, por tanto, en saber extraer las enseñanzas pertinentes. Me referiré a algunas de ellas.