El Estado Democrático de Derecho es un arreglo institucional que pretende convertir la lucha cruenta por el poder en una competición incruenta y, como tal, sometida a reglas, cuya interpretación y aplicación corresponde a un tercero imparcial: el juez. Es frecuente, sin embargo, que cuando uno de los grupos en conflicto pierde, sus líderes tiendan a justificarse alegando que el juez ha sido sobornado por la otra parte o que ha decidido por razones ideológicas, violando las reglas que está obligado a aplicar. A este último caso, suele denominarse guerra judicial – lawfare-.

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