Tras casi dos años de bonanza en la concesión de hipotecas, la banca repliega velas y empieza a cerrar el grifo del crédito para vivienda a la mayor velocidad vista desde 2008, año de eclosión de la gran crisis financiera. Las entidades ya ven la tormenta que está por llegar con el empeoramiento de la economía por la subida de los tipos de interés y han endurecido tanto las condiciones de las hipotecas (con alza de precios, también ligada a los tipos) como los criterios para darlas, exigiendo mayor solvencia al cliente.