Desde que el registro horario se volvió obligatorio, muchas pequeñas empresas lo han visto como un trámite más. Sin embargo, si se gestiona bien, puede convertirse hasta en una ventaja competitiva. Más allá de cumplir la normativa, el registro horario se debería aprovechar para conocer mejor cómo trabajan los empleados, cuánto tiempo dedican a sus actividades laborales y a sus ausencias. Con esta información, es mucho más fácil tomar decisiones acertadas de cara al futuro y mejorar la organización sin caer en la supervisión excesiva.