Redactora de elEconomista

Los mejores datos registrados en las últimas semanas, con más de siete valores del Ibex anotando alzas superiores al 5% desde el primero de agosto, no merman el camino que aún tienen por recorrer los mismos, a ojos de los analistas. Tanto es así que la principal referencia española cuenta con 21 compañías con potenciales alcistas que superan el 20%, y hasta cinco de ellas con cifras mayores al 50%, según el consejo de expertos que recoge Bloomberg.

El verano es por definición la temporada favorita de gran parte de los viajeros. Un puesto que siempre le ha pertenecido y que la crisis sanitaria del Covid no ha hecho otra cosa que perpetuarlo, tras las ganas acumuladas por las prohibiciones anteriores.

La rotación de activos que está llevando a cabo Ferrovial, tras la venta de servicios, la compra de una participación de la terminal nueva del aeropuerto neoyorquino JFK y los últimos rumores de venta de su participación del aeropuerto de Heathrow (Reino Unido), entre otras muchas operaciones, están siendo valorados por lo expertos como un "catalizador" para la compañía.

La escalada en la tensión entre China y Estados Unidos, que se suma a la retahíla de complicaciones que están teniendo que digerir las economías globales a lo largo del año, no ha impactado, por el momento, en la cotización de los principales parqués del mundo, con la referencia española rebotando un 6% desde el suelo que tocó en julio y con once valores del índice con alzas superiores al 10% desde entonces.

La estructura de la propiedad de las acciones españolas ha sufrido una profunda transformación desde que el Ibex 35 comenzara sus andaduras allá por principios de 1992 –el pasado enero el índice cumplió sus primeros 30 años de vida–.

En los últimos días se ha expandido un ligero aroma de esperanza para los mercados. Esperanza que ha sido insuflada por las proximidad de las reuniones de los dos grandes bancos centrales mundiales, que elevarán los tipos para atajar el principal problema al que se enfrenta la economía mundial actualmente, que es una inflación desorbitada. Una situación que lleva a Europa a atacar resistencias que posibilitan rascar más rentabilidad en bolsa.

Cuando parece que el aire comienza a entrar por alguna rendija, ésta se cierra de golpe. Así está viviendo el mercado el año en curso, en general, y esta semana en particular, que comenzaba con el anuncio del Gobierno español –el pasado martes– del nuevo impuesto a los beneficios extraordinarios de las energéticas y la banca, continuó con la publicación del preocupante dato de inflación en junio de EEUU (un 9,1%) y terminó con la dimisión de Mario Draghi como primer ministro de Italia. Unas informaciones que dejan a la Bolsa de Milán como la más bajista de la semana, con una caída del 3,86%, y al Ibex español en segundo lugar, empezando por detrás, con una corrección del 1,9% en los últimos cinco días frente al 0,8% que se deja el EuroStoxx.

Dos décadas después ha vuelto a suceder. Tras varios días haciendo el amago, la divisa única se encontró el martes en el mismo valor que el dólar. Las dos monedas más importantes del mundo tuvieron el mismo precio durante parte de esta jornada, cuando el euro tocó los 1,000 dólares. Sin embargo, a cierre del mercado europeo, el euro se movía en los 1,0062 (y caía un 11,5% en el año).

La opinión de los expertos sobre el devenir de las bolsas en el segundo semestre del año sigue la misma tónica que los mercados: la de la incertidumbre por no tener un rumbo claro. En porcentajes, un 42% de los 19 analistas que han participado en la encuesta de elEconomista.es confía en que, en la segunda mitad del año, la situación de las plazas bursátiles se revierta y comience la remontada. Por contra, un 37% se muestra menos optimista y cree que las caídas seguirán profundizando en los próximos meses, y el 21% restante no lo tiene claro.

Si las caídas en el precio del petróleo continúan –ya hay quien habla de hasta los 40 dólares a final de año–, el dólar estadounidense podría ser el único activo de inversión capaz de acabar el año en positivo. A diferencia de otros productos cotizados como el oro o la renta variable, que no logran alzar el vuelo en bolsa y ya tocan mínimos no vistos hace meses, la divisa americana se encuentra en máximos que no alcanzaba desde el año 2002. Así lo refleja la evolución del Índice Dólar, que registra la marcha del billete verde frente a una cesta ponderada de las divisas más importantes del mundo.