La economía alemana continúa sufriendo las consecuencias de su dependencia energética sobre la energía rusa, 22 meses después del estallido de la guerra en Ucrania. El freno provocado por el encarecimiento desorbitado de los precios llevó -ya en 2021- a la producción germana a perder el pulso con la española, que en octubre amplió su ventaja en 9 puntos. Tres años después del punto de inflexión, la actividad de la locomotora europea sigue sin levantar cabeza. “La capacidad de la economía española para diversificar las fuentes de suministro energético habría permitido una mejor evolución de la industria”, afirman el economista jefe de BBVA Research, Miguel Cardoso y la analista Diana Celine Pérez. El desgaste fue especialmente acusado en abril de 2022, cuando el índice de producción de la industria electrointensiva comenzó a descolgarse hasta llegar a su mínimo en los 82 puntos, alcanzado el pasado mes de octubre. En tan solo dos años, el indicador se ha dejado 20 puntos básicos, según los datos del Ejecutivo alemán.