El próximo 12 de mayo, los catalanes elegirán en las urnas al nuevo inquilino del Palau de la Generalitat. La debilidad del Govern presidido por Pere Aragonès (ERC) ha precipitado una convocatoria electoral que llega con demasiados deberes sobre la mesa. La falta de inversiones en infraestructuras, sobre todo las relacionadas con el ciclo del agua, el equilibrio de las finanzas públicas y la reindustrialización marcarán la agenda estrictamente económica de los comicios. Aunque otros asuntos como la transición energética y la regulación de la vivienda también gravitarán sobre la decisión de casi seis millones de votantes.