Grifols confía en que la demanda colectiva de hasta 54.000 donantes que afronta en Estados Unidos tenga un efecto limitado en sus cuentas. La compañía de hemoderivados asegura que no necesita hacer provisiones financieras por la presunta violación de privacidad a la que se enfrenta al contar con un seguro que cubre un gasto de hasta 50 millones de euros en este tipo de casos. Según la ley del Estado de Illinois, la posible sanción iría entre los 54 millones de dólares -casi 55 millones de euros al cambio actual- a 270 millones de dólares -274,5 millones de euros-.

La plantilla de Vueling va a la huelga en plena negociación del convenio colectivo. Los tripulantes de cabina (TCP) de la aerolínea catalana hace meses que piden una mejora salarial para adecuar las nóminas a la inflación y ante la falta de acuerdo optaron por convocar una protesta que se prolongará hasta el 31 de enero. Los paros se producirán cada fin de semana y varios días festivos hasta la llegada de febrero.

Si no tenía suficiente con la crisis bursátil que arrastra desde el estallido de la pandemia, a Grifols se le abre un nuevo frente en Estados Unidos. La firma de hemoderivados ha perdido el 75% de su valor en los mercados en dos años y medio y se ha visto obligado a cambiar de presidente para contentar a los fondos de su accionariado. A la caída se le suma ahora en el horizonte una demanda colectiva de un mínimo de 54.000 donantes -podrían ser más- de sangre en el estado de Illinois por vulnerar su privacidad en los centros de recolección.

Vueling se libró de la huelga en verano, pero los paros vuelven a amenazar en los últimos dos meses de año. En plena negociación de convenio con sus tripulantes de cabina (TCP), la aerolínea de International Airlines Group (IAG) afronta una nueva protesta para el próximo mes de noviembre de su plantilla de vuelo, que pide un nuevo incremento salarial del 13% con efecto inmediato. En el convenio, las versiones difieren: la empresa dice que piden una subida del 33% de hoy a 2025 y los trabajadores lo niegan.

Holaluz da una vuelta a su plan estratégico. La compañía anunció a comienzos de octubre su retirada del mercado del gas para centrarse en la electricidad y ahora actualiza sus previsiones: aspira a obtener un Ebitda de 80 millones, unas ventas de 1.000 millones y un millón de contratos para 2024. Un ambicioso crecimiento en los próximos dos años a pesar de las incertidumbres actuales en el mercado energético.

Tras asegurarse la Formula 1 y la MotoGP hasta 2026, el Circuit de Catalunya busca como generar ingresos más allá de los días de competición. El recinto está en números rojos desde hace años y a pesar de las inyecciones de dinero público aportadas por la Generalitat la situación no ha cambiado. Por ello el Govern ha cambiado el enfoque: asume que las pérdidas son inevitables, pero mantiene su apuesta por la instalación por el retorno turístico, de imagen y para la industria del motor que tiene.

El Corte Inglés suelta lastre inmobiliario. Los grandes almacenes hace años que tienen en marcha un plan para deshacerse de edificios que no considera estratégicos y esta semana ha cerrado la desinversión del centro comercial de Portal de l’Àngel, en Barcelona, la calle más cara de toda la ciudad. La empresa llegó a un acuerdo con Redevco Iberian Ventures para deshacerse del activo por algo menos de 200 millones de euros; un pacto que le servirá para rebajar deuda tras los esfuerzos acometidos durante la pandemia.

Aunque Uber opera todavía con práctica normalidad en Barcelona, sabe que su funcionamiento actual tiene los días contados. La tecnológica espera que en los próximos meses el Instituto Metropolitano del Taxi deniegue todas las licencias de vehículos con conductor con las que opera que no cumplan con los requisitos del nuevo Decreto ley catalán. No obstante, la plataforma ya adecua su operativa con servicios que podrían escapar del cepo normativa, como es el servicio Comfort Reserva que aterrizó la semana pasada en la capital catalana.

A pesar del decreto anti-VTC catalán, Uber, Cabify y Bolt mantienen su operativa en Barcelona. La norma permitió un periodo de interinidad hasta el 31 de diciembre, cuando las restricciones ya serán insalvables para las plataformas competidoras con el taxi. Las tecnológicas podrán centrar sus esfuerzos en otras ciudades, pero los tenedores de las licencias sí se quedarán atrapados y sin alternativas. Los grandes perjudicados de la norma serán Vecttor, filial de Cabify; el fondo de inversión King Street y José Antonio Parrondo, un exjefe del taxi que cambió de acera.

La inversión en infraestructuras del Estado en Cataluña se queda en el 15,7% de lo presupuestado. La ejecución real del gasto del Ministerio de Transportes en la autonomía, una de las grandes quejas de la Generalitat y buena parte de los empresarios, vuelve a estar lejos de lo previsto en el primer semestre del año. El dato sube eso sí al 69,3% sí se tiene en cuenta la indemnización a Abertis por el fin de las concesiones en las autopistas AP-7 y AP-2.