Silvia Grijalba vive en Alburquerque, donde dirige el Instituto Cervantes, pero ha dejado en una novela su infancia en Torremolinos, donde vivió desde niña por un destino de su padre. La libertad que conoció en los años 60 y 70 no tenía nada que ver con el resto de lo que pasaba en España, y de ahí que pueda contar sin tirar de imaginación cómo fueron esos locos años en la Costa del Sol y cómo surgió Marbella como punto de encuentro de la jet internacional. Personajes reales con otros novelados salpican las 400 páginas de Aquellas noches eternas. Nos ayudan a entender gran parte de lo que fue nuestra crónica social o del corazón.