La tradicional Corrida de la Prensa que cada año se celebra durante la Feria de San Isidro en la plaza de las Ventas nunca defrauda. Es verdad que años atrás solía contar con la presencia del Rey o el Príncipe de Asturias, costumbre que se ha perdido y que muchos lamentan. Pero el lleno de la plaza fue de los que da gloria.
De la familia Borbón acudió la infanta doña Elena. No quiso utilizar el palco real (es una pena ver ese palco siempre vacío) ya que prefirió quedarse en barrera y ver los toros a pocos metros. Ataviada con su clásico sombrero y esta vez con la melena lisa (bastante mejor que cuando se deja el pelo fisco), Elena es una aficionada de la fiesta nacional y pudo disfrutar de la tarde junto a su amiga Rita Allende Salazar, y estar también muy cerca de su amigo Vicente Cebrián, propietario de las bodegas Murrieta. Doña Elena estaba encantada porque se encontraba en lo que se llama 'zona de confort', ya que todos los que la rodeaban son también grandes amigos de su padre, el rey Juan Carlos.

Hablando del emérito, estos días se están comentando las largas temporadas que pasa en Portugal y lo que podemos añadir es que no hace muchas semanas se le vio en compañía de una señora de mediana edad, rubia y de muy buena planta, en una terraza de Comporta, sin duda el sitio más chic del país luso y donde se reúnen muchos rostros conocidos que buscan la paz y tranquilidad de esa localidad que forma parte de lo que hoy se llama el lujo silencioso.
Pero volviendo a las Ventas, quien levantó a los asistentes para recibir una gran ovación fue la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que llegó vestida con un conjunto en tono arena y repartiendo sonrisas. En algunos círculos se rumorea que la presidenta habría terminado su relación sentimental con su novio, Alberto González, algo que no está confirmado y que, de momento, se queda en el terreno de la rumorología. Lo cierto es que Ayuso acudió con los responsables de la plaza y se la vio feliz y disfrutando de los toros.

Morante de la Puebla era la gran esperanza de la tarde y, como suele ocurrir, dio una de cal y otra de arena. Con el primer toro estuvo más que inspirado, pero no consiguió ni una oreja y tal vez eso hizo que con el segundo directamente decidiera matar sin apenas torear. La leyenda de Morante firma otro de sus capítulos con estos gestos. Completaron el cartel Alejandro Talavante y Tomás Rufo sin que la jornada repartiera trofeos para ninguno.
Los toreros José Ortega Cano y El Juli pudieron ver los toros desde el callejón mientras Cayetana Álvarez de Toledo lo hacía desde las gradas en una jornada llena de caras conocidas. Los Trapote (el domingo celebran su tradicional cena en su casa de Aranjuez), el rey del desguace Luis Miguel Rodríguez, esta vez acompañado de la abogada Teresa Bueyes, Espartaco, la presidenta de la Asociación de la Prensa María Rey, el columnista Santiago Amón, el presidente del Atlético de Madrid Enrique Cerezo, Miguel Ángel y Jesús Gil o una embarazadísima Teresa Urquijo, mujer del alcalde José Luis Martínez Almeida, entre otros muchos, disfrutaron del día grande los toros y la prensa con el genio de Morante como broche final.



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