Algunos lo definen como un hombre del renacimiento por la cantidad de facetas que desarrolla pero lo cierto es que Aldo Comas es todo un personaje que ha evolucionado hacia el mundo artístico y que ya sabe lo que cuesta poder expresarse libremente en un país en el que las redes sociales se han convertido en el azote de la libertad de expresión. No hace muchos meses comprobó lo que supone poder hacer un comentario desde la libertad cuando criticó como se estaban enfocando ciertas campañas de presuntos abusos sexuales y los ejércitos de haters se lanzaron contra él en un linchamiento que pocos pueden soportar salvo que ignoren los comentarios o se dediquen a bloquearlos.
Ante tanta presión, Aldo acudió a los micrófonos de Federico Jiménez Losantos para explicar lo que estaba ocurriendo y fue entonces cuando muchísimas personas, conocidas y anónimas, le escribieron para mostrarle su apoyo en privado (que en público muchos temen decir lo que piensan). Así estamos. De ese capítulo queda dolor y pena pero también un aprendizaje.

Hablamos del presente durante su estancia en el Festival Ecuestre de Mata, en Tánger, un encuentro que aprovecha para cargar de imágenes y colores su retina. "En este momento de la vida estoy pintando la naturaleza, selvas, palmeras, el símbolo de la contradicción que todos tenemos, ya que la naturaleza es muy bella pero también salvaje, radical, y con un caos con el que me identifico. He hecho una conexión con el salvaje caos de lo natural y me entiendo mejor. Los cuadros los he presentado en una exposición en Dubai la semana pasada y la próxima cita será el día 29 en la galería Jorge Alcolea, en Barcelona, y de ahí viajarán a Mallorca y Madrid", anuncia.
Comas está satisfecho porque ya ha vendido algunas piezas, los precios oscilan entre 1.000 a 2.500 euros, y recuerda que su primera clienta fue una sobrina de Agnelli, Alegra, que además también es paracaidista y ya tiene varias obras en su poder. Sincero como pocos, Aldo nunca vendería algunos de sus primeros cuadros "porque son horrorosos y los odio".

"Por eso los pinto por encima, ya que me sale más a cuenta el lienzo", dice. Aldo disfruta cuando le encargan una obra "porque me permite hablar mucho con mi cliente y eso me inspira", pero en este momento su inspiración es la naturaleza. Sobre si puede vivir de su arte reconoce que "hay meses más jodidos que otros porque ya sé lo duro que es ser artista. Al principio es fácil porque los amigos te compran pero lo que realmente cuesta es mantenerse. Además, soy mal ahorrador. Me defino como un 'irresponsable financiero' porque se me dan fatal las finanzas. Gracias a Dios tengo a Macarena que me organiza y es que tengo un TDH (trastorno de conducta que afecta a la atención, la hiperactividad y la impulsividad) galopante desde pequeño y eso no ayuda".
Cuando habla de esta cuestión, Comas recuerda que durante mucho tiempo estuvo medicándose durante la infancia. "Luego me olvidé del TDH y ahora me he vuelto a acordar. Y entiendo que la mitad de los 'marrones' en los que me he metido han sido por esa causa. La impulsividad, olvidarme de cosas, la frustración ante el dolor, perderme en las nubes, la mala gestión financiera… Una vez redescubierto ahora lo estoy trabajando", cuenta.

Sobre el apoyo de su mujer, declara que "Macarena es mi totem, mi musa de la responsabilidad" y de ahí que le haga mucho caso en todo. Feliz con su vida en el campo, Aldo asegura que no podría vivir en una ciudad. "Vivir en una ciudad es un error porque el mundo va a petar. Si el apagón del otro día llega a durar 48 horas la gente se habría matado en las ciudades. En el campo se ve todo de otra manera", dice. Feliz de nuevo en Marruecos, "es mi octava vez porque a los 19 años vine con un amigo en plan aventura por el desierto y me recuerda a mi padre que era un fan de África. Se casó a los 18 y se vino de luna de miel durante tres años a África. Cuando volvieron se divorció pero se llevan muy bien con su ex", recuerda.
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