Lo de la boda del alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida y su prometida Teresa Urquijo tiene todas las papeletas de convertirse en munición nueva para disparar en los plenos del Ayuntamiento cada vez que la oposición quiera hacer diana donde más duele. Casarse en plena calle de Serrano ante más de quinientos invitados y un despliegue de medios de comunicación que ya quisieran en sus actos oficiales tiene su aquel y ni qué decir en tiempos convulsos donde la lupa se pone ante cualquier gesto o alarde sin justificar. Pero es lo que tiene enamorarse y querer celebrar todo un bodón.