Ashoka Mody
En noviembre de 2003, el exministro de finanzas alemán Hans Eichel explicó por qué el "acuerdo" entre Grecia y sus acreedores estaba abocado al fracaso. Eludiendo las presiones de entonces para aumentar la austeridad fiscal en Alemania en plena recesión económica, Eichel escribió en un artículo de opinión en la prensa británica que "una política orientada solamente a alcanzar objetivos de consolidación cuantitativa a corto plazo corre el riesgo no solo de detener el crecimiento sino también de aumentar la deuda". El teorema de Eichel dice que el Gobierno griego, aunque es más estable tras las elecciones del mes pasado, no superará la falta de lógica del programa de acreedores. El crecimiento será más lento y la deflación más fuerte de lo previsto. La carga de la deuda seguirá aumentando. El teorema de Eichel ha demostrado ser sorprendentemente duradero en la Gran Recesión: la austeridad persistente es contraproducente, y más cuanto más débil sea la economía. Por todas partes, la austeridad ha arrastrado el crecimiento hacia abajo. Grecia, que se ha sometido a la austeridad más severa, ha vivido la contracción económica más profunda. Incluso el atisbo de crecimiento económico griego en 2014 coincidió con una pausa de la austeridad. Según casi todas las estimaciones, Grecia presenta un pequeño déficit fiscal primario: el gasto estatal (sin contar el pago de intereses) ha superado a los ingresos. Lograr el objetivo de excedente primario de los acreedores del 3,5 % del PIB en tres años provocaría una contracción económica, pero los pronósticos aseguran que Grecia recuperará el crecimiento.