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Elon Musk se ha ganado la fama de imprevisible, por decirlo suave. Cualquier día, por ejemplo, podría levantarse generoso e invitar a desayunar, comer, merendar y cenar a los 7.700 millones de habitantes del mundo. Sus 200.000 millones de euros darían para eso (26 euros por persona) y para mucho más. Hace justo tres meses, el hombre más rico del planeta se encaprichó de su red social favorita, la misma en que suma casi tantos seguidores como Cristiano Ronaldo (102 millones). Se despertó magnánimo y ofreció por Twitter 44.000 millones de dólares. Días después, sus asesores debieron estimar que el precio resultaba excesivo, incluso para el líder del ránking de fortunasde Forbes, predestinado a convertirse en el primer billonario de la humidad.