Profesora de Derecho en la University of Southern California. Autora de ?High Wire: How China Regulates Big Tech and Governs Its Economy?

En 1957, la URSS puso en órbita el primer satélite artificial del mundo, lo que hizo temer a EEUU que, a menos que tomara medidas radicales para acelerar la innovación, su adversario de la Guerra Fría le dejaría en la cuneta tecnológica. Ahora, la startup china DeepSeek ha creado un modelo de IA que, según afirma, puede superar a los competidores estadounidenses líderes del sector, a un menor coste, lo que ha llevado a algunos comentaristas a proclamar que ha llegado otro "momento Sputnik". Pero centrarse en la rivalidad geopolítica entre EEUU y China no viene al caso. En lugar de ver a DeepSeek como un sustituto chino, y a los líderes establecidos (como OpenAI, Meta y Anthropic) como representantes de EEUU, deberíamos verlo como el caso de una ingeniosa empresa emergente que desafía a los titulares oligopolísticos, una dinámica bienvenida en mercados abiertos.

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