La guerra contra la inflación emprendida por los bancos centrales ha dejado a los gestores de renta fija el terreno algo más despejado para encontrar oportunidades que compensen ya el riesgo asumido en algunos segmentos de deuda. Se pueden producir sorpresas todavía y la cautela manda a la hora de tomar posiciones, pero las subidas de tipos de interés han venido para quedarse y están produciendo un repunte de la rentabilidad de los activos de renta fija.

CaixaBank, BBVA y Santander controlan 77.431 millones de euros de los fondos de inversión distribuidos mediante gestión discrecional, según datos proporcionados por Inverco, a cierre de junio, lo que representa tres cuartas partes del dinero que se canaliza a través de este segmento de negocio, uno de los que más han impulsado las gestoras de las entidades financieras en los últimos años, junto al de asesoramiento independiente.

Tener miedo es de prudentes, saberlo vencer es de valientes. Esto asegura el refranero español. Un aforismo al que se están enfrentando los inversores este año, que está dejando pérdidas de doble dígito en los principales índices bursátiles y donde los rendimientos de la renta fija comienzan a convertirse en una buena opción para aquellos de perfil más conservador, una vez que la subida de tipos de interés ha elevado la rentabilidad de la deuda soberana. La lucha contra la inflación se ha convertido en la principal batalla de los bancos centrales y eso implica menor crecimiento y más pesimismo entre los inversores profesionales, como refleja la última encuesta de Bank of America, donde el nivel de liquidez se ha disparado a máximos históricos.

La nueva gestora de fondos de Gustavo Trillo y Ricardo Cañete tras su salida de Bestinver cuenta ya con el visto bueno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Tras esto, solo queda obtener el registro de los folletos de sus fondos y la incorporación del resto de los miembros del equipo de inversión. "No empezaremos a invertir hasta que no estemos todos", ha señalado Trillo.

Hace catorce años los mercados vivieron una de las caídas más abultadas que habían sufrido en décadas. Lo que parecía la bancarrota de lo que era entonces el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, propiciada por su mala praxis con las hipotecas subprime, se acabó transformando en una crisis financiera global, que se fue expandiendo como las ondas de un río debido a los desmanes del sector financiero y la burbuja inmobiliaria. La pandemia también provocó un susto en los inversores en 2020, pero la rápida recuperación posterior de las bolsas mitigó la sensación de vértigo que se vivió con el Covidcrash.

En un año en que los mercados están dejando caídas de doble dígito, es bueno recordar la frase atribuida a Warren Buffett de que solo cuando baja la marea se descubre quién nadaba desnudo. Este aforismo, aplicado a los fondos de inversión, se podría aplicar a la rentabilidad lograda a largo plazo por sus gestores y que en momentos de crisis se vuelve más imperativo. Y entonces se descubre que muchos de los vehículos de inversión colectiva, en las categorías conservadoras, con mejor rendimiento son españoles. El problema es que la mayoría de los inversores no los conoce, porque al tener un ISIN español (el número de registro exclusivo que sirve para identificar a cada producto) su comercialización en otras redes de distribución que no sean las de su banco -canal habitual de compra para un inversor- es una misión casi imposible, si no se acude a determinadas plataformas.

Hay señales (y rentabilidades) que indican que la travesía del desierto de la renta fija está llegando a su fin ante la retirada de estímulos de los bancos centrales, que ha provocado uno de los peores años en renta fija de la historia, con pérdidas de doble dígito en muchos casos. Pero en el horizonte ya se observan rendimientos que empiezan a equilibrar el riesgo que asume el inversor. Atraídos por esto, y por la búsqueda de refugio, la mayoría del dinero que ha entrado este año en fondos ha ido a parar a los que invierten en deuda. Según los datos provisionales de Inverco, a cierre de agosto, consiguen suscripciones netas de 9.200 millones de euros desde enero, la cifra más alta desde 2014.

Corren malos tiempos para los invesores. Si después de la pandemia las masivas inyecciones de liquidez de los bancos centrales ayudaron a las bolsas a recuperarse de las fuertes pérdidas provocadas por los confinamientos, la situación ahora es diametralmente opuesta, como ya están notando en sus carteras.

AXA Investment Managers, el brazo inversor de la aseguradora francesa, ha lanzado una plataforma de ETFs o fondos cotizados centrados en productos de gestión activa temáticos y relacionados con la sostenibilidad.

Mutuactivos ha decidido rebajar nueve puntos básicos la comisión de gestión que aplica en la clase L de sus fondos perfilados, aquella dirigida a gestión discrecional y asesoramiento, que se ha convertido en el segmento de negocio que más están impulsando las gestoras españolas en los últimos años.