Hace catorce años los mercados vivieron una de las caídas más abultadas que habían sufrido en décadas. Lo que parecía la bancarrota de lo que era entonces el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, propiciada por su mala praxis con las hipotecas subprime, se acabó transformando en una crisis financiera global, que se fue expandiendo como las ondas de un río debido a los desmanes del sector financiero y la burbuja inmobiliaria. La pandemia también provocó un susto en los inversores en 2020, pero la rápida recuperación posterior de las bolsas mitigó la sensación de vértigo que se vivió con el Covidcrash.
Ahora, con unos bancos centrales tratando de poner freno a una inflación galopante y unos gobiernos necesitados de remediar la escalada de los precios de la energía, los inversores no cuentan con un horizonte despejado, teniendo en cuenta que la guerra de Ucrania no parece tener una solución a la vista. Esta incertidumbre se está reflejando en unas bolsas que han llegado a entrar en terreno bajista, con caídas de doble dígito, mientras que el repunte de rentabilidad de los activos de deuda, gracias al incremento de tipos de interés, ha llevado a que los bonos corporativos europeos ya se equiparen en rentabilidad con los dividendos de las cotizadas europeas.
En este contexto, la tentación de retirarse del mercado por temor a que las caídas bursátiles se transformen en un derrumbe parecido al de 2008 son muy fuertes. Pero hay lugar para la esperanza. Según una encuesta realizada por elEconomista.es entre 24 firmas de asesoramiento patrimonial y gestión de activos, el 83% de los expertos no considera que se vaya a producir tal hecatombe y, de hecho, consideran, que en función del perfil de riesgo de cada inversor puede ser un buen momento para ir añadiendo riesgo a las carteras y beneficiarse de los bajos precios de entrada renta variable.
Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G, explica que, sin ningún desequilibrio relevante en la economía, "no existe la menor indicación de que podamos ver caídas como las vistas en la crisis de Lehman, más allá de que el ser humano siempre tiende a pensar que cada crisis será igual que una de las dos anteriores", pero ahora "el sector financiero está saneado, el corporativo no tiene unos niveles de deuda que sean un problema y el sector inmobiliario no acumula los excesos que tenía en esa crisis". "Se habla en ocasiones de complacencia sin datos objetivos, dando por hecho que vamos a una recesión y por eso caerán las bolsas, pero hay que tener presente que todas esas cosas es muy probable que estén en precio y por eso toca recordar que los ciclos alcistas de las bolsas comienzan y no terminan con las recesiones", recalca.
Una opinión que comparte Ángel Olea, director de inversiones de Abante, para quien es posible que las bolsas puedan seguir cayendo a corto plazo, pero "retrocesos del tipo de la crisis de 2008, son muy improbables, estaríamos hablando de perspectivas de colapso del sistema financiero". Y teniendo en cuenta que, como señala Ignacio Cantos, director de inversiones de atl Capital, "es posible que podamos ver una recesión técnica pero no debería ser una depresión como la que siguió al colapso de Lehman. El sistema financiero está en una situación mucho más fuerte tanto en capital como en provisiones. Por todo ello, creemos improbables las caídas de ese calibre", subraya.
Esto no significa que los expertos consultados no esperen correcciones adicionales en las próximas semanas. "El escenario actual no tiene un carácter tan profundo y sistémico como en 2008, por lo que no pensamos que, a partir de ahora, la corrección de los mercados sea tan severa como la que tuvo lugar después de la quiebra de Lehman Brothers", asegura Luis Merino, responsable de renta fija, mixtos y selección de fondos de Santalucía AM. Pero Rodrigo Utrera, responsable de renta variable de Santander AM, advierte de que "para que se produzcan caídas tan relevantes deberíamos asistir a un deterioro macroeconómico de gran magnitud y escala. Ahora mismo no creo que estemos ahí, y el mercado ya está metiendo en precio un escenario muy negativo para las economías europeas en la segunda mitad del año".
Ion Zulueta, director de análisis en iCapital, explica que el hecho de que se hable de posibles derrumbes bursátiles implica que el pesimismo inversor es ya importante, aunque aún no lo suficiente para que constituya una señal contrarian. "Durante los próximos meses el mercado probablemente seguirá a la baja debido a la caída que se producirá en las estimaciones de beneficios. Dicho esto, el hecho de que es posible que hayamos visto el pico en la inflación y en los tipos hará parcialmente de contrapeso", apunta.
"Para ver el contexto de caídas de mercado es cierto que siempre nos remitimos a otros momentos de recesión económica para ver el alcance de las mismas, pero en este caso la actuación de los bancos centrales son los que están dirigiendo toda la evolución del mercado. En el momento en que veamos una estabilización de sus políticas, el mercado puede empezar a buscar un suelo", asegura Beatriz Catalán, responsable de asset allocation de Ibercaja Gestión.
En Andbank estiman que una posible caída no debería superar rebajas adicionales del 10-15% en función de la probabilidad que le otorgue el mercado al escenario recesivo, pero "en ningún caso con las caídas superiores al 40% que vimos en 2008", subraya Rubén de la Torre, responsable de sostenibilidad de Andbank Wealth Management.

"Es importante señalar que los mercados llevan una caída este año de cerca del 20%. Esta caída ya recoge muchas malas noticias (inflación alta, problemas de suministro energético, tipos al alza, menor crecimiento), por lo que una caída adicional de un 20% parece improbable teniendo en cuenta los escenarios más factibles que manejamos los inversores", expresa Javier Lendines, director general de Mapfre AM, y aunque, a día de hoy, le otorgan una probabilidad muy baja y no es su escenario central, "si algo hemos aprendido los inversores desde la crisis de Lehman es que nunca más debemos decir frases como 'es imposible que eso ocurra".
Crisis energética
Juan Pablo Calle, selector de fondos de Miralta AM, también considera que las expectativas de subidas agresivas de tipos están muy descontadas por el mercado, con lo que a su juicio eso no será un catalizador para poder desestabilizar los mercados. "Pero sí pueden verse más afectados a medida que se acerque el invierno si se produjeran tensiones industriales -de momento no contempladas en el precio- por la crisis energética europea. Por otro lado, vemos a unos gobiernos europeos dispuestos a apoyar fiscalmente a la economía, con medidas expansivas e inflacionistas, lo cual no permite que la ley de oferta/demanda permita un ajuste necesario para contener precios", señala.
Aunque el tono general es de no contemplar una profundización de las caídas bursátiles como las de Lehman, sí que aparecen matices de apreciación en algunas firmas, que son más escépticas con la evolución de los mercados.
"Cada crisis no solo puede empeorar por sí misma en cualquier momento, sino que también puede verse exacerbada inesperadamente por factores nuevos. Por ejemplo, la caída del Covidcrash superó el colapso de precios de las acciones posterior a Lehman en su gravedad. Pero si le hubieras preguntado a alguien en diciembre de 2019 si un colapso al estilo de Lehman era inminente en los próximos meses, probablemente te habrían mirado con los ojos abiertos. Tres meses después, las acciones bajaron un 40%. En otras palabras: tales descensos son raros, pero nunca se pueden descartar. Por eso la pregunta a la hora de construir una cartera no debe ser qué va a pasar sino qué puede pasar", advierte Thomas Lehr, estratega de Flossbach von Storch.
En Dunas Capital consideran que hay empresas cuyos precios, después de las caídas, ya descuentan ampliamente un escenario de recesión, de tipos de interés altos y precios altos de la energía. Pero "hay otros sectores que aún no han revisado sus expectativas de beneficios y que deberían corregir aún más y, en conjunto, llevar los índices bursátiles a niveles más bajos de los que hemos visto este año, dado el peso que algunas de estas compañías (como tecnología y lujo) han alcanzado en los últimos años en los principales índices", explican en la firma.