Entrevista

La presentación de resultados trimestrales va a ser fundamental, a juicio de Cristina Rodríguez, responsable de Global Multi Assets Solutions de Santander AM -que abre una serie de entrevistas con los responsables de inversión de las gestoras españolas con mayor volumen patrimonial-, para monitorizar el sentimiento de las compañías respecto a la recuperación y la incidencia en sus márgenes del coste de la energía y un posible aumento de los salarios, aparte del decalaje entre la oferta y la demanda de sus cadenas de suministro. No porque esperen malos datos, sino porque servirán de guía de las expectativas de desarrollo del ciclo económico, al que auguran continuidad en 2022.

En plena efervescencia de los fondos ESG, aquellos que tienen en cuenta los criterios ambientales, sociales y de buena gobernanza en su estrategia de inversión, hay una realidad inapelable para el inversor: se revalorizan mucho menos este año que aquellos centrados en uno de los sectores más contaminantes como es el relacionado con las firmas energéticas, y que no cuentan con un sello verde.

De ser unos productos dirigidos a clientes con cierto nivel patrimonial y con unos conocimientos financieros algo más elevados que la media -lo suficientes como para optar por unos vehículos de inversión distintos a los que les trata de vender su entidad financiera- a intentar captar el dinero de cuantos más clientes, mejor. Como si una boutique de bollería excelsa se lanzara a vender panes a granel.

La fiebre por la sostenibilidad no solamente afecta a las empresas cotizadas, que reciben más presión por parte de los grupos de interés para que implanten políticas más respetuosas con el medio ambiente en sus procesos de producción y ventas, al calor de la ola verde que invade el mundo, sobre todo en Europa, gracias a la agenda contra el cambio climático, la descarbonización y la digitalización.

Invertir en activos de private equity o capital privado era algo que hasta ahora solo se podían permitir los grandes patrimonios. Los elevados importes solicitados, entre tres y cinco millones de euros como mínimo, para poder acceder a este tipo de proyectos filtraban la entrada únicamente a family offices e inversores institucionales. Los fondos de fondos comercializados a través de la banca privada facilitaron que inversores con importes menores pudieran también acceder, reduciendo el riesgo de selección y diversificación. Por 100.000 euros tenían acceso a activos no cotizados, con la condición de tener el patrimonio invertido durante un plazo que no suele ser inferior a los cinco años y puede llegar a la década, a cambio de una revalorización que se sitúa entre el 10% y el 12%. Una iliquidez bien remunerada, si no se necesita el dinero en el plazo que dura la inversión.

Hamco Global Value Fund, asesorado por John Tidd Kimball para Andbank, está resistiendo como el mejor fondo de la Liga Global de la gestión activa de elEconomista, la clasificación que reúne a los 428 fondos de renta variable internacional más descorrelacionados de su índice de referencia, que cuentan con un active share por encima del 65%.

Superar la barrera del 1,5% en la rentabilidad del bono a 10 años de Estados Unidos encendió todas las alarmas la semana pasada en unos inversores que ya han empezado a descontar el inicio del tapering por parte de la Fed en noviembre y que consideran que las elevadas presiones inflacionistas pueden propiciar un adelanto de la subida de los tipos de interés, estimado inicialmente para finales del próximo año. Si a esto le añadimos la incertidumbre ante la amplitud de las ondas expansivas de la caída del coloso inmobiliario chino Evergrande, que afronta impagos en sus bonos internacionales denominados en dólares, y la crisis energética en ciernes, los inversores encontraron la excusa perfecta para recoger beneficios de las compañías consideradas de crecimiento, como los tecnológicas, y rotar su dinero hacia valores más cíclicos.

El fondo de bolsa española de Azvalor, Azvalor Iberia, ha aprovechado la caída del 2,59% que sufrió el Ibex el pasado martes –ante el temor de que las presiones inflacionistas provoquen un adelanto de la subida de tipos de interés, como se reflejó en el mercado de deuda, con la mayoría de los principales bonos como el norteamericano regresando a niveles de junio– y ha logrado subir ocho puestos en la clasificación de los productos más activos de bolsa española que componen la Liga de elEconomista.

Si términos como capital riesgo o private equity y fondos de inversión libre o hedge funds pueden todavía sonar extraños a un inversor medio en España, acostumbrado en los últimos años a colocar su dinero, sobre todo, en fondos perfilados y carteras de gestión discrecional, dentro de poco pueden convertirse en un tema de conversación habitual.

El mercado de bonos ha provocado un vuelco en las bolsas, al reflejar el temor a que los bancos centrales comiencen a cerrar el grifo de la liquidez a la sombra de una inflación que hasta el propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha asegurado que es "más preocupante y estructural ahora que a inicios de año", después de haber insistido en sus últimas intervenciones en que era algo más transitorio.