
En plena efervescencia de los fondos ESG, aquellos que tienen en cuenta los criterios ambientales, sociales y de buena gobernanza en su estrategia de inversión, hay una realidad inapelable para el inversor: se revalorizan mucho menos este año que aquellos centrados en uno de los sectores más contaminantes como es el relacionado con las firmas energéticas, y que no cuentan con un sello verde.
La diferencia es abismal: mientras que los fondos de renta variable global que persiguen criterios de sostenibilidad o directamente son productos de impacto (según la terminología utilizada por la directiva europea SFDR) ganan en el año un 18%, con datos de Morningstar hasta el 8 de octubre, los fondos temáticos de energía consiguen 32 puntos porcentuales más de rentabilidad, con un 49,73%. Si se compara con los fondos de recursos naturales, que incluyen la inversión en firmas mineras también, la diferencia no es tan elevada, ya que éstos solo superan a los verdes por 153 puntos básicos.
Mucho ha tenido que ver en esta fuerte recuperación de los fondos de energía la subida de los precios del gas y del petróleo a lo largo del año, del que se han beneficiado las acciones de las compañías relacionadas con estos sectores. Aunque el precio del gas ya ha retrocedido un 26% desde principios de mes, se ha llegado a revalorizar más de un 500% desde enero, mientras que el crudo mantiene una subida de más del 60% en el caso del Brent.
Estos incrementos de precios se han traducido en un rendimiento del 39,18% del MSCI World Energy Index en el año, que supera ampliamente el casi 14% cosechado por el MSCI ESG World Leaders.
Las expectativas para los fondos marrones o sucios, en contraposición a los verdes, siguen siendo muy halagüeñas, teniendo en cuenta que, entre las veinte petroleras integradas con recomendación de compra, el incremento de su precio objetivo ha oscilado entre el 18% y el 128% desde principios de año. Y aunque la subida del petróleo es complicado que se mantenga a estos niveles, el déficit de producción de crudo augura todavía un recorrido alcista en los próximos meses.
La preocupación por la inflación ha provocado esta rotación de los inversores hacia los sectores más cíclicos, como bancos, firmas relacionadas con materias primas y compañías de energía. Existe un factor adicional que favorece el potencial de las compañías sucias que gestores de sesgo value como Iván Martín, director de inversiones de Magallanes, apuntaba en su última carta trimestral, como es la animadversión hacia empresas consideradas como poco amigables con el medio ambiente, no necesariamente relacionadas con el petróleo.
"La principal traba reside en la reticencia, o directamente prohibición, por parte de las administraciones públicas a la hora de otorgar permisos para su puesta en marcha, esto se traduce en una reducción de la oferta de productos básicos necesarios para el correcto funcionamiento (y progreso) de la economía mundial", y cita de ejemplo a a Covestro, una empresa química líder mundial en la fabricación de poliuretanos y policarbonatos, "sin los cuales sería impensable fabricar los asientos de un coche, los componentes de aparatos electrónicos o los sistemas de aislamiento de una casa", subraya.