Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

La guerra entre Hamás e Israel no se ha detenido y ha tenido un durísimo impacto en la economía del país hebreo. El PIB de esta nación se contrajo un 20% en el cuarto trimestre de 2023 debido a una caída del 26,9% del consumo privado al tiempo que una escasez de trabajadores, que ya existía, se ha acentuado con la pérdida de 150.000 empleados de Cisjordania y 300.000 reservistas. Algo que también ha provocado un colapso en su actividad. Fuera de Israel todo parecía indicar que las tensiones que el conflicto ha generado en la región no afectarían de forma decisiva al petróleo y, en consecuencia, al mundo. Sin embargo, hay un país que sí está pagando muy caro las consecuencias de la guerra, incluso más que la república judía y para la que el conflicto ha podido suponer el factor diferencial para su colapso: Egipto.

Se confirma el giro de 180 grados en los mercados: ahora los inversores dan por hecho que la Fed solo recortará dos veces los tipos de interés este 2024. Un hito que culmina un cambio de paradigma que se ha ido gestando en los mercados los últimos meses, aunque en particular las últimas semanas. En enero el mercado de 'swaps' de Bloomberg sobre los tipos de interés apostaba por seis recortes de 25 puntos básicos empezando en marzo y con opciones claras de un séptimo movimiento en diciembre, a pesar de que la Fed decía en su 'dot plot' que habría tres. Una economía empeorando y una inflación en retroceso eran las claves que hacían pensar a los inversores que Powell tendría que moverse antes de tiempo, incumpliendo sus previsiones. Ahora, vuelven a creer que la institución no se ajustará a su 'dot plot', pero ahora por todo lo contrario.

El petróleo ha pasado a ser el gran protagonista del debate sobre los bancos centrales, pero esta vez de un modo diferente. Con su escalada a los 90 dólares el barril y alertas de que podría irse incluso a los 100 dólares, diversos analistas temen que desate un repunte de la inflación que sacuda los recortes de tipos del BCE y la Fed. Ahora, aunque el crudo está deteniendo este lunes su potente rally con la retirada israelí en Gaza, una OPEP recortando, problemas de oferta y una demanda mayor de lo esperado siguen sosteniendo las esperanzas de los alcistas. En este contexto, esta vez ha surgido una postura atípica que gana cada vez más adeptos. Es posible que el petróleo reviva para inflación, pero cada vez más expertos apuntan a que los bancos centrales ignorarán este fenómeno o que incluso este puede acercar unas bajadas más potentes en el 'precio del dinero'.

EEUU caminaba por una senda muy peligrosa: se enfrentaba a que los mayores compradores de su deuda renunciaban a la misma, mientras que la Casa Blanca preparaba una emisión histórica para afrontar un potente déficit. A pesar de todo, el país ha encontrado compradores con los que equilibrar el mercado en el lugar más insospechado: las familias y otros actores privados del propio país norteamericano. Al mismo tiempo, muchos de los pilares del mercado que parecían tambalearse, se han mantenido.

El mundo, y en particular Europa, se han encontrado con un contratiempo para extender su industria de semiconductores y para ayudar a sus renovables y tecnológicas. El galio, un material clave para la fabricación de chips, paneles solares, sistemas led y smartphones, se ha duplicado en el viejo continente hasta su precio más alto desde 2011. Actualmente, un kilo de este metal se cambia en la bolsa de Rotterdam, donde cotiza como referencia del precio en el continente, por unos 575 dólares.

La Fed está inmersa en una cuidadosa operación para enfriar la economía hacia la estabilidad de precios garantizando un 'aterrizaje suave de la economía'. Uno de los ejes fundamentales de este plan consiste en ir retirando liquidez del mercado con diferentes mecanismos, entre ellos reduciendo su balance. Esta batalla por la liquidez ha tenido durante muchos meses un aliado inesperado que puede convertirse de golpe en enemigo. EEUU se encuentra en este momento con sus arcas completamente llenas, lo que le da al Gobierno la opción de desatar una avalancha de dinero sobre los bancos y las familias a medida que se acerquen las elecciones.

2023 fue un camino de rosas para Tesla. Con un avance de más del 101% era una de las siete magníficas y volaba por el parqué a medida que su liderazgo en el mercado de coches eléctricos a nivel mundial ilusionó por completo a los mercados. Sin embargo, mientras otros grandes ganadores de aquel año siguen subiendo o mantienen lo ganado, la firma fundada por Elon Musk se ha convertido, oficialmente, en el peor valor de todo el S&P 500 al ceder un 33% en 2024 y reducir esas tres cifras de avances el año pasado a apenas un 35% si se le suma este primer trimestre.

En octubre de 2023, en plena guerra por rebajar el precio del barril de petróleo para combatir la inflación, Biden puso sus ojos en Venezuela. La nación caribeña, antaño un gigante del petróleo de 3,3 millones de barriles diarios (un 14% de la OPEP) y el país con las mayores reservas probadas del mundo (24,4%) tenía a su infraestructura bajo mínimos produciendo unos escasos 750.000 barriles diarios, asediada por la falta de inversión, la quiebra de su empresa estatal y las sanciones de EEUU. En aquel momento Washington alivió las medidas contra Caracas a cambio de que firmase una hoja de ruta hacia la democracia con unas elecciones para julio de 2024.

Un extraño fenómeno se ha manifestado en la economía de Reino Unido, y, en segundo término, Europa. La subida de los tipos de interés ha elevado los ingresos de los hogares y los recortes podrían incluso perjudicarles. Esta situación, que podría parecer una paradoja, es una de las claves del qué ha sido uno de los grandes misterios que han aquejado a los mercados. ¿Por qué las subidas de los tipos de interés no han generado un contundente golpe en la economía?

La inmigración se ha convertido en un debate candente en buena parte del mundo, en particular, en un año electoral para muchos países. La economía se ha convertido en uno de los pilares de esta discusión con diversos expertos en EEUU asegurando que estos son el factor decisivo para entender el 'aterrizaje suave' y la lucha contra la inflación. Sin embargo, en su vecino del norte, históricamente pro-inmigración ha dado un giro contra este fenómeno y se ha encomendado a reducirla a pasos acelerados para aliviar el gran problema que llevan tiempo aquejando a su economía, aunque los analistas no tienen claro que el precio a pagar compense la decisión.