
Israel ha confirmado los peores temores respecto al impacto de la guerra. El golpe en su PIB el último trimestre de 2023 ha sido el doble de lo esperado por los mercados y ha ascendido hasta el 19,4%, un auténtico colapso económico. Esta no es la primera vez que Israel sufre una caída económica semejante pues durante el covid llegó a caer un 30%. Sin embargo, esta vez el golpe ha sorprendido a propios y extraños por su contundencia dada la magnitud del conflicto. La realidad es que este enfrentamiento ha llegado para la joven república hebrea en uno de los peores momentos posibles, haciendo colapsar buena parte de su economía.
El principal motivo detrás de esta crisis viene del gran número de reservistas llamados a filas para hacer frente a la amenaza de Hamás. Más de 300.000 hombres y mujeres han sido movilizados, es decir, el país ha perdido de golpe a un 5% de toda su fuerza laboral. Esto ha obligado a numerosos negocios a detenerse y el consumo se ha desmoronado. Concretamente el gasto privado ha caído un 27%. Por su parte, los inversores internacionales han evitado todo lo posible la bolsa y empresas por el miedo a la guerra. Esta combinación ha provocado que la inversión ha vivido una auténtica sangría de más del 68%.
"La profunda contracción del PIB se produjo a pesar de un fuerte aumento en el consumo del sector público, así como de una contribución comercial neta positiva", explicaban los expertos de Goldman Sachs en su último informe. "El gran responsable es una contracción del consumo del sector privado y una profunda contracción de la inversión, especialmente en el sector inmobiliario" Desde el FMI alertaban de "un colapso casi completo de la actividad comparable al covid" en su último informe de perspectivas aunque, incluso con esa situación apostaban a un desplome del 6% del PIB.
En cualquier caso, el gobierno ha intentado reflotar la economía con una potente inversión pública, principalmente desde su industria de defensa. A pesar de que el gasto público se disparó un 88%, esto no ha servido para evitar el golpe, no habría sido suficente. En el cómputo general del año Israel ha tenido un crecimiento del PIB del 2%, en línea con la proyección del banco central. Además, el país logró contener una potente caída en su moneda, el sheckel, que en los primeros compases del conflicto tuvo que ser rescatada ante las potentes caídas. De hecho, la divisa ya se ha revalorizado un 5% frente al dólar desde sus cifras preguerra y un 11% desde sus mínimos del año. Esto es particularmente importante para Israel, pues vive de las importaciones y, pesar de tener el menor déficit en tres años este 2023, este se situó en los 30.600 millones de dólares.
Por su parte, preocupa especialmente el sector tecnológico, la joya de la corona de la economía israelí, que representa un 14% de su PIB y el 48% de las exportaciones, ha sufrido especialmente. Esta industria ha perdido al 15% de su fuerza laboral estando ya en situación de pleno empleo. Por su parte, las firmas solo recaudaron 10.000 millones de dólares en 2023, la mitad que en 2022. Los expertos advierten de que esta área, tan expuesta al extranjero puede sufrir de forma decidida si el conflicto no se acaba pronto. "La inversión del extranjero se desacelerará de forma exponencial y no va a ser fácil encontrar financiación en los próximos meses", señalaba Jon Medved, director ejecutivo de OurCrowd.
Sin embargo, las amenazas siguen muy presentes. Israel siempre ha dependido de guerras de corta duración para mantener su prosperidad y parece que el conflicto podría mantenerse un tiempo. Debido a ella el gobierno se ha encomendado un potente incremento del gasto financiado con deuda y nuevos impuestos que afectarán al desarrollo económico del país. Según Financial Times el gobierno de Netanyahu planea pedir 60.000 millones de dólares extra de deuda, una de las mayores emisiones de la historia (el país tiene 294.000 millones en total) y congela el gasto público. Todo esto para financiar un gasto en defensa que se duplicará para 2024.
Toda esta situación ha llevado a Moody's a rebajar por primera vez la calificación del país de A1 a A2 y con perspectiva negativa. Se trata de la primera vez en toda la historia que hay un recorte de valoración en sus bonos, que llevan bajo seguimiento de agencias tres décadas. "El actual conflicto militar con Hamás, y sus consecuencias más amplias que aumentan materialmente el riesgo político para Israel, debilitan sus instituciones ejecutivas y legislativas y su fortaleza fiscal en el futuro próximo", defendía Moody's. "La economía israelí es fuerte. La rebaja de la calificación no tiene nada que ver con la economía, sino que se debe enteramente al hecho de que estamos en guerra", explicaba el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.