Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

El verano pasado Ucrania salvó un 'match ball', una batalla decisiva que tendría más importancia en la guerra de lo que puede parecer en un principio. En aquel momento, el país europeo afrontaba una rebelión de tenedores de deuda que daban por hecho que los 20.000 millones de dólares prestados a Kiev se habían apilado en una "deuda insostenible". En consecuencia, se negaron a una moratoria, tal y como si aceptaron en 2022. Finalmente, el conjunto de inversores claudicaron y aceptaron postergar el pago a cambio de la promesa de más dinero, evitando que el 'default' del país eslavo fuera total. Ahora estamos a escasos días de que se de otro incumplimiento muy diferente, pues se ha activado una de las 'letras pequeñas' del intrincado cruce de promesas de la deuda del país.

Este lunes Lagarde sorprendió a todos en su intervención en el Centro Jacques Delors en la Hertie School en Berlín. La presidenta del BCE habló abiertamente de la debilidad a la que se ha visto sometido el dólar en "un mundo fracturado" y la oportunidad del euro de ganar influencia y "convertirse en una alternativa al dólar". Tras esto, la francesa prosiguió comentando el 'beneficio exorbitante' que supone para el dólar su estatus como moneda global. Sin embargo, los analistas mantienen sus dudas y creen que si bien el mayor protagonismo del euro parece un escenario inevitable, si no hay un cambio drástico de modelo económico y un compromiso de todos los países, las consecuencias pueden terminar siendo más negativas que positivas, pues sostener el sistema financiero mundial entraña grandes recompensas, pero también grandes peligros.

Algo está cambiando en el mercado de divisas. Aunque no hay pruebas definitivas, tampoco hay dudas de que el dólar ya no funciona como antes. Sin ir más lejos, el pasado viernes, Donald Trump anunció aranceles del 50% contra la Unión Europea. Para sorpresa de muchos (aunque cada vez menos), la respuesta fue una caída del dólar contra las grandes divisas y, también, contra el euro. Y eso que la teoría económica asegura que los aranceles impuestos por un país reducen en la práctica la oferta de esa divisa (en este caso el dólar) en los mercados, lo que debería presionar al alza su tipo de cambio ante una mayor escasez esperada. Con todo, el euro sigue a lo suyo y este lunes ha llegado a rebasar los 1,14 dólares. La divisa europea se está convirtiendo en una alternativa seria al dólar, aunque los expertos creen que falta algo para que exista la posibilidad real de que se produzca un sorpasso o derrocamiento del dólar (si es que es posible): la unión real del mercado de capitales en la Unión Europea.

Hasta ahora la historia de BYD, el mayor vendedor de coches eléctricos del planeta, era un ejemplo de ascenso imparable que daba buena cuenta del asalto mundial chino sobre esta industria. Sin embargo este lunes, ha dado un gran giro a su estrategia para adaptarse a una caída generalizada de la demanda en el sector. La firma ha anunciado fuertes bajadas de precios en sus 22 modelos, lo que ha provocado una gran sacudida bursátil a sus acciones, del 8%, y de la competencia, que retroceden alrededor de un 5%. Los inversores ven en el movimiento un inicio de una guerra de precios que ataque a los márgenes y rentabilidad de toda la industria en China.

En los últimos meses, los precios negativos de la electricidad se han colado en las noticias energéticas de España, generando confusión y escepticismo entre los consumidores. ¿Cómo puede ser que los productores paguen por vender su energía? ¿Y por qué esos precios negativos no se notan en el recibo de casa? La clave está en cómo funciona el mercado mayorista, en el auge de las renovables y en los límites estructurales del sistema eléctrico. Este fenómeno refleja tanto el éxito de la transición verde como los retos de un modelo aún poco flexible.

Desde el mismo instante en que terminó el apagón ya irrumpía una pregunta. ¿Cuál será el precio de dejar un país a oscuras durante horas y horas? Las respuestas se enfocaron en los comercios que paraban su actividad y el golpe en el PIB directo pero la realidad es que los expertos ahora apuntan a un nuevo frente. A menos que haya un importante avance o cambio en la situación actual, la factura de la luz será más cara. El motivo es claro, mientras se busca esclarecer lo que sucedió aquel 28 de abril, el sistema eléctrico se ha alimentado con más gas para garantizar la estabilidad del sistema y esto tendrá un impacto claro en la factura de la luz, que se notará en los meses de verano.

Si algo caracteriza a España es el 'cerdo español de capa blanca'. Los productos derivados de este animal no solo son la punta de lanza de las exportaciones agrarias del país y un elemento sustancial de la economía, sino que sus mayores exponentes son elementos fundamentales de la 'marca España'. Es por ello que la industria cárnica y en particular la porcina, que ha construido un imperio internacional con ventas desde Asia hasta América, podría parecer uno de los grandes perjudicados de una era arancelaria como la que propone Donald Trump. Sin embargo, la realidad es que podría pasar todo lo contrario, los gravámenes de EEUU abren la puerta a que España se haga por completo con la hegemonía absoluta del cerdo a nivel internacional.

Entre treguas comerciales, reducciones de rating de EEUU y otros choques comerciales… una crisis está pasando bajo el radar del mundo. Una de las mayores montañas de deuda del planeta está viviendo una sacudida silenciosa pero histórica, que podría tener un potente impacto en los bonos de todo el planeta y los mercados financieros. Japón está sometido a una sacudida histórica de sus bonos tras la última subasta de deuda pública este martes, que ha sido la peor desde 1987 en cuanto a demanda. Esto viene de una subida frenética de la rentabilidad de sus bonos a largo plazo, en particular los de 30 a 40 años.

Guinea Ecuatorial fue más rica que España (en términos estadísticos, otra cosa es cómo estuviera repartida esa riqueza) gracias al petróleo. En los años dorados de la excolonia española se alzó como una potencia del oro negro, bombeando más de 400.000 barriles diarios en un país de solo 1,6 millones de habitantes. El resultado no se hizo esperar y logró ser el país con más PIB per cápita de todo el continente africano, superando incluso a su antigua metrópoli (España). Sin embargo, Malabo no supo gestionar esa riqueza ni aprovechar su momento y la producción de petróleo comenzó a declinar ante la escasez de inversión y el constante agotamiento de los yacimientos más importantes, provocando una recesión casi interminable (el FMI prevé que el PIB de Guinea Ecuatorial se contraerá este año un 4,2%). Ese dinero se gastó ineficientemente, mientras que la corrupción campa a sus anchas, de modo que la riqueza se fue tan rápidamente como llegó. Sin embargo, el destino podría haber dado una segunda oportunidad a Guinea Ecuatorial.

Tras los máximos de 2024 Tesla ha vivido una auténtica sangría. Las dudas respecto a su 'robotaxi', la creciente competencia china, un rejonazo en las ventas, los aranceles y las distracciones políticas de su CEO, Elon Musk, provocaron que la firma estuviera atrapada en un desplome prácticamente sin suelo. Desde sus máximos de diciembre la firma llegó a perder la mitad de su valor. Sin embargo, tras los abultados retrocesos algo parece haber cambiado.