Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Tras los máximos de 2024 Tesla ha vivido una auténtica sangría. Las dudas respecto a su 'robotaxi', la creciente competencia china, un rejonazo en las ventas, los aranceles y las distracciones políticas de su CEO, Elon Musk, provocaron que la firma estuviera atrapada en un desplome prácticamente sin suelo. Desde sus máximos de diciembre la firma llegó a perder la mitad de su valor. Sin embargo, tras los abultados retrocesos algo parece haber cambiado.

El oro lleva tres años atrapado en una espiral de subidas sin techo entre las compras de los bancos centrales y los temores geopolíticos. En lo que va de año el oro se ha disparado un 20% y un 77% desde 2023 y ha logrado incluso superar los 3.300 dólares la onza. Las consecuencias de este hito son numerosas pero pocos podían pensar en esta: el metal amarillo ha creado un enorme efecto riqueza inesperado en numerosas regiones de Turquía, que se han lanzado a comprar todo tipo de productos, desde casas hasta automóviles, al ver reforzado su patrimonio por el ascenso del activo refugio por excelencia.

"Es la crisis más predecible que haya enfrentado EEUU". Con estas palabras el presidente de Bank of America, Brian Monyihan, hablaba abiertamente de que tarde o temprano EEUU se enfrentará a una crisis de deuda si no hay un cambio drástico en los años venideros. Según Jamie Dimon, presidente de JP Morgan, la deuda Federal rondará en 130% para finales de la década y entonces se abrirá la puerta a una crisis fiscal. Ahora Moody's ha rebajado la calificación de deuda argumentando precisamente las perspectivas de la deuda y ofreciendo exactamente esa perspectiva. Ante este cambio los bonos caen con el dólar y los mercados y los tambores de esa prometida crisis de deuda suenan con fuerza otra vez pero, ¿hasta qué punto es una realidad?

Moody' recortó el pasado viernes, al cierre de Wall Street su calificación de Aaa a EEUU para dejarla en Aa1. Este cambio encierra profundas y duras implicaciones para un país asolado por una elevada deuda, uno de los mayores desafíos para la Casa Blanca. Pero no solo es eso, sino que inyecta de nuevo volatilidad cuando parecía que volvía un cierto equilibrio y calma. Tras cinco días de recuperación con la tregua comercial EEUU-China parece romperse la remontada, los bonos tiemblan ante la nueva realidad en cuanto a 'rating' y los futuros dudan.

Cuando se piensa en el rearme de Europa rápidamente la mirada de inversores y economistas se dirige a Alemania. El país germano espera una lluvia de millones sobre su industria para que se transforme de un reducido sector a un monstruo de producción que sostenga la gran maquinaria bélica de Berlín. El nuevo canciller, Friedrich Merz, ha prometido que Alemania tendrá el ejército más grande de Europa. Sin embargo, hay un país en el corazón del continente que poco a poco se ha establecido como un verdadero señor de la guerra y que llega al rearme con su industria como una de las referencias mundiales del planeta en lo que respecta a la defensa.

La industria militar europea está viviendo los albores de una edad dorada que ningún inversor quiere perderse. La presión porque los países miembros de la OTAN se comprometan a un gasto militar del 5% del PIB anual ronda desde hace meses. Las últimas declaraciones han llegado hoy por parte de Marco Rubio, secretario de Estado de EEUU. Sin embargo, el secretario general de la propia Otan también estaría preparándose para seguir este camino. Una cifra que parecía prácticamente imposible hace unos meses ahora podría ser una realidad y llevaría el gran rearme europeo a cotas que hasta ahora eran inimaginables.

En su gira por Oriente Medio pocos tenían dudas de que Donald Trump buscaría no presionar u ofrecer soluciones a estos países para que produzcan más petróleo y los precios mundiales bajen. La mayoría esperaba declaraciones sobre Arabia Saudí, Irak, Kuwait, Emiratos o Catar… pero de momento el republicano ha sorprendido con una solución muy diferente. Durante la reunión con inversores saudíes el presidente de EEUU proclamó que retiraba las sanciones que todavía pesaban sobre Siria.

Arabia Saudí se encuentra en una guerra abierta con otros miembros de la OPEP queriendo ahogar en crudo a los rebeldes que se saltan los límites de producción. El Reino está triplicando las rebajas de producción y hundiendo así el precio del barril harto de 'pagar la fiesta' de países como Kazajistán o Irak, que producían a espuertas mientras disfrutaban del sacrificio del Reino. Sin embargo, una pregunta es clave para definir hasta dónde llegará el fuego árabe sobre el mercado. ¿Cuánta capacidad tiene el Reino para mantener esta ofensiva? ¿Qué podría hacer que su gran apuesta descarrilase? La respuesta que ya dan los expertos es que el gigante del crudo tiene un gran margen hasta atravesar el umbral del dolor que le haga replantearse su posición. ¿Será suficiente para hundir al fracking? Esta vez puede ser diferente.

Las bolsas europeas viven un buen momento. Pese a los sobresaltos de los aranceles, los principales índices del Viejo Continente se han convertido en un gran refugio para los inversores que huían de Wall Street ante las andanadas arancelarias del presidente Donald Trump. Mientras esta tendencia se asentaba, las perspectivas económicas de la región se han visto reforzadas por una gran promesa de gasto público. La Comisión Europea se ha abierto a relajar el control al déficit para que la región se rearme y Alemania ha puesto encima de la mesa un ambicioso plan de inversión pública con reforma constitucional incluida para poder sobrepasar el freno de deuda. Al tiempo que este es el sentimiento general, uno de los países más ricos de la región ve como su bolsa se convierte en la peor del mundo.

Los mercados recibieron a Javier Milei con alborozo. Solo en 2024 el principal índice de Argentina se disparó hasta un 172%. Más allá de la confianza empresarial reforzada, la oleada inflacionaria que trajo su llegada con la devaluación del peso y la imposibilidad de sacar los activos del país por el cepo cambiario provocaron que la bolsa se convirtiese en un refugio desesperado para muchos inversores. Este ciclo triunfal del Merval ha dado un giro de 180 grados, pasando de ser el índice prácticamente líder del mundo a ser uno de los peores este 2025.