
"Es la crisis más predecible que haya enfrentado EEUU". Con estas palabras el presidente de Bank of America, Brian Monyihan, hablaba abiertamente de que tarde o temprano EEUU se enfrentará a una crisis de deuda si no hay un cambio drástico en los años venideros. Según Jamie Dimon, presidente de JP Morgan, la deuda Federal rondará en 130% para finales de la década y entonces se abrirá la puerta a una crisis fiscal. Ahora Moody's ha rebajado la calificación de deuda argumentando precisamente las perspectivas de la deuda y ofreciendo exactamente esa perspectiva. Ante este cambio los bonos caen con el dólar y los mercados y los tambores de esa prometida crisis de deuda suenan con fuerza otra vez pero, ¿hasta qué punto es una realidad?
Empezando por las cifras, EEUU gasta todos los años 1,2 billones de dólares solo en intereses de deuda, su segunda mayor partida. Todo esto con una deuda del 124% del PIB, es decir, 36,2 billones de dólares. Las proyecciones son cada vez un mayor problema en sus cuentas. En el año de 2001 fue la última vez que el país logró un superávit presupuestarios, pero la situación se ha agravado desde 2020. En 2019 ya rozó el billón de dólares de déficit pero es que el año de la pandemia se elevó hasta los 3,1 billones de dólares. A pesar de que ha ido retrocediendo, en 2023 volvió a repuntar hasta los 1,7 billones y en 2024 tocó los 1,8 billones. Esta última cifra equivale al 6,4% del PIB del país.
Y no es que la situación sea muy halagüeña para el futuro, las previsiones del FMI apuntan a un déficit de 1,9 billones de dólares y para la década 2026-2035 se espera que este se mantenga por encima de los 2,5 billones de media. El sistema bipartidista y ha sembrado el desánimo entre los analistas, dado que ninguna de las partes ofrece una solución que pase por reducir este déficit.
El 'Big Beautiful Bill'
El ejemplo paradigmático ha sido la propuesta de reducción de impuestos de Donald Trump presentada la semana pasada al Congreso. Según ING esta medida supondrá sumar entre 3 billones y billones de dólares durante la próxima década a lo que puede ser un shock de deuda. La Financière de l'Échiquier explica más a fondo como estas, el nuevo plan de Trump, siempre el desasosiego y abre la puerta a una crisis de deuda.
"En este momento, en el Congreso se negocian las líneas maestras de los presupuestos de 2026, bautizados por Donald Trump como Big Beautiful Bill" explica Clément Inbona, gestor de fondos de la firma .Si bien los gastos tendrán algunos recortes, el experto señala que las líneas maestras no se tocan, pero les preocupa más que pasa con los impuestos. "En el lado de los ingresos, el cuadro está menos claro. Se recortan los impuestos y los gravámenes que pagan los hogares y las empresas con la esperanza de que el aumento de los aranceles permita financiar estas rebajas fiscales, pero parece difícil que esta ecuación puede resolverse. Es cierto que los aranceles cobrados alcanzaron un récord en abril, pero no aguantan la comparación con las rebajas de impuestos que se prevén".
"Los nuevos presupuestos de Trump se transformarán en una enorme factura que estrechará un poco más el cerco sobre la deuda pública"
En ese sentido, esta bajada de impuestos solo permitirá unos presupuestos cuyo gasto no está disparado siempre y cuando el crecimiento económico lo justifique. El problema es que las perspectivas apuntan más bien a una ralentización e incluso se hablaba de recesión. Inbona explica que si bien este último "parece no ser ya el escenario más probable, lo lógico es que los ingresos fiscales queden lastrados por una ralentización". En consecuencia ese "Big Beautiful Bill se transformará en una enorme factura que estrechará un poco más el cerco sobre la deuda pública".
No son solo las bajadas de impuestos las que eventualmente pueden traer una crisis de deuda. En el último informe del Despacho del Congreso para los Presupuestos (CBO) explicaban que al margen de la deuda los costes de mantener el estado de bienestar sobre una población envejecida también serán clave en los presupuestos de ahora en adelante. "Los aumentos en los costos netos de intereses y en el gasto de los principales programas de atención médica serán los grandes protagonistas del aumento del gasto durante el período 2024-2054".
Concretamente creen que los programas de atención médica se 'comerán' un 8,3% del PIB. Mientras que la deuda y el gasto sanitario se mantendrán como los dos grandes problemas, los ingresos a partir de los impuestos (descontando los recortes de Trump) apenas crecerán, quedándose en el 18,7% del PIB con un aumento de 1,3 puntos porcentuales. En ese sentido, los expertos esperan un crecimiento del 1,7% del PIB Real (contando la inflación).
Desde la gestora Aberdeen, Matthew Amis, director de inversiones, coincide en señalar la importancia que tiene ahora la situación fundamental de fondo en las cuentas públicas de Estados unidos, frente a un cambio de calificación que, desde hace tiempo, parecía cosa hecha. "La rebaja de la calificación por parte de Moody's supone un golpe para EEUU, pero no debería sorprender a nadie. Los mercados no necesitan que las agencias de calificación les digan que Estados Unidos tiene un problema de deuda", explica.
A juicio de Amis, "la cuestión más relevante para los mercados es si la administración estadounidense está dispuesta a tomar decisiones difíciles para iniciar el arduo proceso de saneamiento de las cuentas públicas. Con la desescalada de la guerra comercial, los aranceles no van a ser una gran fuente de ingresos. Además, los acontecimientos de este fin de semana en torno al "gran y hermoso" proyecto de ley fiscal de Trump indican que la deuda estadounidense solo apunta en una dirección, y no es precisamente la que desean los mercados", señala.
La crisis de confianza
En segunda instancia está la rebaja de Moody's. Si bien no hay preocupación excesiva por el impacto directo de la decisión, pues simplemente se adecúa a la decisión que ya tomó Fitch en 2023 y S&P en 2011, la realidad es que está cargada de simbolismo y pocos dudan que sus implicaciones más profundas pueden tener un verdadero eco. Moody's era el gran valedor de EEUU en lo que respecta a agencias de rating, la última firma que había mantenido su nota pese a todas las alarmas que el elevado peso a la deuda habían generado.
John Plassard, analista de Mirabaud, explica que la elevada deuda de EEUU se sostiene sobre la confianza que genera el país. Sus bonos y su moneda son el activo refugio por excelencia y eso se debe a la creencia en el excepcionalismo estadounidense y su poderío económico. En ese sentido "la historia nos ha demostrado que no es el tamaño de la deuda lo que desencadena una crisis, sino la pérdida de credibilidad. Y eso es exactamente lo que Moody's acaba de empezar a señalar".
La firma explica que desde 2021 el Tesoro ha entrado en un "círculo vicioso de déficit y coste de deuda" donde tiene que pagar cada vez más para financiarse". En ese sentido creen que el riesgo no es impacto repentino, sino que este recorte marca un punto de inflexión clave en un proceso que ya llevaba tiempo sucediendo: "un gradual rechazo de los bonos estadounidenses por parte de los inversores institucionales".
"Ya habíamos observado una importante rotación global de EEUU hacia Europa"
La nueva nota no cambia nada a priori "los requisitos de capital no se moverán, ni se desencadenarán ventas forzosas. ¿Pero simbólicamente? ¡Es un terremoto!". Plassard prosigue alegando que "cuando cae el último bastión de la credibilidad no hay fallos en el mecanismo financiero, falla la confianza. La nota es solo un peldaño en la escala, pero marca un cambio totalmente simbólico que puede acabar llegando a los mercados".
Las preocupaciones que han surgido en los mercados por la cuestión del endeudamiento estadounidense han sido anticipadas en los últimos meses y años por muchos expertos. Jim McCormick, asesor de la mesa de trading y de inversión en tipos en Citi, ya apuntaba en este sentido en septiembre del año pasado, cuando, en una entrevista en elEconomista.es, aseguraba que "Estados Unidos va a ser un caso de prueba. Tiene un déficit fiscal del tamaño del de Italia en los años 90, y al mercado le da igual. Mi preocupación es que llegue un momento en el que al mercado sí le importará", auguraba McCormick, un aviso que, menos de un año más tarde, parece que está cumpliéndose.
Benoit Anne, Senior Managing Director del Grupo de Estrategia e Insights MFS Investment Management coincide parcialmente alegando que "aunque la decisión de Moody's no nos dice nada nuevo" favorece una tendencia anterior. "Ya habíamos observado una importante rotación global de EEUU hacia Europa y otros mercados que seguirá vigente en 2025". En ese sentido explica que esta nota refuerza esa tendencia y "a corto plazo reducirá aún más el interés de los inversores en los activos estadounidenses". Eso sí, Anne no ve tan importante la decisión de Moody'as en sí misma dado que "no creemos que se vaya a convertir en un evento importante" pero, exacerba los riesgos al alza para los rendimientos que ya estaban sobre la mesa".
La gran fuga comenzó en abril con la llegada de los aranceles masivos. Si bien la teoría económica dice que una moneda se revaloriza cuando se impone esta medida, pues tiene que entrar ese dinero extra en el país para pagarlo, la realidad es que los días posteriores al anuncio los bonos y el dólar se hundieron. El motivo es claro, la confianza en la economía de EEUU se había roto, al menos parcialmente y los inversores del mundo optaron por diversificar su exposición dado este nuevo paradigma.