Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Uno de los mayores golpes que ha traído los aranceles es la nube de incertidumbre que le acompaña. Los grandes gravámenes del día de la liberación podrían ser el escenario base, o quedarse en una mera arma negociadora de Trump. Sin embargo, el republicano ya ha llegado a un primer acuerdo comercial que empieza a dispersar esa niebla de guerra comercial y los expertos ya vislumbran, en base a este, cuál puede ser el resultado final. La respuesta no es buena: si bien en caso de llegar a acuerdos se podrían evitar los aranceles tan gigantescos anunciados en un primer momento, el pacto con Londres refleja que lo más probable es que la situación no se arregle con compras de productos estadounidenses, sino que las tasas para obstaculizar el comercio han llegado para quedarse.

España se ha convertido en los últimos dos años en el motor económico de Europa. El 40% de todo el avance de la UE en 2024 viene de la mano de ese 3,2% en el PIB del país ibérico. Han corrido ríos de tinta sobre las razones que explican esta diferencia con el resto del continente. Existe un consenso generalizado de que los principales factores son la inmigración, el turismo y un potente gasto público al calor de los fondos europeos. Sin embargo, hay un elemento que pocos están teniendo en cuenta y que emerge con claridad: las hipotecas y el crédito.

Donald Trump ha firmado hoy un 'preacuerdo' comercial con Reino Unido, aunque ha reconocido que "los detalles aún estarán escribiéndose en las próximas semanas". Según ha anunciado su Gobierno, el acuerdo supondá reducir parcialmente al 10% los aranceles que Trump impuso a los automóviles británicos, a cambio de que Londres rebaje los impuestos a las importaciones de ternera. Los famosos aranceles del 10% del 'día de la Liberación' seguirán vigentes. Un anuncio muy escaso y lleno de asteriscos que indica que Trump está abierto a llegar a algunos acuerdos muy concretos, pero que deja muy claro que no tiene ninguna intención de eliminar todas las tasas que ha establecido.

Los precios de la vivienda no paran de subir en España y, en consecuencia, adquirir un hogar se está convirtiendo en una misión muy complicada para las familias. Sin embargo, mientras el precio medio de la vivienda ya ha subido un 12% respecto al año pasado hasta los 2.350 euros el metro cuadrado, hay un único reducto donde la tendencia no es esta: Extremadura. La comunidad autónoma que linda con Portugal ha visto descender sus precios un 1,2% en abril respecto al año anterior, tal y como indica el último informe de idealista. Esto se compara con un crecimiento de 23% de Madrid, del 15% de Murcia, del 16% de Valencia y del 3% y 2% en Castilla y León y Castilla-La Mancha, respectivamente.

La temporada de resultados en Europa sigue avanzando y una pregunta flota en el ambiente, repitiéndose una y otra vez en cada conferencia de prensa: ¿Cuál será el impacto de los aranceles de EEUU? Las empresas del viejo continente han respondido a esta cuestión de formas muy dispares, desde reconocer un duro golpe y rebajando previsiones, como Philips, hasta proclamar que serán los consumidores de EEUU quienes pagarán la medida, como ha dicho Vestas. Sin embargo, mientras toda la atención se centra en este golpe directo, las empresas están anunciando que están sintiendo desde hoy mismo otro golpe que ha traído la nueva era de Trump: un euro desatado por la caída del dólar está menguando de forma relevante sus ingresos.

La India ha acumulado titulares los últimos años respecto a su potencial económico, superando a actores clave como Reino Unido. Los más optimistas ven al gigante asiático disparando su prosperidad hasta superar a Alemania. Sin embargo, esta vez Nueva Delhi no copa la mirada del mundo por su asalto al trono económico mundial, sino porque los tambores de guerra suenan cada vez con más fuerza.

La OPEP ha pisado el acelerador y la demanda se hiela con los aranceles. Esta conjunción de factores tiene un resultado muy claro para los analistas y expertos del mercados: El precio de barril, que ya borra más de 15 dólares en lo que va de año y cotiza en el entorno de los 61, se asoma a una era de bajos precios. Sin embargo, ya no solo es que lo digan las principales casas de Wall Street, un indicador inesperado se ha activado apuntando en la misma dirección: Putin y el Kremlin.

Todos daban por hecho la llegada del nuevo canciller de Alemania. En teoría Friedrich Merz lograría hoy a primera hora los apoyos para tomar los mandos de la 'locomotora de Europa' y con ello dar estabilidad al país para impulsar ese giro histórico hacia el gasto. Sin embargo, ese nombramiento ha tenido que esperar unas cuantas horas, ya que Merz ha perdido la primera votación contra todo pronóstico, algo que no había sucedido nunca en la historia de Alemania hasta el momento. De los 316 votos que necesitaba a su favor solo ha logrado 310, un revés inesperado. Finalmente ha tenido que realizar una segunda votación en la tarde en la que sí ha resultado investido con 325 votos a favor, 9 más de los necesarios.

La UE ya no habla de reducir la dependencia del gas ruso, ya hay un horizonte temporal en el que aspira a llegar a la cifra de cero importaciones y vetándola de forma efectiva. La Comisión Europea ha publicado este martes un documento en el que menciona una hoja de ruta para abandonar la energía del país euroasiático en 2027. El grupo prohibirá los contratos al contado este mismo 2025 y posteriormente se irán prohibiendo los contratos a largo plazo en un proceso paulatino hasta 2027.

La OPEP ha pisado el acelerador. Lejos de ser un giro temporal al incremento petrolero de abril, le ha seguido otro más con un claro mensaje de Arabia Saudí: no está de farol y está dispuesto a inundar el mundo en crudo para evitar que los 'gorrones del petróleo' sigan incumpliendo las normas. Todo esto en un contexto en el que la baja demanda ha hecho claudicar a la alianza y reconocer que tras más de un año de una histórica restricción toca volver a producir como nunca. Este giro no solo ha provocado potentes caídas en el precio del barril, que han llegado a superar el 4% por momentos este lunes, sino que han hecho estallar todas las previsiones y los mercados se preparan para un horizonte de precios mucho más bajos de lo que creían hasta el momento.