
La guerra entre Hamás e Israel no se ha detenido y ha tenido un durísimo impacto en la economía del país hebreo. El PIB de esta nación se contrajo un 20% en el cuarto trimestre de 2023 debido a una caída del 26,9% del consumo privado al tiempo que una escasez de trabajadores, que ya existía, se ha acentuado con la pérdida de 150.000 empleados de Cisjordania y 300.000 reservistas. Algo que también ha provocado un colapso en su actividad. Fuera de Israel todo parecía indicar que las tensiones que el conflicto ha generado en la región no afectarían de forma decisiva al petróleo y, en consecuencia, al mundo. Sin embargo, hay un país que sí está pagando muy caro las consecuencias de la guerra, incluso más que la república judía y para la que el conflicto ha podido suponer el factor diferencial para su colapso: Egipto.
El país de las pirámides está viviendo una auténtica 'sangría' derivada del conflicto, que ha avivado los problemas económicos que ya vivía. La nación milenaria ya tenía varios ingredientes que lo habían puesto al límite de una de las mayores crisis de su historia. El principal motivo es una inflación desatada que ha pasado del 7% en 2022 a un pico del 38% en 2023. Desde entonces prácticamente no se ha revertido y se encontraba en febrero en el 35,7%.
Los últimos años el país invirtió grandes cantidades de dinero en proyectos de infraestructura y, para finales de 2023 se encontró con una situación crítica. El país había acumulado una enorme carga de deuda, elevada por los altos tipos de interés a nivel mundial, mientras que su banco central y sus reservas estaban vacías, sin dinero para poder pagarla. El país de las pirámides lleva viendo como las entradas de moneda extranjera, clave para llenar sus arcas, han ido apagándose desde 2021.
En aquel entonces, con la invasión rusa de Ucrania, Egipto recibió un golpe devastador, pues el país tuvo que asumir unos elevados precios de las materias primas para abastecer a su población mientras la inversión internacional se secaba. Según la consultora Thomas Murray, "solo en los días posteriores a la guerra de Ucrania 3.000 millones de dólares desaparecieron de los bancos egipcios, dado que los inversores rusos se fueron". Posteriormente un dólar en ascenso con la subida de los tipos de interés hizo que cada vez fuera más caro comprar para la república africana. Esto empezó a lastrar a una libra que entraba en un circulo viciosos a medida que su gobierno se quedaba sin liquidez y, en resumen se ha desplomado ya un 67% desde 2022. Paralelamente las reservas de divisas extranjeras (y oro) disminuían hasta los 35.000 millones de dólares.
Sin embargo, los expertos creen que el conflicto de Israel con Hamás ha supuesto el golpe de gracia para el país. Principalmente, ha paralizado tres frentes claves en su capacidad de obtener divisa extranjera en el peor momento posible, algo que ha acelerado las caídas en su moneda y, en consecuencia, provocado un incendio más, la caída abrupta de las remesas. La llegada de dinero de otros países, una de las principales fuentes de divisas extranjeras se han desplomado un 30% ante el caos en su moneda.
El turismo se desploma
El conflicto Israel-Hamás provocó diversos problemas muy serios para Egipto, aunque uno de los más claros fue el desplome del turismo. Mientras los tambores de una posible guerra han ido extendiéndose por la región, los viajeros se replantean visitar el país. Según los datos de S&P Global, los ingresos por esta vía descendieron cerca de un 30%, es decir, que solo esta caída ha supuesto la desaparición del 11% de las reservas de divisas extranjeras con las que el país contaba.
El turismo supone cerca del 11% del PIB del país y, aunque ha logrado un récord de llegadas, con 14,9 millones de turistas, el propio gobierno reconoce que se han perdido, como mínimo 600.000 viajeros menos que sus previsiones, solo con un mes de conflicto (pues la temporada 2022-2023 acabó en octubre). Con 13.600 millones de ingresos durante el año fiscal, ahora están en riesgo.
El canal de Suez
La segunda fuente de liquidez más clara para el gobierno es el canal de Suez. Con el 12% del comercio mundial atravesando este paso artificial que une el Océano Índico con el Mar Mediterráneo, durante el año fiscal 2022/2023 aportó cerca de 9.400 millones de dólares al país en divisa extranjera. Una herramienta clave que es uno de los pilares básicos que sostenían a la libra. Sin embargo parece que han perdido buena parte de esta gran baza.
En respuesta a la ofensiva israelí sobre Gaza los rebeldes Hutíes respondieron atacando a las navieras en el estrecho del Mar Rojo, el paso clave previo al Canal de Suez. Estos ataques han provocado que numerosas empresas decidan cambiar su ruta, desviándose hacia Sudáfrica, por el Cabo de Buena Esperanza, al considerar que el camino hacia Egipto no es seguro. La realidad es que esto, según los datos del canal de Suez, ya ha reducido los ingresos del mismo entre un 40% y un 50% .
El propio FMI concluye en un reciente informe que "el comercio del Canal de Suez cayó un 50% respecto al año anterior": Mientras que, desde BNP Paribas señalan que "el resurgimiento de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio está dañando a Egipto y reforzando las tendencias negativas que afectan a su crisis. El banco galo añade que "Las recientes amenazas al transporte marítimo seguro en el Mar Rojo han reducido el tráfico en el Canal de Suez (alrededor del 2% del PIB) en más del 40%".
Escasez de gas
Además, el conflicto ha llevado a Egipto a enormes problemas en sus exportaciones de gas, otra de sus herramientas para acceder a liquidez. El país de las pirámides cuenta con las dos únicas instalaciones de GNL de todo el Mediterráneo oriental . Egipto es una nación altamente poblada y, ante la necesidad de suministro de gas constante el plan del país pasaba por incrementar su producción, importar energía y convertirse en un gran 'hub' de exportación a nivel mundial, consiguiendo que el mercado energético sea un gran generador de dólares. Sin embargo ahora la situación es radicalmente diferente.
Para empezar Egipto ha visto (antes de la guerra) como su producción iba cayendo y en 2023 cedía un 11% hasta su nivel más bajo de 2023. Desde Fitch señalaban que esto se debía a "altas tasas de agotamiento en los campos existentes, una escasa cartera proyectos (por su falta de efectivo) y problemas de infraestructura en algunos de sus proyectos, como el megacampo de Zohr".
En ese sentido, el país se encomendó a los envíos de gas de Israel como una forma de volver a tener un superávit y poder exportar, generando divisas en vez de quemarla. Debido a la guerra el país hebro ordenado el cierre de su gran campo de gas en Tamar, preocupado porque pudiera verse afectado por los combates. Este cierre detuvo por completo los envíos israelíes a Egipto, provocando apagones en el país. Un incremento de la demanda se mezcló con que las importaciones cayeron en 800 millones de pies cúbicos de golpe.
"Egipto experimentó la caída interanual más significativa en las exportaciones de GNL en 2023, casi un 50% hasta 3,7 millones de toneladas, ya que su producción nacional cayó poco más del 10% interanual", explicaba Ayush Agarwal, analista de GNL de S&P Global. "El mercado no recibió ningún cargamento entre julio y octubre de 2023 debido al desvío de gas en los meses de verano para satisfacer la creciente demanda interna", algo que se mezcló con el cierre de "el campo de Tamar, del que depende Egipto tanto para su demanda interna como para las reexportaciones.
Una crisis de deuda en el horizonte
Todos estos problemas atacaron a una nación que había desaprovechado la posición más cómoda años anteriores invirtiendo en enormes proyectos que han dejado sus deuda elevada y sus reservas poco abastecidas. Huga Jack, analista de Thomas Murray explicaba que "ya había algunos síntomas en años anteriores, pues la pandemia había reducido el comercio mundial, mientras que las inversiones de Egipto seguían siendo altas". El analista destacaba el caso de la ampliación del canal de Suez, un proyecto "que muchos catalogaron como innecesario" y por el que pagó prácticamente lo mismo que todos los ingresos del canal en 2021 (8.000 millones de dólares).
En ese contexto el país tenía que asumir una enorme presión por su deuda. Desde BNP Paribas señalaban que este era el gran desafío a medio plazo. "La gran crisis de liquidez se puede gestionar a largo plazo, pero el país ha alcanzado niveles cada vez más alarmantes de endeudamiento". A pesar de que Egipto cuenta con un un 86% de deuda sobre el PIB, la realidad es que esa cifra es realmente problemática y, de hecho ha tenido que ser rescatado por el FMI con un aumento de 8.000 millones de dólares para que pueda asumir sus pagos. Según la firma, esta inyección, simulada a privatizaciones que generen ingresos y un mayor acceso en consecuencia a los mercados internacionales podría asegurar su liquidez, pero la realidad es que la deuda seguirá ahí, incluso más grande que antes.
"Hasta ahora Egipto está pudiendo manejar su deuda gracias a que los bancos locales le ofrecen suficiente liquidez, permitiendo que cerca de un 80% de la deuda pendiente sea en moneda local", defienden desde BNP Paribas. El problema es que "va a haber una mayor dependencia de deuda extranjera debido a una persistente crisis del balance de pagos (con la posterior depreciación de la libra) y un aumento de interés de los bancos centrales". En definitiva "la deuda pública sobre moneda extranjera ya supone el 21% cuando en 2016 solo era el 6%" algo que lleve al país a un círculo vicioso, cada vez más lastrado por los intereses que, según el FMI podrían ir escalando hasta representar, por sí solos, el 15% de su PIB. Paul Devaux, analista de BNP defiende que el pago de intereses se disparará un 70% en un solo año.