Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Los países de la OPEP se han encomendado a un camino de sacrificios. Para mantener el precio del barril alto ante una menor demanda de la materia prima y una producción al alza fuera del cártel, el grupo ha extendido nuevamente los recortes de producción pactados hasta junio. Especialmente Arabia Saudí está viendo como, en virtud de una menor extracción, sus ingresos petroleros están cayendo de forma muy sensible un 17,8%. Aunque no es el único, en países como Irak o Kuwait han visto caer este negocio un 16% y un 20% respecto al año pasado. En algunos casos esto ha supuesto un desafío clave para las economías del grupo y, aunque en Riad se hayan sobrepuesto, en los otros dos casos esto ha llevado a recesiones.

Europa ha emprendido un viraje extremo hacia el gas natural licuado (GNL). Con el suministro ruso cortado, los países de la región se han encomendado a pedidos masivos a través de buques cisterna. En 2022 el viejo continente disparó sus importaciones un 60% y en 2023 repitió la jugada llevándolas a los 120.000 millones de metros cúbicos. Actualmente estos envíos significan el 26% de toda la energía que utiliza la industria y el 37% de todo el consumo de gas. Sin embargo, aunque todos los fletes han sido bien recibidos, las urgencias del viejo continente han consagrado a EEUU y su industria como los reyes mundiales en producción y ventas.

La banca sureña ha sido la gran ganadora de la frenética subida de los tipos de interés. En particular las entidades españolas e italianas se han encontrado con una enorme ventaja competitiva que ha provocado que entren en una auténtica 'edad dorada'. Según los expertos de S&P Global, las firmas de estos dos países "son más sensibles a un aumento del 'precio del dinero' por parte del BCE gracias a su mayor margen de intereses". Esta situación ha provocado que la banca 'patria' logre un beneficio histórico de 26.335 millones de euros en 2023 (un 26% más que el año anterior). Pero las compañías, conscientes de que deben aprovechar este momento y prepararse, ya estarían levantando un escudo financiero para cortar esta conexión y anticiparse desde la abundancia para una caída de los tipos.

Europa se encuentra ante un desafío mayúsculo. Con su 'locomotora' parada y con el golpe de unos altos tipos de interés proyectándose para este año, desafíos geopolíticos (Ucrania y Oriente Medio), el viejo continente espera aliviar la fuerte ralentización económica y salvarse de la recesión, al tiempo que el IPC se contiene. Las perspectivas de la propia Comisión Europea, proyectadas este mes de febrero, se muestran cautas y defienden que desde finales de 2022 el crecimiento del PIB "ha vivido un final abrupto y nos encontramos en un contexto de caída de poder adquisitivo de los hogares, un colapso de la demanda externa y, por lo tanto, una base más débil de lo esperado". En ese sentido, sentencian que esperan un crecimiento moderado del 0,8%. Ante esta 'batalla' que Europa tiene que afrontar, una de las incógnitas clave tiene nombre propio, el sector de la construcción.

China se encuentra ahora mismo atrapada en una verdadera crisis. Con el sector de la construcción en caída libre, un crecimiento menor de lo esperado y una deflación confirmada, el país está viendo cómo sus perspectivas empeoran. En particular, teniendo en cuenta que se espera una ralentización de la economía mundial que puede limitar una de sus grandes bazas, su músculo exportador. Sin embargo, Pekín tiene un arma muy poderosa que no ha dudado en utilizar en el pasado, el yuan. Sin embargo, durante la Asamblea Popular Nacional, (el evento político más importante del año) se ha impuesto un silencio entorno al rol que tendrá la divisa en los objetivos del Gobierno, que apuntan a un crecimiento del 5% para este año.

Los 'chips' se han convertido en un recurso totalmente estratégico para las principales potencias del mundo, que se han lanzado a levantar sus industrias a marchas forzadas. Los expertos de IDC esperan un crecimiento anual medio superior al 20% en la demanda de estos productos clave para varias revoluciones a las que se ha encomendado Occidente. Por un lado, los vehículos eléctricos y por otro, la Inteligencia Artificial. Sin embargo, la realidad es que los chips son cada vez más clave en todo tipo de actividades. "La potencia informática que ofrecen es fundamental para absolutamente todos los sectores de la economía y, especialmente, la Defensa", explican desde Franklin Templeton.

El campo europeo se ha levantado con manifestaciones a lo largo y ancho del continente. Con su actividad encarecida y unas importaciones extracomunitarias en auge, los agricultores piden cambios en Bruselas y la Política Agraria Común (PAC), que les permita ser competitivos en sus mercados y poder mantener así su medio de vida. Sin embargo, mientras este debate sobre el sector primario domina por completo la escena en el viejo continente, al otro lado del Atlántico hay una polémica muy diferente, pero que está en la agenda de Washington. Wall Street está cogiendo el tractor y ha convertido a las granjas en un gran escudo inversor frente a la inflación.

Los precios del gas en EEUU están por los suelos y esa tendencia, sumada a que la Casa Blanca ha prohibido las nuevas licencias de exportación de gas natural licuado GNL hasta nuevo aviso, están provocando que los grandes emporios del gas estén en una situación límite, recortando gasto y producción. Un cambio de paradigma frente a los primeros días de 2024, cuando el ambiente era de una carrera frenética por incrementar las remesas por parte de las firmas para tomar posiciones y rubricar los contratos de exportación de una Europa (y del resto del mundo) que estaban sedientos tras desconectarse de los gasoductos rusos.

La crisis de las oficinas es ya una realidad que está amenazando al sistema financiero de EEUU y poniendo en jaque al sector inmobiliario europeo. Con los tipos de interés altos, peores perspectivas económicas, mayores costes y el auge del teletrabajo, los activos de inmobiliario comercial para alquilar se han desplomado, provocando auténticas sangrías en las cuentas de numerosos bancos en Nueva York y diversas socimis en Berlín. Sin embargo, mientras el mundo mira con preocupación al sector, Madrid vive una auténtica primavera de proyectos, con una oferta de 340.000 metros cuadrados para los próximos dos años y con potentes rentabilidades .

Wall Street parece imbatible. A lomos de los siete magníficos (Microsoft, Apple, Nvidia, Alphabet, Amazon, Meta y Tesla), firmas tecnológicas de gran capitalización que están impulsando los índices, el S&P 500 y el Nasdaq 100 han vivido un gran 2023 y, de momento, 2024 arranca también con subidas. El motivo es claro, EEUU se encuentra en el epicentro de una auténtica revolución tecnológica con la IA y, al mismo tiempo, su economía está mostrando una resistencia inusitada. Además, ha cambiado radicalmente la visión de los mercados sobre los tipos de interés, que, aun rebajando el exceso de euforia en los últimos meses, se ha pasado del pesimismo con la Fed a un giro hacia los recortes en el 'precio del dinero'.