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Las gasistas de EEUU se desangran tras un desplome del 50% en los precios y recortan su producción

  • Hace solo un mes se lanzaban a producir para aprovechar la 'nueva era' del GNL
  • Los precios han caído por una acumulación récord tras la amenaza rusa a Europa
  • Biden ha terminado de bloquear las licencias de exportación 

Los precios del gas en EEUU están por los suelos y esa tendencia, sumada a que la Casa Blanca ha prohibido las nuevas licencias de exportación de gas natural licuado GNL hasta nuevo aviso, están provocando que los grandes emporios del gas estén en una situación límite, recortando gasto y producción. Un cambio de paradigma frente a los primeros días de 2024, cuando el ambiente era de una carrera frenética por incrementar las remesas por parte de las firmas para tomar posiciones y rubricar los contratos de exportación de una Europa (y del resto del mundo) que estaban sedientos tras desconectarse de los gasoductos rusos.

Las empresas han tenido que cambiar el chip por completo y se encuentran entre un delicado equilibrio entre la ambición ante lo que creen que es una ventana de oportunidad histórica, que permitiría a compañías de un tamaño limitado convertirse en verdaderos gigantes, y manejar unos márgenes estrechos ante unos precios hundidos que, en algunos casos, ha desatado alarmas de quiebra en algunas firmas más pequeñas. Hasta este febrero muchos productores estaban manteniendo sus volúmenes aunque fuera contraproducente debido a que esperaban que la caída en los precios fuera algo circunstancial y contaban con asumir este 'mal trago' a cambio mantener intacta tanto su capacidad de producción como su cuota de mercado.

Todo ha cambiado en primer lugar por una producción récord de las grandes petroleras (y, por tanto, de gas como subproducto de sus explotaciones) y una menor demanda de lo esperado este invierno. Esta confluencia provocó una acumulación de reservas que, a día de hoy, es de 2,535 billones de pies cúbicos. Según la Agencia Internacional de la Energía, antes de las últimas semanas "había dudas de una posible caída récord" y al no producirse y con los niveles de producción actuales, los precios del gas natural han cedido un 47% desde sus máximos de enero y un 30% en lo que llevamos de 2023. En los niveles actuales se situa en mínimos de 2020.

Los expertos como los de S&P Global dan por vencido de este modo el invierno. "Con una producción récord y el pronóstico de temperatura sesgado por encima del promedio en la gran mayoría de los EE.UU. Desde ahora hasta la primera semana de febrero, es probable que quede poca ventaja". Y, mientras el mercado interno no da síntomas de mejora, la prohibición de nuevas licencias de exportación por parte de la Casa Blanca está siendo letal. El Departamento de Energía anunció a finales de enero que "revisaremos el impacto de las exportaciones de GNL en los costes de la energía, en la seguridad energética y el medioambiente" y, hasta entonces, habrá "una pausa en las aprobaciones de venta al exterior de GNL".

El peso de esta medida en los precios actuales está dejándose sentir ya mismo. Prueba de ello es el reciente informe de New Energy Innovation, en el que afirman que esta 'pausa' está manteniendo los precios un 14% por debajo debido a la acumulación de existencias que se está produciendo. En cualquier caso, las empresas están teniendo que moverse ya mismo ante el nuevo contexto.

Frenazo en la producción

Uno de los últimos ejemplos ha sido Chesapeake Energy. La gasista norteamericana ha pronosticado un recorte de la producción del 20% para alinear sus gastos con unos precios por los suelos. De momento, la firma ya anunciado un recorte hasta los 97 millones de metros cúbicos desde los 114,6 millones que bombeaba el año pasado. Además, la firma de Oklahoma ha reducido el gasto en recompras de acciones y dividendos hasta los 117 millones de dólares frente a los 242 millones de los primeros nueves meses del año.

"Seguimos mostrando la resiliencia de esta organización y sus activos en medio de precios más bajos de las materias primas", dijo el director ejecutivo Nick Dell'Osso. El caso de Chesapeake recortando su producción destaca especialmente, pues la empresa se lanzó en enero a fusionarse con Southwestern Energy por 7.400 millones de dólares para crear la mayor productora del sector y tener suficiente músculo para inundar el mundo con GNL. Un gran viraje fruto de la incertidumbre que se ha adueñado del sector.

Este líder del sector no ha sido el único caso. Comstock Resources ha anunciado que reduciría el número de plataformas de siete a cinco y anularía por completo su dividendo "mientras los precios del gas se encuentren en estos niveles". Antero Resources, por su parte, ha reducido el número de proyectos activos de tres a dos y recortado el presupuesto dedicado a mantener y ampliar su actividad un 26%.

"Las futuras exportaciones de GNL hará que vuelva a ser rentable perforar para el año 2025"

Otro caso es el de BKV Corp, una firma de Denver que ha invertido cerca de 2.700 millones en el último lustro para hacerse con 4.000 pozos de gas y dos centrales. Christopher Kalnin, CEO de la compañía, afirmaba hace no tanto que "tenemos una gran ambición, convertirnos en el mayor productor de todo el país". En 2022, la empresa logró unas ganancias récord de 410 millones de dólares tras su gran apuesta. Sin embargo, recientemente ha anulado su salida a bolsa y ha evitado la quiebra con un rescate por parte de su matriz de 150 millones de dólares. También ha anunciado que recortará su producción, aunque no ha especificado aún en qué cantidades.

En resumen, los últimos datos de S&P Global Commodity Insights muestran el problema. A pesar de que en 2023 estas firmas redujeron la perforación un 22% para detener la hemorragia, la realidad es que el país bombea más que nunca, con un récord de 105.000 millones de pies cúbicos. El motivo detrás de esta paradoja es la producción récord de las petroleras que están sacudiendo por completo el negocio de las gasistas. En ese sentido, las compañías petroleras, que están disparando su producción en la Cuenca Pérmica, están inundando el mercado con un gas que para ellas solo es una 'recompensa adicional de su principal negocio'. Nicholas O'Grady, CEO de Northern Oil and Gas explicó esta situación alegando que las firmas dedicadas al crudo ven al gas como "un subproducto de su producción principal, una tendencia que hace que la oferta sea muy insensible a los precios".

De momento esta tendencia no ha tumbado los proyectos que están en marcha. Pues aún está la esperanza de que puedan vivir de la 'década del GNL'. Desde BKV explicaban que "las futuras exportaciones de GNL hará que vuelva a ser rentable perforar para el año 2025". Por ahora hay cerca de diez mega proyectos relacionados con la exportación de GNL que han recibido el visto bueno del Departamento de Energía y aún se podrían construir cerca de 12.000 millones de pies cúbicos adicionales a la capacidad de exportación de EEUU.

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