Jefa de Redacción de Bolsa & Inversión de elEconomista

Han tenido que pasar casi 16 meses para que el supervisor de la bolsa española haya dado el visto bueno a la oferta pública voluntaria de adquisición de BBVA para comprar Banco Sabadell. La propuesta, presentada ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el 24 de mayo de 2024, ha pasado por un largo proceso mucho más complicado y profundo de lo habitual. Se trata de la operación más compleja abordada "en, al menos, los últimos 20 años", apuntan fuentes de la CNMV.

La vuelta del verano está teniendo como protagonista a la renta fija de largo plazo en los mercados financieros. El foco de los inversores se ha puesto ahora en este activo por un cúmulo de circunstancias que están provocando salidas de dinero como hacía tiempo que no sucedía. La tormenta perfecta se está produciendo ante un inicio de septiembre en el que los emisores retoman sus colocaciones de deuda, presionando los precios, y los inversores temen los próximos movimientos de los gobiernos en materia fiscal con unos niveles de endeudamiento cada vez más altos y una inflación que se resiste a caer más, lo que podría llevar a los bancos centrales a dejar atrás las bajadas de los tipos de interés.

Los accionistas de Banco Sabadell recibían esta semana la confirmación de que BBVA sigue adelante con la operación pública de adquisición (opa) para comprar la entidad. Un proceso que se alarga desde mayo de 2024 y que ha levantado dudas desde el punto de vista fiscal. La regla básica para saber cuándo hay que tributar por ganancias acumuladas en acciones de compañías cotizadas es clara: al venderlas, si se tienen plusvalías. Lo que no siempre es tan evidente es si se está produciendo realmente una venta de acciones y si es posible acogerse a algunas de las excepciones que existen. Las opas, las herencias o los cambios de bróker pueden generar interrogantes entre los inversores.

Uno de los retos que tienen los gestores de fondos de inversión que construyen y mueven sus carteras de una forma activa, buscando oportunidades en los mercados, es batir al índice bursátil al que están obligados a compararse continuamente en los folletos de estos productos. Es una referencia que deben dar a los inversores. Y cuando se trata de fondos de bolsa global esta tarea se complica porque superar a índices como el MSCI World, el gran clásico para medir el comportamiento de una cartera de mercados desarrollados, ha sido casi misión imposible en algunos años. Este 2025, en cambio, hay más vehículos de inversión que logran mejores rentabilidades que esta referencia. Batir a los principales índices mundiales de MSCI se ha vuelto una misión algo más factible.

La ofensiva de BBVA para comprar Banco Sabadell, que sigue avanzando contra viento y marea, pasará a los anales de la historia corporativa española por su duración y por la lucha sin cuartel que están manteniendo las dos entidades. Queda la duda de si pasará como un éxito histórico o si se sumará a la larga lista de opas hostiles naufragadas, sobre todo las escasísimas planteadas en el sector financiero. La gran mayoría de operaciones se han gestado de manera amistosa, y prácticamente todas las planteadas en contra de la compañía opada acabaron en fracaso.

Hace poco más de dos meses de un anuncio que cambiará el sector promotor español. Neinor comunicó una alianza con Apollo para hacerse con Aedas Homes, su principal competidor. Lo hará a través de una oferta pública de adquisición (opa) que pretende cerrar antes de que acabe el año. El precio ofrecido estaba entonces un 15% por debajo de la última cotización, y las acciones en un principio se resistieron a caer hasta que se han ido ajustado como suele ocurrir en estas operaciones cuando el mercado da por hecho que se culminarán. Lo que no es tan común, y está ya sucediendo, es que la oferta pase a ser más atractiva de lo que se está pagando en mercado por los títulos.

Formar parte de un índice bursátil de referencia es el mejor escaparate para que muchas compañías atraigan tanto a grandes como a pequeños inversores. Algunos fondos de inversión, de hecho, solo compran lo que está ahí expuesto. Esta es una de las razones de peso por la que algunas empresas están buscando fórmulas para tratar de mantenerse o de formar parte de índices que les den esa visibilidad. Son varias las cotizadas españolas que están persiguiendo últimamente ese objetivo, que en muchos casos pasa por aumentar el capital flotante o mejorar la liquidez en bolsa, es decir, aumentar la negociación.

A diario llegan al supervisor de la bolsa española reclamaciones y consultas por parte de inversores particulares. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tramitó el año pasado 759 reclamaciones, un 14,3% menos que en 2023, aunque las consultas atendidas, principalmente por vía telefónica, aumentaron un 3,2%, hasta la cifra de 10.354. Las causas fueron muy distintas. Una de las preocupaciones por las que continuaron insistiendo al organismo es la relacionada con las comisiones que cobran las entidades sobre títulos de empresas que dejan de cotizar en bolsa.

Renta variable

Vuelven las ampliaciones de capital a la bolsa destinadas a crecer. Iberdrola desempolvaba esta semana esta fórmula de financiación para expandir su negocio de redes. Las empresas cotizadas han recurrido en menor medida a esta vía en los últimos años, en los que ha habido pocas colocaciones de gran envergadura. Sin embargo, con esta operación cerrada el pasado miércoles las ampliaciones alcanzan un volumen total de 8.654 millones de euros, superando en esta primera parte del año a la cuantía obtenida en todo el 2024 en un 29%, según datos de BME. De momento, sería la mayor cifra captada por las compañías en el mercado español desde 2021.