
Mientras nuestros deportistas se esforzaban en Tokio por conquistar una medalla que les permitiera ascender al pódium de los Juegos Olímpicos, nuestro presidente del Gobierno se solazaba en Lanzarote disfrutando de esas otras medallas que se autoimpuso por su sancha voluntad y que ni ha trabajado ni le corresponden. Como la de las vacunas que, por cierto, las compra la Unión Europea y las gestionan e inoculan las comunidades autónomas que son quienes ponen los recursos y la logística.
Pero no es la única que se ha colgado la España del sanchismo en disciplinas no más estimables, pero sí mucho más trascendentes como son la economía y la sanidad. Porque donde sí tiene medalla Pedro Sánchez es en el pódium de países con mayor exceso de mortalidad asociada a la pandemia. Un 68,5% más de muertes en la primera ola, que sitúan a España solo por detrás de EE UU y de Reino Unido, como muestra el informe realizado por el Consorcio de Mortalidad Covid-19 (en el que participan 33 instituciones internacionales).
Siguiendo con el Covid, España es también líder en contagios y en hospitalizaciones, como muestra el último informe del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) que sitúa a España como el segundo país de Europa con más incidencia acumulada de contagios, 720,71 hasta el 1 de agosto, sólo por detrás de Chipre. Mientras que la Universidad de Oxford nos colgaba la medalla de oro indiscutible en porcentaje de pacientes ingresados en UCI, con 25,6 personas por cada millón de habitantes hasta el 21 de julio.
Y si miramos a la economía, en la competición de deuda pública, la España de Sánchez se confirma como medalla de bronce al ser el tercer país de la Unión Europea que más ha elevado su nivel de deuda con motivo de la respuesta al Covid-19. Los últimos datos de Eurostat muestran cómo entre el primer trimestre del pasado año y los primeros tres meses de 2021 nuestro país ha aumentado un 26,2% su nivel de deuda pública hasta el 125% del PIB, superado únicamente por Chipre y Grecia.
Y donde España es medalla de oro indiscutible es en desempleo. De hecho, España lideró de nuevo en junio las tasas de paro general y juvenil en la zona euro y en la UE, contabilizando 3,509 millones de parados, lo que supone una tasa del 15,1%, el mayor porcentaje, junto a Grecia, entre los países de la eurozona, mientras que el desempleo juvenil alcanza el 37,1%, más del doble de la media de los países del euro.
Datos escalofriantes que sólo alivian, pero no remedian la mejoría de julio y de la EPA si comprobamos que seguimos con niveles de empleo muy inferiores a los de 2019 con 609.100 puestos de trabajo menos.
Y si hablamos de déficit público España saltó del 2,8 al 11,9% durante el pasado año, llegando a alcanzar un 19,6% en el segundo trimestre. Y aunque el desequilibrio presupuestario se redujo hasta el 8,2% del PIB al cierre del primer trimestre de este año, seguimos registrando la cuarta mayor marca de la zona euro y la séptima en el conjunto de la UE. Superan el agujero fiscal español Malta con un 9,8%, Francia con el 9,3%, República Checa con un 8,8%, además de Hungría y Rumanía con el 8,5 y 8,3%, respectivamente. Una posición de diploma olímpico pero que, si nos atenemos a las previsiones del FMI, volveremos de nuevo a lo más alto del pódium al final de este 2021 que cerraremos con un desequilibrio en nuestras cuentas públicas del 9% del PIB, superando a Grecia e Italia, países que nos acompañarán en el reparto de medallas.
Una imprudencia
Con este palmarés decir, como ha dicho el presidente que "hemos pasado de la España de la resistencia a la España de la recuperación" sólo puede calificarse, y siendo benevolentes, de propaganda y de imprudencia. Sobre todo, evocando ese otro oráculo del personaje cuando a principios del pasado verano nos anunciaba que habíamos vencido al Covid. Pues, a la vista de lo que cayó después, y sigue cayendo todavía, habría que recordar a nuestro presuntuoso presidente eso de "los muertos que vos matáis gozan de buena salud", y además matan.