El Fondo Monetario Internacional presentó el jueves su Monitor Fiscal, el último documento como parte de la actualización de sus perspectivas globales. En el mismo, el equipo liderado por Vitor Gaspar, director del Departamento de Asuntos Fiscales, indica que el déficit de España se reducirá este año al 8,2% del PIB tras haber alcanzado el 11,7% el año pasado.
De esta forma, las cifras actualizadas de la institución ponen de manifiesto cómo el déficit creció menos de lo previsto en octubre, cuando se esperaba que la brecha alcanzase el 14,1% del PIB en 2020. No obstante, con la tercera ola en curso, la reducción este año será menor de la esperada, dado que hace tres meses el FMI sostenía que el déficit de nuestro país se situaría en 2021 en el 7,5% del PIB.
Por su parte, el FMI considera que esta dinámica llevará a la deuda pública española a tocar el 118,9% del PIB en el año en curso, 2,4 puntos porcentuales menos de lo esperado en octubre. En 2020, la institución estima que la deuda publica alcanzó el 118,2% del PIB, es decir, 4,9 puntos porcentuales más baja de lo cotejado en su documento anterior.
Estos cambios se corresponden en cierta medida con las actualizaciones en las previsiones de PIB que actualizó esta semana el FMI, mejorando la caída de la economía en 2020, pero empeorando la recuperación en 2021.
Aunque los cambios son similares a los del resto de grandes economías europeas, España se mantendrá como el país que peores datos de déficit tendrá tanto para 2020 como para 2021 en la eurozona.
"Las economías avanzadas registraron los mayores aumentos de los déficits fiscales y de la deuda, lo que refleja tanto el aumento del gasto como la disminución de los ingresos", explica Gaspar, quien especifica cómo, a nivel global, el apoyo fiscal global alcanzó casi 14 billones de dólares a finales de diciembre del año pasado. Un aumento de unos 2,2 billones desde octubre. Estos estímulos sin precedentes incluyen 7,8 billones de dólares en gasto adicional y 6 billones de dólares en garantías, préstamos e inyecciones de capital.

Es por ello que el FMI estima que la deuda pública mundial alcanzó el 98% del PIB a finales de 2020, frente al 84% previsto en las proyecciones del Monitor Fiscal de octubre de 2019.
Las respuestas fiscales han estado condicionadas por el acceso a la financiación: se prevé que los déficits globales medios en relación con el PIB en 2020 fueron del 13,3% para las economías avanzadas y del 10,3% para las economías de mercado emergentes.
Para Gaspar y su equipo, el apoyo fiscal a los hogares y las empresas vulnerables debe estar disponible, según proceda, hasta que la recuperación esté firmemente en marcha. Así, la política fiscal debe apoyar una recuperación sostenible y facilitar la transformación hacia una economía verde, digital e inclusiva, al tiempo que gestiona los riesgos fiscales y de financiación.
Es por ello que también avisan que se necesitan ahora marcos fiscales creíbles a medio plazo, especialmente cuando la deuda es elevada y las condiciones de financiación pudieran estar en riesgo.
A finales del año pasado, la misión del FMI para España ya recalcó que es necesario el anuncio anticipado de un plan de ajuste gradual, supeditado a la situación de la economía, para enviar una señal clara a los mercados y promover la transparencia de las medidas de política económica.
Los expertos del Fondo creen adecuado que una vez que la economía encuentre una recuperación sostenible y el paro comience a bajar de forma constante, se implemente un ajuste fiscal gradual que encauce la deuda pública por "una firme senda a la baja".
El plan debería incluir medidas estructurales sostenibles, especialmente del lado de los ingresos, que ayudarían a reconstruir los colchones fiscales al tiempo que apoyarían más inclusión e innovación. Se necesita además un paquete sostenible de reformas de las pensiones que equilibre la sostenibilidad de las pensiones con la aceptabilidad social.