
Antes del verano se venía hablando de movimientos de fusión en el mundo bancario alimentados por la situación por la que atraviesa el sector, rumores que durante esta semana se elevaron. Tanto el BCE como el Banco de España presionaban y empujaban a que las entidades llevaran a cabo estas fusiones. Las razones son ganar tamaño para generar sinergias con las que ahorrar costes, reducir estructura física y de personal, afrontar el desafío de la digitalización, lo que incide en nuevas pautas de comportamiento de los usuarios bancarios además de la llegada de competidores a los que responder. Se unía un nuevo ingrediente, la ralentización económica que ya se dejaba notar antes de la llegada del virus, se ha visto agudizada con las restricciones físicas a los ciudadanos lo que extiende nubarrones que apuntan a un incremento de la morosidad para el sector. Todo un conjunto de causas que esbozaba una tormenta perfecta sobre el sector. Por ello, muchos veíamos el pistoletazo de salida para nuevas fusiones.
Bankia siempre ha venido protagonizando los rumores sobre fusiones. Recordarán que recientemente se hablaba de operaciones con Sabadell, BBVA, bancos medianos... Una auténtica quiniela para determinar quién sería la pareja de la entidad propiedad en gran medida -61,8 %- del Estado. Hace ya tiempo, cuando estaba en la entidad Rodrigo Rato en el año 2012, hubo ya acercamientos entre ambas entidades para fundirse en una sola. Aquel movimiento se frenó y la atención sobre el mismo desapareció, sin embargo tenía sentido.
Ambas entidades presentaban, y presentan, una línea de negocio bastante similar; comparten presencia en prácticamente toda la geografía española por la que la unión llevaría a un ahorro de costes de calado al solventar duplicidades; la unificación de servicios centrales en uno solo; culturalmente ambas proceden del mundo de las cajas de ahorro... Se acometerán, por supuesto, reunificaciones de entidades bajo su dominio como por ejemplo las gestoras de fondos aumentando aún más las sinergias de cara a la cuenta de resultados del grupo, más allá de la entidad crediticia. Si siempre se vio como un obstáculo el pulso Madrid y Barcelona, en la actualidad ambas entidades son valencianas. Tienen su domicilio en la misma calle, tan solo separados por un número que curiosamente ocupa un edificio del Banco Sabadell.
La unión lleva a un ahorro de costes de calado al solventar duplicidades geográficas
La fusión tiene, como comento, sentido aún cuando es posible que hubiera otros posibles pretendientes que proporcionaran una mayor eficiencia en el movimiento; será, de llevarse a cabo, bendecida por el Banco de España y el BCE. A su vez esta fusión meterá presión a las entidades de mediano tamaño, así como algún banco en situaciones parecidas; puede decirse que la carrera ha empezado. Tendremos con mucho probabilidad un cuatrimestre bastante animado de cara a cerrar las parejas con vistas a fusionarse definitivamente durante el primer semestre de 2021. Las dotaciones de 2020 van a ser muy cuantiosas. Estos movimientos no se va a dar solo en nuestro país, se producirán en todo Unión Europea, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, no suele dar puntada sin hilo y su postura era cristalina en este sentido, urgiendo a llevar a cabo los movimientos.
Habrá, cómo no, efectos negativos amplificados por los ulteriores movimientos que se producirán. Los clientes se van a encontrar con un buen número de cierre de oficinas de sus entidades, usuarios que además son clientes de las dos entidades; la unificación de los sistemas operativos e informáticos también cuenta, con las molestias que pueda acarrear; se producirá una concentración de la oferta bancaria que puede ir en detrimento de la fuerte competencia reinante en el sector desde hace décadas, justamente desde la expansión de las cajas de ahorro.
De concretarse, la operación meterá presión a las entidades de mediano tamaño
No solo tendrá consecuencias para los clientes y la oferta de sus productos, sino también para los proveedores. El proveedor de seguros de Bankia es Mapfre, sin embargo esa entidad aseguradora no trabaja con Caixa por lo que habrá movimientos en el sector asegurador como ocurrió con Caser o el grupo Ahorro Corporación a raíz de la crisis y reestructuración del sector de las cajas de ahorro. He puesto el ejemplo del sector asegurador y la repercusión de la fusión pero no es el único: auditores, consultores, equipos legales, centros formativos y un sinfín de proveedores se van a ver afectados por la fusión de ambas entidades conformando el primer banco a nivel nacional por activos exclusivamente en el área española.
La afirmación me lleva a pensar también en la actitud y movimientos en materia comercial de sus competidores, léase por ejemplo el Banco Santander, BBVA como pesos pesados pero también las cajas rurales, totalmente atomizadas.
Algo que debe preocuparnos y muchos a todos los españoles, más allá de si somos o no clientes de estos bancos: ¿qué va a ocurrir con el dinero que se esperaba recuperar del reflotamiento de Bankia? Recordemos que Bankia recibió 24.000 millones de euros de los cuales hasta el momento solo han sido restituidos 3.000 millones. Cuando se comenzó a reflotar cajas, que no bancos, se aseveraba que a los ciudadanos españoles no les iba a costar nada, eran préstamos; ahora todo parece indicar que sí, que el españolito de a pie va a costear buena parte del rescate.
Sí, es un movimiento tectónico, afecta este movimiento y mucho a nuestra sistema financiero pero tendrá repercusión en la economía real.