Caixabank y Bankia se encuentran ya negociando la fusión entre ambas entidades que supondría crear el que sería el mayor banco de España. Todo apunta a que el anhelado proyecto de Isidro Fainé para unir las dos empresaas entra así en el camino que permitirá su consecución definitiva.
Las ventajas de esta operación corporativa, planteada ya en repetidas ocasiones en el pasado, se han reiterado frecuentemente. Resultan indudables las sinergias tanto operativas como territoriales. El mercado no ha dudado en aplaudir la noticia, con subidas del 13% y del 30% en el caso de Caixabank y Bankia. También se da por descontado el beneplácito del Gobierno, imprescindible considerando que el Frob es aún el propietario del 61,8% de Bankia.
Pero, sobre todo, nadie puede dudar de que el momento actual es especialmente idóneo para que ambas entidades den el paso. La crisis del coronavirus ha agudizado los problemas de rentabilidad que presenta la banca en la eurozona, especialmente en nuestro país. No es en absoluto una casualidad que el BCE, el Banco de España y la AEB hayan coincidido en los últimos días en sus mensajes a favor de que se reactiven las operaciones corporativas en el sector financiero.
La expectativa de que las rentabilidades de las entidades desciendan este año por debajo del 3% (Bankia ya se encuentra en ese nivel) y que incluso alcancen niveles negativos en 2021 pone contra las cuerdas a los bancos. Lo peor de la crisis, en términos de alzas de impagos, aún está por verse. En paralelo, resulta imposible esperar alzas de tipos del BCE. Ante un panorama tan complicado, las fusiones como la que Bankia y Caixabank son la mejor respuesta.