
Los españoles solemos vender la piel del oso antes de cazarlo. Hace unas semanas dimos a Nadia Calviño como la candidata favorita para presidir el Eurogrupo. Pero las victorias hay que ganarlas. Que la apoye Merkel no significa que vaya a salir. Cada país tiene un voto, necesita que 10 de los 19 miembros del euro la apoyan para asegurarse su nombramiento.
El sí alemán vale igual que el rumano ó el checo. Los antiguos países del Este no ven con buenos que los del sur (Italia y España) se lleven la parte del león del fondo de 750.000 millones, que prepara la Comisión Europea. Se consideran más merecedores que nosotros de las ayudas, porque cumplen a rajatabla con los objetivos de déficit o de deuda.
España sobrepasó sistemáticamente los límites pactados con Bruselas. El año pasado, el déficit escaló al 2,8, en lugar de quedar por debajo del 2,5 por ciento prometido. El argumento de los frugales (Holanda, Austria, Suecia ó Dinamarca) ha prendido en el resto de Europa. La rebelión de los países pequeños (enanos) del viejo continente hace tambalearse la candidatura de Calviño.
La vicepresidenta perdió credibilidad al minusvalorar el impacto del Covid en sus comienzos
La cumbre para establecer la cuantía y los requerimientos del reparto del fondo de reconstrucción se celebrará los días 17 y 18 de julio. Con la vicepresidenta al frente del Eurogrupo o sin ella, las condiciones no serán diferentes. Aunque Francia y Alemania encabezan la presión para que una parte, aún por determinar, sean subvenciones a fondo perdido, el dinero no saldrá gratis.
Los requisitos de los fondos serán de dos tipos: microeconómicas y macroeconómicos. Los primeros implican reformas para avanzar con mayor celeridad hacia una economía digitalizada y verde, respetuosa con el medio ambiente. Nadie las pone en duda. El problema son los segundos, los de tipo macro, que exigirán ajustes estructurales y recortes del gasto improductivo.
Si la vicepresidenta logra vestirse con los oropeles europeos mejorará la posición española frente a Bruselas
España se resiste a aceptar ajustes, pero la presión de los frugales los ha devuelto al primer plano. De manera, que ya se consideran inevitables.
El gobernador Pablo Hernández de Cos dijo el martes, en la presentación del informe anual del Banco de España, que se necesitarán diez años de reformas para volver al ratio actual de deuda sobre PIB, inferior al cien por cien. Otra década perdida para la economía española por culpa del Covid.
Si la vicepresidenta logra vestirse con los oropeles europeos mejorará la posición española frente a Bruselas y, lo que es más importante, su peso dentro del Gobierno. La clave está en que Calviño se gane la credibilidad ante Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, los dos únicos hacedores de la política oficial.
Calviño perdió muchos puntos a los ojos del presidente al comienzo de la crisis del Covid al no dar importancia a sus consecuencias económicas. Encabezó la oposición al confinamiento de la población y luego fue renuente a la concesión de ayudas a las empresas, al minusvalorar su impacto. Lo hizo en parte movida por la presión de los empresarios, que pedían prudencia para no escandalizar a la población ni espantar a los turistas, y evitar la debacle que luego se produjo.
Sánchez le perdió el respeto. La portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, firmó el documento con Bildu para derogar "íntegramente" la reforma laboral, sin ni siquiera consultar a la vicepresidenta. En su dura polémica con Iglesias a cuenta de las nacionalizaciones de empresas, "Sánchez se puso de canto", relata un miembro de su equipo, quien teme que si no sale elegida, el Gobierno se eche al monte y acabe desafiando los requerimientos que vengan de Europa.
El giro copernicano dado por Sánchez el jueves en la entrevista con García Ferreras en La Sexta demuestra que va por libre. El presidente calificó como "inevitable· un alza de impuestos para las rentas altas, así como en Sociedades, después de que ambas peticiones habían sido eliminadas del documento enviado por la coalición de Gobierno a la comisión de reconstrucción.
Para colmo de males, manipuló el mensaje del gobernador del Banco de España, para justificar su petición. De Cos defiende un alza de impuestos indirectos, como IVA ó especiales, y no de los directos, como IRPF, y menos en estos momentos, en los albores de una recesión gigantesca.
Una vez más se pone de manifiesto que Sánchez sabe muy poco de economía y apenas consulta antes de hablar. El mismo error que cometió Zapatero en la anterior crisis. ¿A qué obedece este giro de 180 grados? Quizá a que el guiño de los socialistas no convenció al PP para que se sumara al pacto económico por la reconstrucción.
La falta de unión política es otro de los hándicaps ante Bruselas. Ni siquiera hay garantías de que tenga mayoría suficiente para aprobar los Presupuestos de 2021, por lo menos hasta que pasen las elecciones catalanas, aún sin fecha.
Para suplir esta debilidad, desde Moncloa se convocó el viernes a los agentes sociales a un pacto por el empleo, lleno de vaguedades, para recomponer la unidad social.
El documento es papel mojado. El último pacto rubricado con sindicatos y empresarios se produjo unos días antes de que el presidente de los empresarios, Antonio Garamendi, y la ministra de Empleo, Yolanda Díaz, rompieran el diálogo.
Diaz aceptó hace una semana la prórroga de los Ertes hasta septiembre. Se ha debido de dar cuenta que ella es la primera interesada en la medida para evitar que el desempleo se vaya a las nubes. ¡Por fin, se ha caído del guindo! El Gobierno anunció este jueves un plan de 10.000 millones para intentar cortar la hemorragia en empresas estratégicas, después de que Alcoa, Gamesa, Airbus o Nissan hayan puesto en la calle a más de 5.000 trabajadores en las últimas semanas. Además, prepara otro para socorrer al sector aeronáutico.
Entre las condiciones curiosas que se exigirán a los rescatados figuran la igualdad de género ó el cuidado de la biodiversidad. ¿Y qué hay del plan de viabilidad para su futuro?
Habrá que estar vigilante para que Iglesias no aproveche la norma para echar una mano a los amiguetes ó para nacionalizar energéticas ó medios de comunicación, como el grupo Prisa, que atraviesa por graves estrecheces.
Bruselas no enviará esta vez a los hombres de negro si España incumple las condiciones pactadas para recibir los fondos europeos. La Comisión actuará de gendarme por su capacidad sancionadora, pero será el Banco Central Europeo (BCE), el que en última instancia puede enviarnos al infierno de una crisis financieras como la pasada.
La prima de riesgo escaló por encima de los 600 puntos en 2008, mientras que ahora se mantiene por debajo de los cien puntos básicos gracias a las compras masivas del BCE. El banco central tiene barra libre para adquirir hasta 150.000 millones de bonos españoles, equivalente a más del diez por ciento del endeudamiento total. El mantenimiento del ritmo de compras estará sujeto al respeto de los requisitos de Bruselas.
El fondo de reconstrucción traerá unas instrucciones de uso. Son las reformas micro y macro a las que me refería con anterioridad. Sólo con el amago del BCE de disminuir las adquisiciones de bonos españoles, la prima se dispararía y la financiación a las empresas sufriría un encarecimiento vertiginoso.
A Calviño le crecen los enanos. Tiene muchos problemas para mantener el rigor presupuestario y un discurso convincente frente al exterior. Con Sánchez e Iglesias campando a su libre albedrío., la diplomacia española en Bruselas tiene serias dificultades para atraer los votos que aún se necesita para el eurogrupo. De esto dependerá no solo que volvamos a tener voz y voto en las instituciones europeas, si no que la ortodoxia fiscal impere de una vez por todas en la economía española.
PD.-El desconfinamiento tiene otro efecto, la reanudación de los procesos judiciales en marcha. El juez Manuel García Castellón puso el dedo en la llaga al solicitar información sobre el presunto espionaje a Ausbanc, que llevó a su presidente, Luis Pineda, a prisión provisional durante tres años. La investigación fue encargada por el BBVA al ex comisario Villarejo, cuando aún estaba en activo, lo que era ilegal. El juez quiere conocer si la orden procedía directamente del ex presidente Francisco González.
El ex comisario era el recurso oculto de FG para quitarse de en medio a sus enemigos, desde que desmontó el ataque dirigido por el ex presidente de Sacyr, Luis del Rivero, y el ex ministro de Industria, Miguel Sebastián, contra el banco azul.
Lo utilizó contra el ex presidente de Martinsa-Fadeasa, Fernando Martín, para cobrar parte las deudas tras la quiebra de la inmobiliaria, así como contra el de Colonial, Luis Portillo. Los hombres de Villarejo estaban a las órdenes de los ex jefes de Riesgos y Recuperaciones del banco, Antonio Béjar, y de Seguridad, Julio Corrochano, como si fueran personal en nómina del banco.
González se ocupaba personalmente de borrar su huella en la firma de cada documento y de cada orden que daba. Sus directores generales estampaban la rúbrica en su lugar o hablaban en su nombre. Además de Béjar y Corrochona, es clave el testimonio del ex jefe de los servicios jurídicos entre 2002 y 2018, Eduardo Arbizu, encargado de firmar el contrato con Cenyt, la sociedad de Villarejo.
García Castellón no lo tiene fácil. Tendrá que rastrear los papeles de la auditoría realizada por Price Waterhouse, además de lograr el testimonio acusatorio de ex directivos como Corrochano, todos ellos muy bien pagados en sus indemnizaciones y en la posterior relación por parte de González.
Los ex directivos no tienen ninguna duda de que las órdenes partían directamente de la presidencia. Cuentan cómo FG se obsesionó con Pineda después de que pusiera a un ejército de abogados a seguir de cerca la comercialización de cada producto de BBVA. Las demandas que le llovían a la entidad en los juzgados eran amplificadas por su publicación en la revista Ausbanc. González ordenó a varios directivos que recopilaran información contra Pineda, aunque ante el escaso éxito obtenido, recurrió a Villarejo.