Opinión

La investidura se complica

El panorama económico se despeja pero las tormentas amenazan la formación de Gobierno en España

Las cosas no siempre son del cristal con el que se las mira. Boris Johnson resultó, contra todo pronóstico, el ganador por goleada de las elecciones en el Reino Unido; Christine Lagarde ve lo que nadie había visto hasta ahora, que la economía toca fondo y puede comenzar a salir de su letargo; Trump anuncia por sorpresa la primera fase del acuerdo con China que da fuelle a las bolsas para emprender el rally navideño; la nueva presidenta europea, Úrsula von der Layen, anuncia un pacto verde y al día siguiente desvela que no cuenta con el apoyo de Polonia y, en fin, Pedro Sánchez, que ya se veía como presidente, empieza a encontrar escollos insalvables en la negociación con los catalanes.

Empezamos por el final. En las filas socialistas lucen caras largas por la extraordinaria complicación de las negociaciones con ERC. Si hace unas semanas daban por hecho el acuerdo de investidura, ahora todo está en el aire. La culpa la tiene, de nuevo Puigdemont, y no Junqueras, como se apunta.

Esquerra, la novia que Sánchez busca conquistar para su pacto de Gobierno, está en realidad emparejada como Junts per Cat en el Ejecutivo de Cataluña. Su futuro matrimonio depende más de los compromisos del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que de Sánchez.

Casado se resiste a pactar con Sánchez, como quieren en el Ibex 35, y pasa la pelota a Arrimadas

Si Torra es inhabilitado en las próximas semanas, lo más probable es que Puigdemont adelante las elecciones autonómicas para que la presidencia no sea asumida por Pere Aragonés. Si, además, la Justicia europea concede la inmunidad a Junqueras, Puigdemont también irá a elecciones para volver inmune a Cataluña.

Con este panorama, los de ERC no se atreven a dar un paso en falso sin contar con Torra, lo que descabalga la opción de Sánchez, que tendrá que esperar a que se despeje el sudoku político-judicial por lo menos hasta finales de año.

Las tribulaciones de Sánchez dan aire al mundo empresarial, que lógicamente no quiere ver ni en pintura un Ejecutivo con Iglesias y mucho menos con Junqueras. Los grandes del Ibex vuelven a la carga con las presiones a Pablo Casado para cerrar un gran pacto a la alemana con el PSOE.

Pero Casado se resiste. Un día se excusa en que si Sánchez no le llama, y cuando lo hace, se queja de que se entera de la cita monclovita por la Prensa. Todo lo que sea para marear la perdiz. En realidad, sufre el mismo vértigo que Sánchez con ERC, pero con Vox. No se atreve a coquetear con los socialistas por temor a que Santiago Abascal le birle más votos.

El pacto de Trump con China y un Brexit razonable aleja el fantasma de la desaceleración

Descartado el gran pacto nacional, aun queda una vía intermedia. Que Ciudadanos apoye a Sánchez con sus diez diputados. Pero tampoco esto encaja en la estrategia de Inés Arrimadas, porque implica un apoyo implícito a Podemos. No hay más que ver el nuevo incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) anunciado este viernes, después del alza del 22 por ciento el año pasado, para entender la negativa de Arrimadas.

Sánchez se proclamó vencedor de las elecciones de abril, pero luego se dio cuenta de que era mentira, sólo era ganador sobre el papel, y tuvo que convocar a los ciudadanos a las urnas. Volvió a levantar la copa de la victoria en noviembre, pero empieza a percatarse de que ha vuelto a dar por hecho un triunfo que aún no tiene.

¿Y eso en qué influye en la economía? Hablemos, claro: en nada. Para gobernar con Podemos y con ERC, mejor nos quedamos como estamos.

Los Presupuestos de Cristóbal Montoro van a ser los más longevos de la democracia española. Su autor, con el coincidí esta semana, destacaba como aspecto positivo la disciplina fiscal, que de otro modo saltaría por los aires.

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, urgía esta semana en elEconomista a aprobar unos Presupuestos, porque ya no se adaptan a las "nuevas realidades". Pero la actividad avanza a buen ritmo, aunque se ralentice, y el déficit está contenido en torno al dos por ciento. Si el panorama exterior se despeja, gracias a la firma de un pacto comercial entre Trump y el chino, Xi Jinping, y Boris Johnson pacta un Brexit razonable, la economía podría estabilizarse en torno a las tasas de crecimiento actuales, como señaló esta semana la presidente del BCE en su estreno.

Creo que Pablo Casado debería reflexionar y anteponer los intereses de España a los de su partido. Una abstención para que gobierne Sánchez sin comunistas ni independentistas, solo con Ciudadanos y el resto formaciones que ya han manifestado su adhesión, sería una buena fórmula para tirar un par de años.

Por el contrario, si el panorama catalán se complica con la vuelta de Puigdemont, Sánchez podría verse forzado a convocar unas terceras elecciones en las que VOX acreciente el número de votos frente al PP de Casado. La presidenta de Vox en Madrid, Rocío Monasterio, apoyaba esta semana en elEconomista un acercamiento PSOE-PP, precisamente para evitar un Ejecutivo frankenstein, que dinamite la economía española.

PD.- Por lo demás, como advertimos hace unas semanas, la cumbre del Clima que culmina este fin de semana en Madrid se atasca por los costes financieros de la descarbonizacion. Polonia, junto a Hungría y Chequia, echaron por tierra el sueño de Von der Leyen de anunciar un Pacto Verde en la UE antes de la cumbre de Madrid. Los polacos estiman en más de medio billón las necesidades financieras para llegar a 2050 sin emisiones.

Las tensiones dinerarias también amenazan con mandar al traste a Ryanair, que en un movimiento desesperado intenta forzar a los 160 empleados de su base de Girona a renunciar a sus condiciones laborales, incluida la antigüedad, para rebajar sus costes.

Lo sorprendente es que una medida así, que viola las normas más elementales de los derechos de los trabajadores, mantenga en silencio a los sindicatos y a la Generalitat, que otorgó más de 60 millones de ayudas a la aerolínea. ¿Donde está la indignación que muestran las autoridades catalanes en las calles porque pisotean sus derechos?

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