La inflación en EEUU marcará el futuro a corto y medio plazo de las bolsas mundiales, pero también de la economía influyendo en la política monetaria de los bancos centrales. El dato de hoy aviva los temores a que una subida de los precios mayor de lo esperado obligue a la Reserva Federal y el BCE a endurecer su hoja de ruta hacia una subida de tipos más acelerada. l ¿Volverán las turbulencias y la volatilidad a los mercados?
Detrás de las turbulencias de las últimas semanas, está el miedo a que la inflación aparezca de manera agresiva tras una década marcada por las medidas extraordinarias de los bancos centrales inyectando cientos de miles de millones a las economías. Hace dos semanas el dato de empleo de EEUU desató el pánico.
Las cifras escondían un repunte de los salarios por hora en enero del 2,9%, la mayor subida desde 2009. Desde hace meses, los bancos centrales mostraban su preocupación porque la recuperación económica no se estaba reflejando en los precios. El motivo era que la mejora de la economía no se estaba trasladando a los salarios. El dato cortocircuitó a los mercados. Se produjo una venta masiva de bonos soberanos y una sacudida en la renta variable.
"Ese dato parece ser una aberración mensual ya que el incremento se debió a la caída del número de horas trabajadas", explica el economista Juan Ignacio Crespo, para señalar el exceso de sensibilidad del mercado. El IPC de hoy confirma su análisis. Los ingresos semanales de los trabajadores cayeron un 0,8% en enero en términos mensuales y los ingresos por hora un 0,2%. En términos anuales, subieron un 0,4% y un 0,8%, respectivamente.
Pero el gran titular de la inflación manda en la reacción del mercado. "Un IPC superior al 2% confirmaría una mayor inflación y aumentaría el temor a un endurecimiento más rápido de la política monetaria por parte de la Fed, provocando nuevas caídas en bolsas", destacan desde el departamento de análisis de Bankinter.
Crespo señala que es poco probable que la economía de EEUU haya abandonado su senda de crecimiento sin inflación, "a pesar de que en los últimos 15 días la opinión mayoritaria en los mercados haya sido que el peligro de inflación es inminente".
Análisis del dato
No solo es importante la tasa anual del IPC. Los analistas también miran con lupa la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los componentes más volátiles de la cesta de la compra como energía y alimentos perecederos, y que subió un 0,3%, una décima por encima de lo previsto.
También será decisivo mañana el Gasto de Consumo Personal, conocido como PCE por sus siglas en inglés, y que suele ser la referencia favorita de la Reserva Federal para seguir la evolución de los precios. "Muchos componentes de los índices de precios han estado subiendo con fuerza en los últimos años (por ejemplo, sanidad, educación, alojamiento y, hasta cierto punto, alimentos y bebida) otros han estado bajando de precio de manera consistente (así el vestido, los servicios de telecomunicaciones, el software, los televisores o los coches)", señala Crespo, que mantiene su visión de una inflación moderada.
Los expertos señalan que un repunte mensual puntual siempre es posible pero no quiere decir que vaya a marcar tendencia, y más un mes de enero. A principios de 2017 la inflación subió significativamente debido al efecto base antes de desvanecerse el resto del año. "Probablemente necesitemos recopilar más datos del primer trimestre para saber exactamente si el mercado hace bien preocupándose por la inflación, lo que realmente necesitamos ver es el impacto de los precios del petróleo en los precios de la gasolina", remarca Christopher Dembik, jefe de análisis macro de Saxo Bank.
En la ecuación de escenario favorable para el mercado y la economía, la subida de precios tiene que aparecer, pero contenida. "Un repunte de la inflación, sin que esta se descontrole por encima de los objetivos, debería ser natural y saludable, consecuencia de la fortaleza de la economía, y no debería traducirse necesariamente en subidas agresivas de tipos de interés más allá de las que están programadas", de Juan José Fernández-Figares, analista de Link Securities.
Posibles reacciones
Desde antes de las turbulencias, el mercado ya venía anticipando un giro en la política monetaria de los bancos centrales, principalmente del BCE para que diera la señal del comienzo de la retirada de estímulos económicos, y este pasaba por una evolución al alza de la inflación. Con la Reserva Federal ya inmersa en subidas de tipos, el mercado de bonos soberanos se comenzó a tensionar aumentando las rentabilidades y tasas reales de los intereses.
Aunque la reacción fue positiva en enero para las bolsas, el mercado temía que una retirada abrupta de las compras masivas de deuda provocaría un crash en los bonos ante la desaparición de las grandes manos fuertes del BCE. Aunque la entidad no ha movido ficha, en cierta manera se ha producido por la extrema sensibilidad de los tenedores bonos a cualquier señal aviso y la inflación es la principal. "En este momento todo está sujeto al estado de hiperestesia que viven los mercados de renta fija y de renta variable por lo que habrá que estar preparados para vivir esta tarde o bien una explosión de júbilo y pánico comprador o bien una verdadera montaña rusa", resume Crespo.