Bolsa, mercados y cotizaciones

Una marea de petróleo saudí amenaza con sepultar el imperio del 'fracking' de EEUU

  • El breakeven de los nuevos pozos de shale ronda los 50 dólares
  • Ahora mismo, las firmas americanas pierden con cada barril de crudo extraído
  • Ya en 2019 se había producido un aumento del 50% de las bancarrotas
Refinería de petróleo en California. Foto de Alamy

Arabia Saudí ha reanudado la estrategia que ya puso en marcha allá por 2015: abrir las espitas, producir mucho petróleo, venderlo barato, hundir las cotizaciones del crudo y 'machacar' a las empresas petroleras menos rentables. No se trata solo de golpear a Rusia como castigo a su díscolo comportamiento en las reuniones de la OPEP+, de este modo pretende reducir sobremanera el tamaño de su gran competidor en la nueva realidad del petróleo: el fracking de EEUU. La fuerte irrupción de este nuevo jugador ha cambiado un mercado que tradicionalmente ha estado absolutamente controlado por la OPEP. Ahora, con este movimiento que ha derribado los precios del crudo, las empresas productoras y de servicios petroleros relacionados con el shale oil -petróleo de esquisto que se extrae a través del fracking o fracturación hidráulica- en EEUU podrían quebrar o verse obligadas a detener gran parte de su producción porque ya no es rentable.

El precio del barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, y West Texas, de referencia en EEUU, ha caído muy por debajo de los 40 dólares. Mientras tanto, el breakeven (punto en el que empieza a ser rentable extraer un nuevo barril de petróleo) medio de las firmas que extraen shale oil en la Cuenca Pérmica -la mayor región productora de petróleo en EEUU- supera los 46 dólares por barril.

Otras regiones tienen un breakeven incluso superior al de la Cuenca Pérmica, por lo que una gran parte de sus operaciones en estos momentos suponen una pérdida de dinero. La técnica del fracking y la extracción de shale oil han mejorado a pasos agigantados, pero aún es insuficiente para sobrevivir a un petróleo barato durante un periodo prolongado de tiempo. El sector del fracking y el shale oil de EEUU bombea al día entre 8 y 9 millones de barriles de crudo, el 9% de toda la oferta mundial.

El propio informe de la Agencia Internacional de la Energía publicado esta semana señalaba que "las preocupaciones sobre el modelo de negocio del shale se están viendo seriamente dañadas por la menor capacidad de acceder a la financiación, lo que está llevando a un incremento de las bancarrotas".

Según la consultora Hayes and Boone, las firmas del sector que se han declarado en bancarrota en 2019 aumentaron un 50%, y eso que aún no se había producido el desplome del precio del petróleo que se ha presenciado esta semana. En las regiones de EEUU, el breakeven del shale va desde los 46-48 dólares de la Cuenca Pérmica hasta los 54 dólares de otras regiones.

Ya a finales del año pasado, la Reserva Federal de Dallas advertía de que el número de quiebras estaba aumentando de forma importante entre las empresas perforadoras y las extractoras de crudo. "Las solicitudes de bancarrota en 2019 totalizaron 7.800 millones de deuda, lo que supone un fuerte aumento frente a 2018... sin embargo, este nivel todavía no se puede comprara con la recesión petrolera de 2015-2016".

Una mirada a 2016

Precisamente, durante el periodo 2015-2016 el precio del crudo se hundió hasta caer momentáneamente por debajo de los 30 dólares el barril. Ahora, los precios del petróleo rondan los 35 dólares en medio de la guerra abierta entre Arabia Saudí y Rusia, que a su vez tiene el imperio del fracking como tercer componente en esta batalla que podría reproducirse de forma cíclica.

En 2016, las bancarrotas de empresas petroleras y de sus servicios casi alcanzaron las 140 en total. En 2019 la suma ha sido de 48. El problema viene ahora, el desplome del crudo y una economía que está siendo duramente golpeada por el coronavirus puede generar ciertas tensiones en estas firmas que tienen más deuda que nunca. Las empresas de exploraciones y producción suman más de 120.000 millones de dólares en deuda, según los datos de Haynes and Boone. De esta cantidad, alrededor de 70.000 millones es deuda sin asegurar. En 2016, la cantidad total de deuda rondada los 60.000 millones de dólares, la mitad del nivel actual.

Desde Deutsche Bank aseguran que "los productores de petróleo de esquisto necesitan un precio promedio de 40-50 dólares por barril para operar de manera rentable. Existe una gran preocupación por las quiebras en este sector, aunque es probable que muchos productores se hayan cubierto en los mercados de futuros durante los próximos tres a seis meses".

Incluso los mejores operadores tendrán que reducir la actividad ", explica Artem Abramov, jefe de investigación de Rystad. La compañía estadounidense productora de shale Parsley ha empezado a reducir la actividad en 2020, según comunicó este lunes por la mañana desde la sede de Austin, en Texas, y ha aprobado los planes para bajar a 12 plataformas petrolíferas tan pronto como sea posible.

"Durante enero y febrero, Parsley operó 15 plataformas de desarrollo y cinco frac spreads -o extensiones de fraccionamiento-", señalan. "En el contexto de unos precios del petróleo de entre 30 y 35 dólares para el resto del año, la compañía tendría el objetivo de alcanzar al menos 85 millones de dólares de flujo libre de caja, que conseguiría por medio de una reducción gradual de la actividad, en combinación con unos menores costes de servicios y equipamientos".

En definitiva, de mantenerse estos precios en el mercado de petróleo, las firmas de EEUU tendrían que verse obligadas a recortar su inversión y a centrarse en los pozos más productivos, lo que podría reducir su producción en un 15%, como ocurrió en 2016. Esto llevaría la producción de EEUU desde los más de 13 millones de barriles por día que produce hoy hasta unos 11 millones de barriles, un recorte de dos millones de barriles (solo en EEUU, también afectaría a otros países como Canadá o Brasil) que superaría a las restricciones que había aprobado toda la OPEP.

Sin embargo, la historia muestra que las empresas de fracking y shale renacen tan rápido como sube el petróleo. EEUU tardó poco más de dos años en recuperar su nivel previo de producción tras la debacle del precio del crudo entre 2015 y 2016. Además, el breakeven de las empresas de shale es cada vez más bajo por las mejoras tecnológicas y de eficiencia, que permiten extraer y perforar más con menos.

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