
Cinco años después de conocerse la decisión del Banco Nacional de Suiza de dejar al franco fluctuar libremente, el sentimiento de sorpresa que generó en propios y extraños del mundo de los mercados financieros sigue recordándose con vehemencia. Sobre todo, al haber pasado ya un tiempo prudencial para valorar las consecuencias que ha generado.
"El banco nacional ha llegado a la conclusión de que mantener el tipo máximo de cambio para el franco suizo frente al euro ya no está justificado", aseguraba por aquel entonces el presidente del Banco Nacional de Suiza, Thomas Jordan, quien aseguraba que la sobrevaloración del franco había disminuido mientras había estado presente la política del tipo máximo de cambio, lo que había favorecido que la economía se aprovechara de esta fase "para adaptarse a la nueva situación".
La conmoción en los mercados se hacía palpable ante el movimiento radical e inesperado de la entidad central helvética, que llevaba en aquel entonces los tipos de interés de los depósitos bancarios hasta el -0,75% desde el -0,25% previo y que, a su vez, anunciaba que abandonaba su política de mantener un tipo de cambio máximo para el franco, que hasta entonces estaba estipulado en 1,20 unidades por euro. Esta última medida era una de las intocables de su política monetaria y se estableció en el peor momento de la crisis de la zona euro en 2011.
En apenas unos minutos se generó una gran volatilidad en los mercados que se vio reflejada en una fuerte revalorización del franco frente al euro y frente a sus diez divisas más negociadas.

De hecho, el cruce entre la moneda helvética y el euro se fue rápidamente por encima de la paridad entre ambas divisas y el temor a que alcanzara niveles más elevados se hizo más que palpable por momentos a pesar de que con el paso de los meses este movimiento se fue atenuando, dejando al franco cotizando en un rango de movimiento ligeramente superior al que oscilaba el cruce antes de las medidas adoptadas por Thomas Jordan, máximo responsable por aquel entonces de la política monetaria de la entidad (a mediados de 2015, el franco se había anotado un 16% frente al euro desde enero).
La bolsa suiza también reaccionaba con cambios bruscos. Su principal índice bursátil, el SMI, el selectivo que reúne a las 20 compañías más grandes de Suiza, cerró la jornada con bajadas del 8,48%, despidiendo así su peor sesión desde 1991, mientras las empresas más exportadoras del selectivo penalizaban su comportamiento.
Empresas como Swatch vivieron un día de "auténtico tsunami" con caídas de hasta el 15%, mientras su CEO, Nick Hayek aseguraba que la decisión le dejaba "sin palabras" por ser "un desastre para las exportaciones y el turismo", lamentaba.
El europeo gana
No obstante, siempre hay diferentes prismas con los que observar la realidad. Para un inversor europeo, los movimientos en materia de política monetaria efectuados en el país centroeuropeo han favorecido que las compañías del índice más importante del país se hayan revalorizado más de un 30% desde entonces. Un porcentaje superior al registrado por las compañías del EuroStoxx 50, por ejemplo, o que los componentes de otros selectivos de calado cómo el FTSE 100 británico, el MIB italiano, el PSI 20 portugués o incluso el Ibex 35, que se ha mantenido casi plano en el mismo periodo de tiempo.
Un movimiento que ha favorecido que las compañías suizas se mantengan como las más grandes de Europa por capitalización. No en vano, las tres firmas más grandes que cotizan en el Stoxx 600, tienen pasaporte helvético: Nestle, Roche y Novartis.

Todas ellas capitalizan entre 200.000 y 300.000 millones de euros, algo a lo que fuera de las fronteras suizas solo se acerca el grupo de lujo francés LVMH, resultante de la fusión de las dos grandes empresas de moda, Louis Vuitton y Moët Hennessy.
Pese a todo, ellas no son las más alcistas del selectivo suizo desde que el Banco Nacional de Suiza abandonó su política de mantener un tipo de cambio máximo para el franco. La multinacional suiza de productos químicos y biotecnología, con sede en Basilea, Lonza Group, es quien se ha convertido en este sentido en la más alcista del selectivo al multiplicar su tamaño por más de 3 desde enero de 2015.
Y un comportamiento similar ha tenido su competidora más directa, Sika, cuyos productos van destinados a sectores de construcción y automoción, que ha visto cómo sus acciones se revalorizan cerca de un 250%.
En la cara opuesta de la moneda se posicionan las firmas dedicadas al ámbito bancario. Las archiconocidas UBS y Credit Suisse no han conseguido mejorar el comportamiento de sus homólogas europeas y al calor de una política de tipos que penaliza su modelo de negocio han registrado descensos en el parqué en el último lustro, favoreciendo su pérdida de nivel en el ranking de compañías más grandes de Europa. De hecho, ninguna de ellas se encuentra ya entre las 50 más grandes del selectivo que aúna a las 600 firmas de más envergadura en Europa.
Caídas de beneficios
Donde sí se ha dejado sentir el efecto de una divisa más fuerte -el franco sube un 12,5% desde enero de 2015 hasta hoy- es en el beneficio neto de las compañía establecidas en Suiza. El "tsunami para los exportadores y el turismo, y finalmente para el país entero" que avanzaba el consejero delegado de Swatch, Nick Hayek, el mismo día que se anunciaba el fin de la flotación sucia del franco ha tenido reflejo en las cifras de beneficios de las compañías suizas cotizadas en el mercado.
Sobre todo en las más exportadoras. Según las cifras recogidas desde FactSet, los beneficios que han acabado registrando las compañías del SMI en 2015 y en los años posteriores han sido 100.000 millones de euros inferiores a las que la media de firmas de inversión pronosticaba antes de que el banco central suizo tomara la más polémica de sus últimas decisiones.
De hecho, 14 de las 20 firmas del SMI acabaron registrando en 2015 un beneficio neto inferior al que se esperaba que presentaran ese año, y como era de esperar Swatch, una de las firmas más exportadoras del selectivo fue una de las que más se desvió de las estimaciones de los expertos, cerca de un 30%.
Y es que las empresas suizas menos defensivas dedicadas a la exportación, como el fabricante de relojes o Compagnie Financière Richemont (dedicada a la fabricación de relojes, joyas, instrumentos de escritura y ropa) se han visto seriamente afectadas por la evolución del franco suizo ante la posible pérdida de competitivad de sus bienes frente a los producidos fuera del país helvético. No en vano,ante una revalorización de su moneda, el precio de sus bienes y servicios se vería incrementado de forma notable para los importadores extranjeros ya que Suiza es un mercado pequeño en el que sus grandes firmas logran gran parte de sus ingresos del exterior.
Un activo refugio
La decisión del SNB de eliminar el límite de cotización del franco suizo respecto al euro vino acompañada de una intervención de manera continua en el mercado de divisas y, sobre todo, con unas tasas de interés en el -0,75%, las más negativas del mundo.
"Esta medida se lleva a cabo para mantener al franco suizo bastante controlado ante la intervención de los inversores por su condición de activo refugio"
"Esta medida se lleva a cabo para mantener al franco suizo bastante controlado ante la intervención de los inversores por su condición de activo refugio", señalan los expertos de IG España. Y es que, la divisa helvética es uno de los activos, junto con el oro o el Bund al que más acuden los inversores en momentos aversión al riesgo.
El ejemplo más reciente de este comportamiento se ha podido observar en los últimos compases del mes de enero, en los que las noticias sobre las víctimas mortales que ha causado ya el coronavirus, la búsqueda de un tratamiento para su curación y las medidas para contener su avance han tenido una relevancia elevada en el panorama económico.
La distensión que se ha podido apreciar en este sentido en las principales bolsas de Europa durante la última semana ha derivado en una menor demanda del franco. "El franco suizo ha detenido su racha ganadora más larga en unos 20 meses, ante los menores temores que propicia el coronavirus", aseguran desde Bloomberg, mientras apuntan a que el euro ha registrado una de sus semanas más fuerte frente a la moneda suiza de los últimos meses.
Y es que, el brote del coronavirus en China y las recientes tensiones entre EEUU y Oriente Medio, parecen ser ya cosa del pasado para los inversores.
Nestle
La compañía más grande de Europa tiene pasaporte suizo. La multinacional de productos alimentarios y bebidas capitaliza más de 300.000 millones de euros y ha visto como su tamaño se elevaba en casi un 45% desde que el Banco Nacional de Suiza decidió abandonar su política de mantener un tipo de cambio máximo para el franco. Un crecimiento que ha venido acompañado de un alza en sus ganancias del 6% de media en el último lustro.
Roche
La farmacéutica, que tiene en España uno de sus principales focos para la investigación de sus futuros medicamentos, se ha disputado con su compatriota alimentaria el cetro de firma más grande de Europa durante el último lustro. Su comportamiento en bolsa ha sido, eso sí, más discreto que el de Nestle desde la histórica decisión del BNS, pero aún así ha dejado beneficios del 40% en el bolsillo del inversor europeo que entrará en ella hace cincos años.
Novartis
Cerrando el podio de empresas más grandes del Viejo Continente se encuentra otra compañía farmacéutica, Novartis. Las acciones de la empresa presidida por Joerg Reinhardt cotizan en máximos históricos después de acumular un rally cercano al 50% desde mediados de 2018, momento en el que decidió vender la participación en la sociedad conjunta que mantenía con GSK, que le generó un impacto extraordinario positivo de 4.889 millones de euros.
UBS
Las financieras suizas no han podido desligarse del comportamiento de sus homólogas europeas. En un contexto de tipos negativos que penaliza los márgenes de su negocio, UBSha visto como su beneficio se quedaba estancado en los últimos años en los 3.800 millones de euros, cifra similar a la registrada en 2015 ante las condiciones de mercado, la débil actividad de los clientes y la dura competencia de sus rivales yankees.
Compagnie Financière Richemont
Dedicada a la fabricación de relojes, joyas, instrumentos de escritura y ropa, Compagnie Financière Richemont ha sido una de las grandes penalizadas en bolsa en el último lustro. Sus acciones se han dejado un 18% en cinco años, provocando su salida del rankinge de las 50 firmas más grandes de Europa, aunque eso sí, sus ganancias netas se han visto incrementadas en un 20% en el mismo periodo de tiempo.
Credit Suisse
La cotización del segundo banco suizo por capitalización, Credit Suisse, se ha visto afectada en las últimas horas por la dimisión de su consejero delegado, Tidjane Thiam, tras el escándalo de espionaje que ha protagonizado. Su salida de la compañía y las caídas que ha registrado en bolsa en las últimas horas, son el colofón para una firma que ha visto como su tamaño se ha visto mermado en más de un 30% en el último lustro.